Durante la pasada carrera Colombia Oro y Paz, en la que ganó etapa y fue tercero en el podio, Rigoberto Urán (EF Education First) decía que en el ciclismo, como en la vida, se tenían días buenos, malos y regulares.
“Lo importante es trabajar con esmero y dedicación, eso es lo que brinda tranquilidad más allá si se consiguen o no los objetivos”, señalaba el pedalista antioqueño, quien en la Tirreno-Adriático, su primera competencia este año en Europa, continúa disfrutando de buenas jornadas gracias a su gran rendimiento e inteligencia para leer cada acción de carrera.
Ayer, en la quinta fracción de la prueba, de 178 kilómetros entre Castelraimondo y Filottrano, donde vivía Michelle Scarponi, fallecido en un accidente de tráfico el 22 de abril de 2017, y a quien se le rindió un emotivo homenaje, Urán arribó quinto, a 7 segundos del vencedor, Adam Yates (Mitchelton), quien hizo efectivo un ataque a 3.3 kilómetros para el final.
Rigoberto, quien desde el año pasado, cuando fue segundo en el Tour de Francia y triunfó en la Milán-Turín, dejó claro que aún tenía las fuerzas suficientes para ser competitivo ante la élite mundial luego de dos años sin triunfos, se mantiene en el quinto lugar de la clasificación general de la cita italiana, a 34 segundos del líder, el polaco Michal Kwiatkowski (Sky), y a 11 del tercer lugar que ocupa el español Mikel Landa (Movistar).
Por su parte, el boyacense Miguel Ángel López (Astana), quien ayer les regaló unos instantes de alegría a los hijos de Scarponi, con quienes se sacó fotos, es 16°, a 2.42.
La batalla por el tridente, al mejor estilo de Poseidón y con el que se premia al campeón, aún está abierta.
Hoy se tendrá otra etapa de media montaña, con el recorrido de 153 kilómetros entre Numana y Fano.
Mañana, en el cierre, si las diferencias siguen equilibradas, la contrarreloj de 10 kilómetros y 500 metros en San Benedetto del Tronto se encargará de dictar sentencia.
