De seguro, usted se ha dado cuenta de que en los últimos años el mundo laboral está en constante cambio debido a la velocidad en la que avanza la tecnología, la transición energética y las variaciones económicas.
A su vez, el avance de esta genera unas demandas en empleos que las nuevas generaciones deberán cubrir para no quedar rezagados y evitar el crecimiento de brechas.
Para ello se deberán formar en competencias específicas para asumir los cargos que se van abriendo camino por la generación de estas nuevas necesidades.
Y es que, según el Informe Futuro del Empleo del Foro Económico Mundial 2025, en esta década se crearán aproximadamente 170 millones de empleos, un 14 % más de los que hay actualmente.
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Pero a su vez, 90 millones de roles se extinguirán, por lo que el llamado a la fuerza laboral es para la adquisición de nuevos conocimientos y las habilidades necesarias para que ejerzan estos cargos.
Para Carlos Mario Molina, exdirector nacional del Sena y consultor empresarial, es muy importante que, si bien estas nuevas camadas de trabajadores no sean técnicos propiamente en lenguaje de programación, sí tengan mucha claridad conceptual sobre este, porque esa va a ser una herramienta valiosa en los próximos años.
Molina añadió que es indispensable, además, que desde la academia se diseñen espacios como bootcamps, modelo de aprendizaje intensivo para aprender de forma ágil nuevas habilidades.
“Bajo esta modalidad, en seis meses un joven puede aprender a manejar cualquiera de los siete lenguajes de programación más importantes, ya sea Java, JavaScript, Python, .NET, HTML y CSS”, dijo Carlos Mario.
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Habilidades blandas que buscan las empresas
Según el exdirector del Sena, hay siete habilidades que cualquier profesional debe desarrollar para adaptarse al mercado laboral. Aquí las explicamos de forma sencilla:
- Trabajo en equipo: no es solo colaborar, sino saber escuchar, aportar ideas y resolver problemas en conjunto. Trabajar bien con otros es esencial en cualquier empresa.
- Adaptabilidad al cambio: el mundo laboral evoluciona rápido, y quien se adapta mejor tiene más oportunidades. Se trata de aprender nuevas herramientas, asumir retos y salir de la zona de confort.
- Pensamiento crítico e innovador: no basta con seguir instrucciones. Se valora a quienes analizan situaciones, cuestionan lo establecido y proponen soluciones creativas.
- Comportamiento ético: más que cumplir normas, es actuar con responsabilidad, respeto y transparencia en cualquier entorno laboral.
- Expresión oral y escrita: saber comunicarse bien marca la diferencia. Explicar ideas con claridad, ya sea en un correo, una reunión o una presentación, es vital para destacar.
- Puntualidad: no se trata solo de llegar a tiempo, sino de cumplir con lo prometido y organizarse bien para entregar resultados cuando se esperan.
- Inteligencia emocional: entender y manejar las emociones propias y las de los demás ayuda a evitar conflictos, trabajar mejor en equipo y tomar decisiones con cabeza fría.
En pocas palabras, las empresas buscan personas que no solo sean buenas en su trabajo, sino que también sepan relacionarse, resolver problemas y adaptarse a cualquier situación.
Competencias que deberán fortalecer los jóvenes para los empleos del futuro
De otro lado, Carlos Mario propuso que las academias deberán hacer mayor énfasis en fortalecer competencias como análisis de datos, machine learning, internet de las cosas, biotecnología, manejo de drones, impresión 3D, entre otras.
“El sistema educativo debe replantear sus modelos hacia formaciones más cortas y flexibles. Los jóvenes ya no quieren pasar cinco años en una universidad para adquirir una competencia, cuando pueden obtenerla en un año a través de plataformas online, muchas de ellas gratuitas, y acceder rápidamente al mercado laboral”, señaló el exdirector del Sena.
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La academia, a repensar nuevos modelos de negocio
Por último, dejó la reflexión de que las academias también deben repensar su modelo de negocio, pues con la reducción que ha habido año tras año en las matrículas, el negocio ahora se podría centrar en la actualización de conocimientos de sus egresados.
“Ahí está el futuro del negocio, en hacer upskilling y reskilling —estrategias de capacitación que ayudan a los trabajadores a aprender nuevas habilidades o a perfeccionarlas— ese talento humano que pasó por este claustro universitario, pero que necesita una actualización de sus conocimientos en cursos cortos para que logre mantener su rol laboral en este mundo de la Cuarta Revolución Industrial”, finalizó.
