En los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018 en Argentina, Daniel Restrepo García hizo sonar el himno nacional tras conquistar dos medallas de oro en trampolín de 3 metros individual y en mixto. Ahora prepara su estreno en la categoría mayores y se ilusiona con otra buena presentación, consciente de que en Japón el reto será mayor.
Su preparación transcurría sin problemas, pero al regresar de la Copa Mundo de Tokio, a principios de mayo, resultó contagiado de covid-19. A diferencia de muchos atletas de alto rendimiento atacados por el virus, que fueron asintomáticos, a él la enfermedad lo golpeó.
“No sé con claridad dónde me contagié. Llegué de Tokio y al poco tiempo empecé con los síntomas. La verdad, qué enfermedad tan brava”, dice el antioqueño que ya retomó los entrenamientos.
El episodio quedó atrás para él y aunque debió permanecer inactivo durante dos semanas, confía en la memoria atlética de su cuerpo y en la fuerza mental que posee. “Me ha dado duro la recuperación, pero debo enfocarme en lo mío, entrenar fuerte para hacer una buena presentación en las olimpiadas”.
Daniel tiene 21 años y su vida transcurre entre el deporte y la música. Del niño que un día sus padres inscribieron en clases de natación para buscarle solución a un problema de hiperactividad y déficit de atención, y que también fue taekwondoga (cinturón negro), mucho ha cambiado.
EL COLOMBIANO habló con este campeón mundial juvenil de clavados (2018) sobre sus planes, expectativas y aspectos que hoy lo ocupan.
¿Qué enseñanzas le deja esta pandemia?
“Me ha permitido conocerme más, compartir en familia y dedicar más tiempo para mí. Es algo complicado, porque yo traía un ritmo normal: practicaba deporte, estudiaba y me reunía con los amigos. Un atleta, como toda persona, tiene su vida social y eso no es malo si hay responsabilidad. Ahora hay que extremar los cuidados, pero uno necesita de los amigos. Si uno solo está pensando en los clavados, la cabeza se satura”.
¿Cree que lo afectó ese receso obligado que tuvo?
“Puede que sí por el tiempo que no entrené, por el contagio de covid-19. Sin embargo, el cuerpo tiene memoria. Lo que sigue es estar juicioso, recuperar fuerzas y tomar precauciones para que este tipo de cosas no vuelvan a pasar”.
Usted es de los más jóvenes de la delegación colombiana que irá a Juegos. ¿Eso qué significa?
“Un reto muy grande y me llena de orgullo, no cualquiera se da el lujo de ir a unos Olímpicos y más siendo de los menores. Será algo nuevo para mí y espero hacer buen papel. Es otro desafío, no para mirarlo como del otro mundo, pues uno no puede dejarse enloquecer. Eso sí, hay que estar centrado en la competencia”.
¿De qué manera le aportan sus compañeros que ya tienen más experiencia?
“Me dicen que esté tranquilo, que no me estrese mucho por las pruebas y que haga lo de siempre: buen trabajo y entrenamiento juicioso. Entre todos nos apoyamos para llenarnos de fortaleza y confianza”.
¿Qué le ha dado la madurez que hoy irradia?
“El mismo deporte da disciplina y responsabilidad, lo vuelve a uno más independiente y autónomo. Va adquiriendo un grado de compromiso en los viajes, en las concentraciones, en las competencias, porque uno se va solo con el equipo y la familia se queda”.
¿Cómo se imagina las justas, ya las visualiza?
“Por ahora hay que mantener la guardia arriba en cuanto al coronavirus y a los entrenos. Serán unos Juegos raros, diferentes e igual hay que meterles la ficha. El hecho de que vaya a ser sin espectadores en las tribunas no deja de ser un evento grande y emocionante. Hay que mantener la compostura y disfrutarse ese país”.
Usted tiene la ventaja de que conoce, compitió allá...
“Sí, es bonito, muy organizado, aunque no lo vi como algo del otro mundo. Pero fue emocionante cuando estuvimos en la piscina olímpica, un escenario súper bonito y chévere, grande. Esperamos hacer un buen papel”.
¿En qué siente que ha mejorado, cómo se proyecta?
“Una cosa viene detrás de otra, hay unas buenas, otras malas, tropiezos, pero han sido más las positivas y estas se reflejan en la evolución deportiva, en las medallas, resultados y eso es algo que pone la vara alta para mí y los demás colegas. Eso me motiva y me genera un reto para seguir logrando éxitos para Colombia en este deporte”.
¿Cuál es el papel de la familia en este proceso?
“Yo vivo con mis padres (Luci y Carlos Mario) y el apoyo de ellos ha sido excepcional, es muy importante. ¿A quién no le gusta eso?”.
¿Resalta algún entrenador en su proyecto deportivo?
“Todos me han aportado demasiado. Ninguno más que otro, aunque puede que unos sepan más, pero son iguales y así los veo yo. Wilson Molina y Yerry Jaramillo han sido personas claves y son unos tesos. Espero continuar con ellos para aprender día a día”.
¿En qué van sus planes académicos?
“Este año arranco la carrera de producción musical en el Salazar y Herrera. Desde pequeño me ha gustado, me metí a ese mundo y me quedé ahí, hice el curso de DJ, siempre ha sido una pasión. Me gusta la música, no toda porque no me voy a ocupar de cómo hacen la popular, mi enfoque estará en la electrónica, en las mezclas. Quiero hacer música nueva y en el futuro me veo metido de lleno en eso”.
Imagino que tiene un grupo de amigos con los que comparte esa afición...
“Sí, hay veces nos reunimos, armamos los parches como se dice. Tengo conocidos que son DJ y compartimos conocimientos y novedades. Es chévere porque también es ver crecer al parcero de uno. En este mundo se maneja mucha envidia, lo he visto en el deporte, y trato de alejarme de eso. Me encanta compartir con ellos”.
¿Qué tal se mueve en redes sociales?
“Me gustan, pero me parece que se vuelve tedioso grabar entrenamientos y contenidos diarios. Eso se presta para distraerse, cuando voy a la piscina no saco el celular, es una regla que no está escrita, pero que existe para mí. Trato de mover redes en la medida que pueda”.
¿Por qué los clavados?
“A medida que empecé a ganar campeonatos me enamoré de este deporte. A veces es duro, pero hay que tener disciplina. Entrenamos 6 horas diarias”.
Cuando está en el trampolín y salta, ¿en qué piensa?
“La mente está en blanco, no se puede pensar bobadas, no hay tiempo para eso porque hay que estar concentrado”.
¿Qué es lo más difícil del alto rendimiento?
“Mantenerse, los viajes, los entrenamientos... Hoy estás arriba y sos el mejor y mañana puedes caer y todo el mundo te juzga. De ahí la fuerza que se necesita para no declinar”.
¿Cuáles han sido sus mejores momentos?
“Cuando conseguí las medallas en los Olímpicos de la Juventud, la del Mundial juvenil (ambas en 2018) y la de los Juegos Panamericanos de Lima-2019, cuando obtuve la clasificación para Tokio. Son años de éxitos que te hacen pensar en luchar por cosas más grandes”.
¿Y vivencias difíciles?
“Muchas lesiones, momentos críticos, distracciones, pero uno tiene que saber para dónde va. Hay situaciones físicas y médicas que te sacan seis meses y debes parar, y retomar es demasiado complicado. Al comienzo, en pandemia, fue duro y crítico, mucha gente hizo un alto en el camino y tomó otro rumbo. La cabeza, a veces, juega malas pasadas”.
¿Qué proyecta en su vida?
“Soy del día a día, aunque pienso y visualizo muchas cosas, pero no me dejo llevar por la presión ni deslumbrar por lo que pueda pasar. Vivo el presente, no me estreso por lo que viene”