Andre Agassi, “El Kid de Las Vegas” cumple este miércoles 50 años. Medio siglo de una vida dedicada al tenis, un deporte que él mismo confesó que odiaba desde que su padre colocó una raqueta en sus manos cuando contaba dos años, pero en el que logró una “revolución” hasta convertirse en uno de los siete jugadores capaces de ganar los cuatro Grand Slams.
El “hombre de los pasitos cortos”, el de las pelucas para ocultar su alopecia, el extravagante jugador que usaba pantalones vaqueros cortos para saltar a la pista, que lucía pendientes y que incluso admitió que había tomado metanfetamina, disputó su último partido en aquel US Open de 2006 ante el alemán Benjamin Becker cuando tenía 36 años. Pero hasta entonces se había labrado ya un potente historial.
Es el único en la historia que ha ganado los siete títulos más prestigiosos en el tenis individual masculino: los cuatro del Grand Slam, el Masters, ahora denominado Finales ATP, la medalla de oro olímpica (Juegos de Atlanta 1996) y la Copa Davis (1990, 1992 y 1995).
En su biografía “Open”, firmada también por el premio Pulitzer J.R. Moehringer y publicada en 2009, muchas de sus verdades ocultas durante un tiempo quedaron al descubierto. Su temor cuando saltaba a la pista con peluca y temía que se le cayese era una de sus principales obsesiones.
“Me puse a rezar cuando calentaba antes de iniciar el partido (final de Roland Garros en 1990 contra el ecuatoriano Andrés Gómez). No era por la victoria, sino para que la peluca no se me cayera”.
El odio que sintió por el tenis, un deporte que le fue impuesto por su padre, Emmanuel “Mike” Agassian, que compitió en los Olímpicos de 1948 y 1952 representando a Irán en boxeo, marcó toda su carrera. “Todavía odio el tenis. Y ahora como entrenador, no tengo que amarlo. Mi trabajo es hacer que un jugador mejore sus actuaciones, se meta en su cabeza, entienda a quién tengo enfrente de él. Y aprendiendo de él”. Azuzado por su padre, Agassi tomó “Speed” sin saberlo hasta que su hermano Philly se lo advirtió. Después, cuando se debatía en los momentos más bajos de su carrera, hundido en el puesto 141 con una grave lesión en la muñeca, admitió que también había ingerido Cristal, como se conoce a la metanfetamina.
Rapado ya luciendo con orgullo su calva, Agassi y Steffi Graf se casaron en 2001 en Las Vegas con solo tres personas en la sala: el juez y las madres de ambos. Luego tuvieron dos hijos: Jaden Gil y Jaz Elle. La vida desde entonces cambió para él. Su fundación “Andre Agassi Para la Educación”, volcada en los niños parece haberle cambiado y mejorado.
Su frase “Juego al tenis como medio de vida pese a que lo odio, lo odio con una pasión secreta y siempre lo he hecho”, quedará en el recuerdo pero también su legado como un jugador rebelde, irreverente y simpático .