A diferencia de la mayoría de pilotos no solo de Colombia sino del mundo, Pablo Jequier Moreno no se inició en el mundo del automovilismo compitiendo en karts sino trabajando como mecánico y, por las noches, cuando terminaba su jornada laboral, practicando en videojuegos.
Ahora, con 21 años de edad, es otra de las revelaciones de este deporte en el país, del que se fue en silencio pero sus gratos resultados ya le empiezan a dar eco a su nombre.
En 2023 fue una de las figuras de la Ginetta GT Championship de Inglaterra, donde logró un triunfo y cinco podios.
Tras esos logros, en 13 carreras que disputó con el equipo Race Car Consultants, Pablo fue fichado por el equipo Oldfield Motorsport para competir esta temporada en la United Formula Ford, un campeonato que, como expresan sus voceros, incluye una exposición en los medios de comunicación local, cobertura televisiva y online en directo, contacto con aficionados y mayores oportunidades de patrocinio, un privilegio con el que sigue soñando por una de sus metas: ser campeón del FIA World Endurace Champions, campeonato de resistencia.
Motivado por seguir los pasos de su ídolo de infancia, Juan Pablo Montoya, Jequier, a quien se viene identificando por su carácter, valentía, habilidad y determinación a la hora de correr, viajó a los 18 años a Lees, Inglaterra, con la firme convicción de convertirse en piloto profesional. Y con esfuerzo, arrojo y talento abona a ese camino en medio del interés internacional que ya está generando.
“El 2023 fue mi primer año compitiendo en Inglaterra y profesionalmente se puede resumir como progreso y trabajo duro. Cada circuito era una experiencia nueva y a medida que avanzaba el año me acercaba cada vez más a los corredores más experimentados que tenía delante”, indicó Pablo.
Sin perder el enfoque
De sus inicios, antes de ingresar al equipo que le dio la oportunidad de competir en Inglaterra, cuenta que trabajaba en un taller de autos más de nueve horas al día, donde aprendió bases sólidas como piloto. Además, con lo que ganaba, pagaba las pruebas que reglamentariamente debe hacer con el vehículo antes de competir.
Luego, en la noche, “llegaba a practicar en su simulador en medio de la soledad de un país diferente al suyo, sin familia y amigos, pero con convencido de que el talento no sirve de nada si no hay disciplina”.
El piloto, que pertenece a la academia iZone, recuerda el gran sacrificio que debió hacer para mantener vivo el sueño de escalar en el deporte.
“Una cosa es querer ser piloto y otra mantenerte para estar al nivel de la competencia. El principal sacrificio que hice fue abandonar la adolescencia. Llevo una vida diferente a la que tienen todos mis amigos, simplemente el enfoque es entrenar y olvidar cualquier tipo de distracciones”, dijo el hijo de Bertrand Jequier, suizo-francés, y María Moreno, boyacense.
“No tuve la oportunidad de practicar, desde pequeño en karts. Es más, probé por primera vez un auto de carreras a los 16 años. Y luego, para conducir autos, lo único que podía hacer era hacerlo de manera virtual jugando en simuladores”.
Y su paciencia y trabajo le vienen dando frutos en un deporte duro no solo por el tema financiero que se requiere para poder correr sino por la exigencia de la competencia.
“Esto es sólo el principio de mi carrera profesional, estaré más fuerte este año, con el objetivo de ser campeón, seguir representando a Colombia y subir a los podios para ver izar la bandera del país”, añadió Pablo quien le expresa a los que se abren paso en el mundo del automovilismo que tengan disciplina y consistencia, bases con las que viene acelerando hacia el éxito deportivo.