Didier Deschamps, uno de los tres hombres que fueron campeones del mundo como jugador y seleccionador de su país (los otros dos son Mario Zagallo y Franz Beckenbauer), fue el encargado de presentar este viernes, durante el sorteo de la fase de grupos, el anhelado trofeo que levantará el campeón del Mundial de Qatar 2022.
El francés, entrenador de la vigente campeona del mundo, entregó la copa de oro de 18 quilates que durante cuatro años estuvo en poder de los “bleus” y que desde el próximo 21 de noviembre, estará en juego en Qatar. Sin embargo, parece que para el seleccionador fue difícil desapegarse de ella.
Al cierre de su presentación en el evento, Deschamps, de 53 años, bromeó con el trofeo, lo que provocó la risa del público.
Antes de retirarse del escenario, el entrenador estiró las manos en señal de quererse llevar de nuevo el trofeo y, sonriente, desistió de la acción.
El gesto, además, despertó el lado “cabalero” de los fanáticos del fútbol, que en redes reaccionaron a la acción con el comentario de que la Copa “no se toca”.
Y es que de acuerdo a los protocolos de la Fifa, el trofeo del Mundial solo puede ser levantado y tocado por las selecciones campeonas y por los jefes de Estado y aunque Deschamps sigue siendo el entrenador campeón, la presentación se considera como “una entrega simbólica” de la escultura de seis kilos.
¿Cómo se devuelve el trofeo?
Al igual que con los protocolos de quien puede o no tocar el trofeo, la Fifa también dispone de un procedimiento para la entrega de la copa.
Por motivos de seguridad, la fecha de entrega no es de conocimiento público, pero lo que sí se sabe es que el trofeo es devuelto a Zúrich, (sede de la Fifa) en Suiza, por la selección campeona unos días después de su título.
Tras su retorno, el trofeo es trasladado a la sede de la compañía GDE Bertoni, en Paderno Dugnano, una localidad a las afueras de Milán en Italia.
GDE Bertoni es la empresa encargada de elaborar las réplicas exactas del trofeo que son entregadas a las selecciones campeonas. Pero en sus instalaciones, la escultura original recibe la restauración necesaria: se limpia y pule para finalmente ser devuelta a su “casa”, en Zúrich.