En el ciclismo hay ganadores y héroes silenciosos. Los primeros se roban los focos de las cámaras y la admiración de los seguidores; los segundos casi siempre pasan inadvertidos después de una ardua labor en carretera, a pesar de ser los que le pone el pecho a la brisa, al infernal calor, al intenso frío, a la fastidiosa lluvia que en ocasiones chuza, como alfileres, la humanidad del deportista.
Estos, sin la atención mediática suficiente, reciben palmaditas en la espalda de sus directores de equipo y uno que otro abrazo de aquellos hombres a los que ayudaron a quedar grabados en los libros de las grandes conquistas.
Sepp Kuss, como pocos, tiene el privilegio de estar en ambos grupos. De coequipero disciplinado pasó a ser un gran campeón. Y lo mejor, querido y respetado por el pueblo.
El estadounidense, que cumplió 29 años de edad durante la Vuelta a España el día que por poco pierde el liderato en el Col du Tourmalet, luego de que sus propios jefes de filas (Jonas Vingegaard y Primoz Roglic) lo atacaran sin necesidad en la temible montaña de los Pirineos franceses, es la reivindicación del gregario, del que nunca gana pero que se “mata” por los demás tratando de hacer bien el llamado “trabajo sucio”, el de la lucha constante.
Premio al sacrificio
En la edición 78 de la ronda ibérica que acabó este domingo en Madrid, Kuss recogió el fruto de años de sacrificio al terminar en el primer lugar del podio. A su derecha lo acompañó Vingegaard, subcampeón, y a la izquierda, Roglic, tercero.
Kuss, el hombre de sonrisa tímida y cachetes rosados, nació en Durango, Colorado. Desde juvenil fue amante de los saltos de esquí y nórdico, especialidades que, confiesa, son más difíciles que el mismo ciclismo y que practicaron sus padres, Sabina y Dolph, quien fue entrenador de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sapporo, Japón-1972 e Innsbruck, Austria-1976.
Fue gracias al deporte de la nieve que conoció el ciclismo para adquirir más fondo en sus piernas, pero como las competencias eran más cortas, eligió el pedalismo porque se corría todo el año.
Cuando estaba en la universidad empezó a interesarse más por la bicicleta, aunque comenzó en una de llantas gruesas, la de ciclomontañismo, con la que ganó tres campeonatos nacionales. Eso sí, sin descuidar el estudio, en el que se graduó como publicista en 2017.
Un año antes había dado el salto al ciclismo de ruta con el elenco amateur Gateway Harley Davidson-Trek, del que pronto salió para ser contratado por el Rally Cycling, en el que, tras gratos resultados, fue fichado dos años después por el Jumbo-Visma.
Este elenco domina la escena mundial gracias, en gran parte, a los fuertes e imponentes pedalazos de Kuss.
Por carreteras de Antioquia
A comienzos de 2023, como ya era costumbre los últimos dos años, a Sepp Kuss se le vio en una tienda del Oriente antioqueño tras un arduo entrenamiento, comiendo huevo, arepa con quesito y tomando soda.
Este domingo, nueve meses después, en Madrid, se le observó tomando champaña como fruto de su sorprendente título en la Vuelta a España, el primero de un estadounidense tras la conquista de Chris Horner en 2013.
“Quiero agradecerle a la gente de Colombia. Mis entrenamientos en Antioquia han sido la base de esta temporada con tres grandes vueltas. Estuve tres semanas para prepararme y para mí fue algo genial. La gente, los recorridos, la comida y las frutas fueron algo estupendo”, expresó el norteamericano minutos después de sentirse vencedor en la prueba española.
Una máquina del pedal
En las últimas grandes vueltas que estuvo Kuss, el Jumbo fue protagonista o aplastó prácticamente a sus demás rivales.
En las vueltas a España 2019, 2020 y 2021 venció Roglic. En el Giro de Italia 2019 el esloveno fue tercero y en 2023 terminó primero; y en el Tour de Francia de 2020, Primoz fue segundo, y en los de 2022 y 2023 el campeón fue Vingegaard.
En España, estos dos hombres no le hicieron fácil el camino a Sepp después de que asumiera el liderato en la fracción ocho, en Xorret de Catí, pero finalmente terminaron arropando a su gregario de lujo para devolverle favores y festejar en la exigente carrera.
Quizá esta Vuelta a España fue la más dura de los últimos años, pues en acción hubo corredores de gran prestigio.
Aparte de Primoz y Jonas, actuaron el belga Remco Evenepoel, quien no pudo defender el título; el inglés Geraint Thomas, el ruso Aleksandr Vlasov, el galo Romain Bardet, el local Mikel Landa y hasta el colombiano Egan Bernal.
Todo esto le da más valor al título de Kuss que, siendo líder de la carrera, siempre se mostró respetuoso, humilde y sin malos gestos hacia sus compañeros, los que lo pusieron en aprietos cuando la carretera se empinaba.
El miércoles pasado, en la cima del Angliru, Kuss, con la camisa roja de comandante de la prueba, se montó en el asiento de copiloto del auto del equipo Jumbo camino al hotel de concentración. Por el retrovisor vio que su jefe de filas, Roglic, se iba a subir al auto y le abrió la puerta para que se montara adelante, respetando, por decirlo así, el lugar donde debe ir el patrón de la escuadra.
“No, no, quédate ahí”, le contestó el esloveno, quien se fue a la parte de atrás.
“Ya no soy alguien en la sombra”, dijo el gregario más fuerte en los últimos años, a quien el propio Bernal, campeón del Tour-2019 y Giro-2021, considera “el mejor escalador del pelotón actual”.
En la Vuelta Kuss dio ejemplo de tenacidad, caballerosidad y grandeza. Un súper humano que también está ya en el libro de los campeones.
Todo esto le da más valor al título de Kuss, que hasta siendo líder de la carrera, siempre se mostró respetuoso, humilde y sin malos gestos hacia sus compañeros, los que lo pusieron en aprietos cuando la carretera se empinaba.