El porro tiene tres definiciones en el diccionario: es una planta, es una persona torpe, ruda y necia y es un cigarrillo de marihuana o de hachís con tabaco.
Nada más, y aunque muchas veces hayamos cantado “la múcura está en el suelo/ ay mamá no puedo con ella”, el porro, para el diccionario de la lengua española, no es un género musical del Caribe.
Por eso los periodistas del grupo de comunicaciones El Meridiano, de Córdoba, trabajaron en un libro sobre el porro, para que historiadores, folcloristas, autores y expertos contaran qué es el porro y su importancia y se lo enviaron con una carta que está de primera en el libro a Darío Villanueva, director de la Real Academia Española (RAE).
Quieren que en la próxima edición del Diccionario de la Lengua Española esté la cuarta definición, que escriben ellos: “género musical, cadencioso, efusivo y alegre, tradicional de la costa norte de Colombia”.
Un trabajo de todos
La idea la tenía hace tiempo Rahomir Benítez Tuirán, director de contenidos de El Meridiano. Hace años un hermano que estaba en España, José Armando, estuvo en una fiesta y los amigos empezaron a hablar de porro y él pensó que era de su música. Pensó mal: estaban conversando del porro de marihuana.
Rahomir supo que eso no podía seguir así, que si el porro es para ellos tan especial, tanto que les hace poner los pelos de punta, había que hacer algo.
El año pasado empezó el trabajo del libro en el que participaron 65 periodistas de seis medios de comunicación de Córdoba, Sucre y Bolívar. El texto tiene 156 páginas, con entrevistas, definiciones y textos que quieren hacerle saber al lector lo que significa el porro. “El porro –comenta Rahomir– es parte de nuestra vida. Una música que lo llena a uno. Es nuestra esencia”.
Página 10. Cita del texto A la música y músicos del padre Enrique Pérez Arbeláez: “Y llegamos ya al porro. Al porro que no viene solo sino en grupo, con el paseo y la cumbiamba, el merengue y la gaita, la cumbia y la academia y con otros bailes inseparables de la música. La raza negra y sus mezclas tienen inquietas las caderas y los pies. El porro es para esta gente como su ambiente”.
La carta
La definición de porro como género musical está en el Diccionario de americanismos de 2010. “Baile folclórico originario de la costa caribeña de Colombia, con influencia de la cultura negra, que se realiza por parejas”.
Aunque este diccionario también es apoyado por la Real Academia, Rahomir explica que no es tan universal como el otro. Les gustaría es que sea reconocido mundialmente.
Saben, por supuesto, que lograr que la Academia incluya la palabra requiere tiempo, pero están dispuestos a esperar y a investigar mientras tanto, porque de todas maneras es un tema que los emociona.
En la carta señalan que son conscientes de que en el diccionario caben solo los términos más universales y por eso la investigación que han hecho con el libro. Además ya empezaron una segunda edición, en el que van a revisar el porro en otros países, en tanto uno de los requisitos de la RAE es que la palabra sea reconocida entre academias de tres países.
Buscan, también, que no sea solo una petición de ellos, sino una causa de país. Porque, se preguntan, ¿quién no ha bailado un porro en casa?
Rahomir cree que no hay un lugar donde haya escuchado tantos porros en diciembre como en Medellín, y entonces, por si a veces no sabemos que estamos bailando un porro, al otro lado del teléfono empieza a cantar: “Carmen querido, tierra de amores/ hay luz y ensueños bajo tu cielo, /y primavera siempre en tu suelo/ bajo tus soles llenos de ardores”.