Adriana Posada y su esposo Juan David Yepes recuerda perfectamente del momento en que sus hijas Susana y Sofía se enamoraron del baloncesto. Fue hace ya más de una década, cuando las llevaron a ver los Juegos Sudamericanos que se realizaron en Medellín entre el 17 y el 30 de marzo de 2010.
En medio del evento, que fue histórico para la ciudad, la familia tuvo la oportunidad de presenciar el partido de baloncesto entre la Selección Colombia y Argentina. Y allí sus vidas cambiaron.
Desde ese día, la pasión por ese deporte fue creciendo y la familia comenzó una nueva faceta. Adriana cuenta que sus hijas iniciaron en la Liga de Baloncesto de Antioquia, luego hicieron parte de un club y con el pasar de los años y mucha dedicación, ambas llegaron a la Selección Colombia de Baloncesto.
Las rutinas no fueron fáciles: madrugar, trasnochar y viajar comenzaron a ser el día a día, que además había que alternar con trabajar y estudiar. La pasión de sus hijas se volvió un compromiso de familia y aunque necesitaron mucho esfuerzo y sacrificios, todo rindió fruto porque la familia en pleno se planteó el mismo objetivo: disfrutar de su deporte al máximo.
Adriana narra que ella y su esposo debieron acomodar sus rutinas laborales, académicas y sociales para poder acompañar a sus hijas, y aunque hubo momentos en los que no pudieron estar físicamente, siempre y de alguna forma, “aunque fuera de espíritu,” estaban presentes.
Pasó el tiempo y Sofía, la hija menor de Adriana, desistió de este estilo de vida y enfocar todo su esfuerzo en los estudios. Por otro lado, Susana decidió que el deporte sería su proyecto de vida, por lo que al graduarse del colegio consiguió una beca y ahora se encuentra estudiando la carrera de administración deportiva en Georgia, Estados Unidos, donde continúa siendo una deportista de alto rendimiento.
Sabemos que como la familia de Adriana, hay muchas otras que se deciden por el deporte como estilo de vida. Sin embargo, también es claro que no es una tarea fácil y que, como en el caso de los Yepes Posada, requiere de mucha dedicación.
Por eso, hablamos con la madre protagonista de esta historia y con profesionales del entrenamiento deportivo para ayudar a entender la dimensión de esta tarea. Además de Posada, Lina María Orrego Ramírez, psicóloga deportiva, y Jonatan Bustamante, entrenador de alto rendimiento y pionero en entrenamiento mental, nos contaron cuál es la mejor manera de apoyar a los hijos cuando se deciden por el deporte como estilo de vida.
Aquí les dejamos algunos tips que pueden ser de utilidad al momento de acompañar a los niños y jóvenes en sus carreras deportivas:
1. Todos coinciden en un consejo clave para los padres: “los papás son los papás”. Hay que dejar claro que el rol de la familia es acompañar y apoyar a los deportistas, no convertirse en entrenadores ni psicólogos. En ese sentido, Adriana aconseja a los padres gozarse este estilo de vida con sus hijos y disfrutar con ellos cada momento.
2. Competitividad desde la pasión, ¿cómo ayudarlos a ser los mejores? Para que su joven deportista sea el mejor en lo que hace no se debe complicar mucho la vida, hay un solo aspecto que debe tener en cuenta y lo demás llegará con el trabajo: cerciórese de que tenga pasión por lo que está haciendo. Si su hijo ama y disfruta el deporte que está practicando, será más fácil adquirir rendimiento personal.
3. ¿Cómo hablar del triunfo? Tanto para Jonathan como para Lina, es importante que el deportista, su familia y los entrenadores, tengan claro cuál es objetivo y el propósito de la actividad que está realizando el niño o adolescente.
Se deben plantear la pregunta de a dónde se quiere llegar y qué hay que hacer para lograrlo. El objetivo no necesariamente debe ser una medalla o un primer lugar, para cada deportista es diferente: para algunos puede ser solo participar, mientras que otros buscan romper sus propios récords. Si en medio de estos objetivos se logra un triunfo como un primer lugar o una medalla, se disfruta y se celebra, sin embargo, para los expertos que consultamos, el deporte no se reduce solo al “ganar”.
4. ¿Y si pierde? Orrego deja claro que en el deporte siempre hay un 50% de probabilidad de ganar o de perder, por esto, debe haber un entrenamiento para ambas posibilidades. Por su parte, Bustamante nos recuerda que los momentos críticos y las pérdidas hacen parte de la vida, lo importante es verlos como una oportunidad para aprender y avanzar.
5. Propiciar un ambiente disciplinado: para el entrenador, el aspecto más importante que debe inculcar la familia es la disciplina, pero aclara que esta se debe infundir desde la motivación y el esfuerzo, es decir, desde el ejemplo de los padres y el trabajo en equipo.
Esta postura también la comparte Adriana quien desde su experiencia como madre nos cuenta que la disciplina debe ser adquirida por toda la familia, debe ser un estilo de vida en grupo: “nosotros acomodamos nuestra vida al deporte para acompañar a nuestras hijas”.
6. “No los infle”: Sus hijos son talentosos y merecen que usted los aplauda, sin embargo, no los debe premiar en exceso, enséñeles a reconocer y a disfrutar la satisfacción de haber logrado su objetivo, recomienda Orrego.
7. ¿Y el colegio? En este punto lo más importante son los propósitos: ¿Qué queremos como familia? ¿Qué queremos con este deporte? ¿Qué debemos hacer para lograr lo que deseamos?
Si las respuestas a estas preguntas están claras, aunque las rutinas se tornen largas y difíciles, no se vuelven un sacrificio sino una negociación para obtener los resultados deseados.
La academia es importante para la formación cognitiva de los niños y jóvenes, por eso tanto Jonatan como Lina recomiendan no desescolarizar por más que la situación sea compleja. Dice Bustamante que lo ideal es buscar un balance en el que los deportistas logren sentirse bien y ser buenos en todos los aspectos de su formación, tanto deportiva como personal.