Por Wilson Díaz Sánchez
El DIM, que venía de un intenso trajín de competencias, tendrá esta semana la oportunidad de ajustar detalles que lo acerquen al modelo de juego que pretende el cuerpo técnico.
La última presentación, el 1-1 con La Equidad en el Atanasio, dejó optimista al técnico Hernán Darío Gómez, y consciente de la necesidad volver a ganar tras acumular cuatro empates consecutivos. Esa misión la intentará el próximo domingo frente a Águilas Doradas en Rionegro (5:35 p.m.).
En la tarea de pulir el módulo táctico y estratégico, el Bolillo cuenta con el aporte de Édgar Carvajal, un hombre en el que confía plenamente y a quien considera un técnico más en el equipo.
Desde hace casi 10 años se juntaron y aparte de compartir durante dos períodos en el Poderoso, trabajaron con las selecciones de Ecuador y Panamá, esta última a la que clasificaron y llevaron al Mundial de Rusia-2018.
La alianza Bolillo-Pánzer surgió después de que Hernán Darío vio el estilo y la exigencia de Édgar en los equipos de las divisiones menores del Medellín en los que jugaba su hijo Daniel, hoy también integrante del cuerpo técnico rojo.
“Somos una familia, no digo que Bolillo es mi papá porque se enoja, pero sí es como mi hermano mayor. Siempre está pendiente de mí, de mi entorno. La lealtad ha primado en esta relación profesional y eso es lo más importante, hay un gran complemento entre ambos”, apunta Carvajal.
El otrora mediocampista de contención agrega que su presencia en este colectivo no es por amistad ni por ser buena gente, sino por méritos y conocimiento de lo que hace. “Años atrás añoraba trabajar con Bolillo; para mí es una bendición y doy gracias a Dios por esta oportunidad”.