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“Colombia tiene hoy el mejor equipo de gimnasia de su historia”: Jairo Ruiz, formador de Jossimar Calvo y Ángel Barajas

Ruiz basa el trabajo en disciplina y planificación. Dice que hay grupo para clasificar a Los Ángeles-2028; su meta es una final olímpica.

  • Jairo Ruiz dice que lo más grande de un entrenador no es ganar medallas, sino cimentar el futuro integral de cada uno de sus alumnos. Aquí, con Ángel Barajas, en el coliseo de Medellín. FOTO Jaime Pérez
    Jairo Ruiz dice que lo más grande de un entrenador no es ganar medallas, sino cimentar el futuro integral de cada uno de sus alumnos. Aquí, con Ángel Barajas, en el coliseo de Medellín. FOTO J aime Pérez
08 de mayo de 2024
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Parado frente a la fotografía de Junsuke Iwai en el coliseo Jorge Giraldo, el entrenador Jairo Ruiz recuerda que el profesor japonés siempre le decía: “Colombia tiene que ser campeón del mundo en gimnasia”.

El año pasado, después de retornar de Antalya, Turquía, donde su pupilo Ángel Barajas le dio al país las dos primeras medallas de oro en un Mundial (suelo y paralelas) vino a Medellín y en el sitio donde reposan las cenizas del maestro oriental, que había fallecido en enero, le dedicó el triunfo.

Junsuke llegó a Colombia en 1969 y estuvo más de 40 años como precursor y pionero de la internacionalización de esta disciplina. Les cambió el chip a los deportistas y a los formadores, y Ruiz estaba entre ellos.

Jairo, nacido en Bogotá, pero criado en Cúcuta donde hace 43 años forja campeones, aprendió que la planificación y la disciplina son las bases del éxito, tal como lo comprobó en los procesos que ha liderado con Jossimar Calvo y Barajas, sus alumnos avanzados.

“Quien es ordenado en su planificación tiene que dar resultados; estos obedecen a una preparación estructurada”, dice este hombre silencioso y estricto, que nunca ha dejado de capacitarse, pues luego de terminar la maestría en ciencias aplicadas al deporte, está a pocos meses de publicar un libro sobre la metodología del desarrollo del gesto técnico en gimnasia, y acaba de presentar el proyecto para el doctorado en la Universidad de Cienfuegos de Cuba.

“Si el entrenador no se capacita, el que paga los platos rotos es el alumno”, dice con convicción el profesor cuya esposa, Michel María Lozano, educadora física, lo apoya y entiende su labor, así tenga que privarse de su presencia ante los constantes viajes al exterior en busca de medallas.

Con Barajas, clasificado a los Juegos Olímpicos a los 17 años de edad, convirtiéndose en el gimnasta colombiano más joven en alcanzar este logro, ya cumplió dos objetivos y ahora está concentrado en el más importante, llegar hasta una final olímpica.

Una misión nada fácil por la calidad de los rivales, pero algunos resultados que ha obtenido recientemente le dicen que no es imposible.

Por ejemplo, Camilo Vera, otro juvenil que Ruiz ha pulido y hace parte de la camada que define a Ruiz como un padre, en abril fue campeón en la Copa Alianza del Pacífico ante representantes de China, Australia, Canadá y EE. UU. “Esto no es suerte, siempre evaluamos el trabajo y por eso los grandes resultados”.

En la Copa Mundo de Bakú, en marzo, Jossimar y Ángel se metieron a la final de paralelas en una competencia ante japoneses, ucranianos y los mejores del ranking mundial, excepto un alemán que no asistió. “Ese es otro parámetro para soñar, pero hay que poner bien los pies en la tierra, no salirse del objetivo y mantener la disciplina”.

Equipo de lujo

Quizás en París 2024 Jairo no alcance el máximo sueño que cultiva como entrenador, de llegar a una final olímpica, pero los Juegos de Los Ángeles 2028 lo ilusionan. Dice que esa es la gran oportunidad de que Colombia clasifique con todo su grupo masculino porque, según él, “tenemos el mejor equipo de toda la historia”.

Y menciona a Thomas Mejía, Manuel López, Carlos Orozco, Ángel Barajas, Camilo Vera, Yan Dairo Zabala, Jorman Álvarez y Jordan Castro. Solo que esos muchachos, asegura Ruiz, necesitan que Mindeporte y el Comité Olímpico Colombiano los ponga en un programa de excelencia para evitar que alguno se retire.

“Hay que replantear las directrices de Mindeporte para asegurar esta renovación”, advierte Ruiz, al lamentar de que 16 alumnos suyos se hayan ido para EE. UU. a buscar otros rumbos porque, a pesar de su talento, el país no los valoró.

Con apoyo estatal y la base que hay sembrada en regiones como Norte de Santander y Antioquia, Jairo Ruiz algún día podrá regresar a Medellín, donde reposan la cenizas de Junsuke Iwai, y decirle: “Maestro, usted tenía razón, además de campeones del mundo, los colombianos podían ser finalistas olímpicos”.

Tiene escuela de padres en Cúcuta

Aparte de tener un equipo interdisciplinario en su staff en Norte de Santander, conformado también por Sair Ramos (psicólogo deportivo), José Orlando Arias (fisioterapeuta y docente) y Mauricio Durán (deportólogo), Ruiz asegura que una de las claves del éxito ha sido la Escuela de Padres que ha conformado y que le permiten que haya un trabajo continuo.

“Allí formamos a los padres de familia, porque el entrenador enseña gimnasia, pero primero hay que fortalecer el núcleo familiar; lo más importante es la formación psicosocial del joven. Eso hay que llevarlo con cuidado, porque por la falta de esto se han perdido muchos deportistas”.

Añade que, en casa, el gimnasta debe saber comer, descansar y continuar el entrenamiento invisible y en esa tarea los padres hacen una gran contribución.

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