Cuando Luz Elena Ceballos y Héctor Palmezano afirman que Tomás, su hijo, aprendió primero a montar bicicleta que a hablar, no exageran. Con tan solo dos años el niño se montó a una bici y ayudándose con las paredes de la casa, se desplazó una y otra vez hasta que aprendió a manejarla.
Luego, cuando tenía cuatro años, incursionó en el BMX gracias a que Carlos Quintero, un vecino mayor (14 años) entrenaba y le empezó a enseñar cómo practicar esta disciplina. Los papás, que no sabían nada de este deporte, tuvieron que indagar y desde que Tomás cumplió 5 años lo llevaron a la liga para que empezara sus entrenamientos.
Desde entonces, el deportista que actualmente tiene 16 años no se ha bajado de su cicla y con la inspiración de la medalla de oro que ganó Mariana Pajón en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, emprendió su carrera en la que ha logrado ser campeón nacional en cinco ocasiones y cuarto en el mundo.
Tomás nació en Cali pero se radicó con sus padres desde hace cinco años en Medellín, pues su sueño era estar junto a los mejores para subir su nivel y así lo ha logrado. Lo que nunca se imaginó fue que, en 2023, una llamada del Comité Olímpico Colombiano le iba a cambiar su perspectiva en el deporte.
La llamada era para invitarlo a hacer parte del grupo juvenil que el país quiere proyectar en los deportes de invierno, algo que tuvo que decidir en corto tiempo, pues tan solo tuvo tres días para dar el sí.
A partir de ese momento han pasado ocho meses en los que Tomás ha ido a un ritmo frenético: primero viajando a Nueva York para comprender la especialidad, luego a Corea del Sur para conocer la pista de competencia y adaptarse a ella; posteriormente a Noruega a iniciar el proceso de clasificación a los Olímpicos, y de nuevo a Corea y Austria donde alcanzó el tiempo para integrar la Selección Colombia que estará en los Olímpicos Juveniles de invierno.
“Todo ha sido a una velocidad increíble, ahora en verano me dedico al BMX, deporte en el que quiero ser tres veces campeón olímpico, y en invierno viajo para practicar skeleton”, comenta el joven que tiene claro su futuro en cada una de las disciplinas que compite, y en la vida.
Aún tiene viva la sensación de miedo y adrenalina que sintió cuando hizo el primer lanzamiento, y la felicidad que experimentó cuando terminó su primer recorrido sobre el trineo. Por eso está convencido de que se dedicará a las dos disciplinas, tratando de ser el mejor.
La adaptación al skeleton ha sido fluida, lo que sí le ha costado es no ganar, pues estaba acostumbrado a ser rey del BMX y ahora, en el hielo, ha tenido que, como se dice popularmente, “pagar derecho a piso”. Pero eso no lo desanima, al contrario, está convencido que quiere llegar lejos con el grupo de invierno.
Ya tiene listas las maletas y este sábado viajará a Corea del Sur, donde se encontrará con el entrenador Carlos Quintana, el delegado Sebastián Uprimny y sus compañeros de equipo Isabela Vargas, Isabella Caicedo, Juliana Castaño y Samuel Jaramillo, clasificados a las justas por Colombia.
Las competencias arrancarán el 19 de enero y la meta de Tomás es lograr su mejor registro y, por qué no, dar una sorpresa para estar en los primeros lugares de la clasificación con Colombia, un país tropical que busca brillar en el hielo.
Qué es el skeleton
El skeleton es un deporte de invierno que consiste en deslizarte en un trineo por una cuesta o pista. La clave es conseguir un tiempo mínimo y los especialistas afirman que, entre más explosiva sea la salida del deportista, mejor será el resultado.
La dirección del trineo la da el atleta que con su cuerpo y propio peso va guiando el recorrido. Generalmente se hace de manera individual, pero existe también la modalidad de pareja mixta.
Para practicar skeleton se requiere un trineo, un traje especial (fibra sintética, que sea lo más acolchado y aerodinámico posible), casco y los zapatos con suela claveteadas para favorecer el arranque en el hielo.
