Nos sobran razones y motivos para sentirnos orgullosos. Hoy Antioquia alberga experiencias relevantes e inspiradoras de éxito en diferentes sectores que se constituyen en catalizadores, palancas de crecimiento y bienestar colectivo hacia el futuro. Por esa razón hemos invitado a nueve grandes hombres y mujeres para que con sus análisis enriquezcan un ejercicio que, basado en logros colectivos e individuales, nos inspire a mirar al futuro con optimismo; un ejercicio que nos invite a reconocer que son más las cosas buenas que nos unen que las malas que nos separan; nos invite a reconocer en nuestra diversidad una fuente de inspiración y respeto hacia el otro, y nos anime a aprender de los logros y los éxitos de personas sencillas y humildes, pero talentosas y decididas. Los queremos invitar a un optimismo que no sea ajeno a los retos que afrontamos, que reconozca que el mundo cambia de manera acelerada, pero donde siempre miremos el vaso más lleno que vacío: a eso llamamos ser un optimista realista.
A lo largo de esta edición especial, con motivo del aniversario 107 de EL COLOMBIANO, queremos inspirar al lector para que tome su posición, se trata de poder poner en un mismo documento una compilación testimonial de lo que jóvenes maravillosos han logrado a través de la educación como motor de transformación del ser humano; es poder engrandecer la labor de esos cerca de 200.000 empresarios, grandes, medianos y pequeños, que con su trabajo arduo y dedicado han construido prosperidad colectiva, lo hacen conscientes de su responsabilidad social y ambiental, y que trabajan de la mano con sus gobernantes y la academia para construir una sociedad próspera para todos, más allá del interés particular. Antioquia alberga la gran empresa, la mediana y la pequeña, y así mismo es el lugar donde se han originado organizaciones ejemplares de gran trayectoria del sector bancario, energético, cementero, asegurador, de alimentos, de transporte, de la cadena textil y confecciones, de comercio y de las grandes superficies, entre muchos otros. Un buen número de estas hoy convertidas en multilatinas que se han expandido más allá de nuestras fronteras y son muestra de nuestro empuje, tesón y capacidad.
Este viaje pretende poder vislumbrar las enormes oportunidades de bienestar colectivo y equidad que se derivan de la transformación que inversiones en infraestructura en construcción por más de 16 billones de pesos traerá a nuestra región, para hacerla más competitiva y conectarla con el resto del país y con el mundo de manera eficiente; es poder inspirarnos en los ejemplos de emprendedores exitosos que se proyectan al mundo apoyados en un ecosistema innovador único. Valorar que somos un caso de éxito donde convergen, como en pocas partes, las conversaciones entre la universidad, el Estado y la empresa; es poder soñar en la prosperidad y bienestar común que puede generar la agroindustria, potenciando los cultivos donde somos competitivos tradicionalmente como café, flores y banano, con otros que aparecen como maravillosas alternativas emergentes como el aguacate, la gulupa o el mango.
Tenemos ejemplos de instituciones de salud que son motivo de orgullo y que surgen de la generosidad infinita de filántropos y humanistas que representan la grandeza de nuestra gente, pero tenemos al mismo tiempo grandes desafíos en ese campo. Hemos construido universidades públicas y privadas e institutos tecnológicos de primer nivel, mejorando sustancialmente la cobertura en educación, y al tiempo afrontamos retos como entender que necesitamos un sistema educativo que se adapte a las necesidades de esa cuarta revolución para desarrollar las competencias que conviertan a nuestros jóvenes en ciudadanos del mundo, reconociendo simultáneamente que el conocimiento se ha democratizado, y que con el avance en la expectativa de vida y cambios demográficos necesitamos un sistema educativo que permita al adulto seguir educándose y aportando, y al joven desarrollar más y mejores competencias para el trabajo en equipo, la comunicación asertiva y el bilingüismo.
Vivimos en un mundo fascinante, dinámico e impredecible; lleno de oportunidades, oportunidades que, si sabemos identificar y gestionar nos harán mejores como personas, pero sobre todo como sociedad.
Como ven, nos sobran razones y motivos para sentirnos orgullosos. Antioquia cuenta con experiencias relevantes e inspiradoras de éxito en diferentes sectores, con una tradición soportada en valores, con historias que nos inspiran, que se constituyen en catalizadores de crecimiento y prosperidad, para que construyamos un mejor mañana para nuestros hijos. A ellos les pertenece el futuro. Es tiempo pues de enaltecer todo lo bueno que nos está pasando, es simultáneamente tiempo de reconocer los cambios sociales, demográficos y tecnológicos, para ver en ellos un océano de oportunidades, no solo un vaso medio lleno; los invito a contagiarnos de optimismo realista.