Lianna nunca ha buscado encajar. Su lugar en la historia del hip hop colombiano está hecho a su medida, porque ella se ha encargado de construirlo. Y lo ha hecho, entendiendo que el rap es mucho más que rapear. Es más que estilo y habilidad. Es también pensamiento, reflexión y acción.
Esa singularidad la ha convertido en un referente, de ahí su prestigio y esa lista envidiable de colaboraciones, entre las que se cuentan, Benny bajo, Flaco Flow y Melanina, El Arkeólogo, Crudo Means Raw y N. Hardem. A propósito de su más reciente lanzamiento, Montaña Rusa, El Colombiano habló con ella.
¿Cómo empezó en la música?
“La música es mi columna vertebral. O sea, como que desde que tengo memoria escuchaba música en mi casa, mi papá siempre estaba con su guitarra, amaba cantar, mi mamá también, cantaban juntos. Yo no me acuerdo de ningún momento donde no estuviera cantando o inventándome canciones. Era un hogar muy musical”.
El trabajo de su papá y su mamá estaba muy relacionado con el activismo y la defensa de los Derechos Humanos, ¿cómo influye eso en su forma de hacer música?
“Eso permea absolutamente todo. En la casa siempre estábamos muy al tanto de lo que estaba pasando y del dolor que cargaba este país. Nunca fuimos ajenos a eso...”
Su música parece heredar de ese activismo esa invitación reiterada a la acción...
“Si, por más que quiera decir algo muy triste o muy doloroso, siempre me gusta dejar al final un rayito de luz. No perder la esperanza es muy importante. Y creo que definitivamente sí viene de ahí, porque siempre ha habido esa esperanza de construir un país mejor, de querer que las cosas cambien para las personas”.
¿Cómo llegó al rap?
“Yo llegué al rap por un primo de acá de Medellín que era como un hermano y que estuvo varias veces en Bogotá mientras yo viví allá. Yo me acuerdo que él llegó a la casa con una colección de CDs de Cypress Hill, Snoop Dogg, Dr. Dre, y cuando se fue, se le quedaron unos CDs y unos cassettes y yo me devoré de eso. Me enamoré. Tenía mucho que ver con lo que representaba para mí Medellín”.
Y de ahí a cantar...
“Yo siempre estaba cantando. Me sabían todas las canciones de Erykah Badu, de Jill Scott, de Lauryn Hill. Y mi mejor amiguita de esa época se hizo novia de Juan Habitual, que era del grupo Conexión Frontal. Ellos iban a grabar su primer disco y querían una chica que cantara y ella les dijo que yo”.
“Yo estaba en el colegio. Tenía como 15 o 16 años. Recuerdo que sentí mucho miedo, pero a la vez me sentí muy cómoda en ese estudio. Fue un lugar bien bonito, sentí una conexión muy linda ese día. Desde ahí me empezó a llamar un montón de gente para colaborar”.
Y de ahí a Hip Hop al parque, prácticamente.
“Si, pasamos a la convocatoria. El primer concierto que yo tuve fue en Soacha, en Def Jamaica y el siguiente Hip Hop al Parque, en ese escenario gigante que me iba a matar del susto”.
¿Qué canciones presentaste ahí?
“Ese trabajo se llama Lianna. No está montado en nada, pero la mayoría de esas canciones las reversionamos para Paciencia, que fue el primer disco”.
El hip hop suele relacionarse con atributos tradicionalmente masculinos ¿cómo fue haciéndose su lugar?
“Yo tenía muy claro cómo quería sonar, que era como lo que yo escuchaba y estudiaba. El reto era hacer eso en español y frasear o rapear cantando, por decirlo de alguna forma, como buscarlo siempre desde lo melódico”.
“En el hip hop, a las nenas nos ha tocado entrar a demostrar de qué estamos hechas. Ha sido una vaina de resistencia. A mí me tocaba pararme duro incluso frente a otras nenas para las que yo era muy suave. En esa época el discurso era mucho más radical, era como, soy rapera, o metalera, o punkerera. Yo soy rapera cien por ciento y canto melódico, canto R&B. Me parece una chimba apostarle a la vuelta desde ahí. Ese es mi lugar, orgullosamente es mi lugar”.
En términos de creación ¿Qué le gusta del rap? ¿Qué le permite?
“Es magia. Es como una conexión automática. Mi corazón y mi creatividad responden mucho a ese estímulo. Me gusta esa sensación de escuchar un beat y montarme a surfear y explorar todas sus posibilidades”.
Más allá del sonido, el rap es sobre todo discursivo. ¿Cómo ha construido el suyo?
“Este mundo de la música a veces es peligroso para el sentir del artista. Algunas miradas externas que no tienen nada que ver con la música te cuestionan, como que te intentan conducir, usted debería hacer esta música, usted debería estar hablando de esto... Gente que se siente en la capacidad de decirte qué deberías estar haciendo. Y en ese sentido sí me he parado duro frente a lo que yo quiero hacer y cómo quiero hacerlo y me parece que debo decirlo”.
“Es muy linda la respuesta, especialmente de las mujeres y extender ese mensaje de que es importante escucharse, respetar el sentir y defender tus palabras que no son solo tuyas”.
¿Cómo es su proceso creativo?
“Yo todo el tiempo estoy escribiendo, anotando, haciendo cosas, grabando maquetas. Como tengo estudio acá en mi casa, me puedo sentar y grabar lo que quiero. Me he vuelto muy cazadora de mis propios sonidos, entonces, por ejemplo, cuando hay un beat que me gusta mucho y siento que hay una conexión, como una corazonadita, como cuando uno se enamora, pongo el celular a grabar inmediatamente lo que me salga en esa improvisación, de ahí salen muchísimas cosas. Montaña Rusa –producida por El Arkeólogo y Chucho Llano– fue una canción que hice así”.
Montaña Rusa es una canción de contrastes, la letra, el beat...
“Eso fue lo más complejo. La melodía salió, el beat estaba una chimba, pero yo quería hablar de episodios depresivos, de los momentos donde más mal me he sentido en la vida. Ahí empecé a sentir ese contraste de esa montaña rusa que es también la vida. Un poco la idea era que se sintiera como bailar en la oscuridad, en esos momentos densos y sacudir eso de mi cuerpo, que como sea no me lo voy a quedar yo”.
Esta canción hace parte de algún álbum que está por venir...
“En un principio si, pero por el momento quiero ir sacando música. Ahorita viene una canción que hicimos con Delfina Dib. Tengo colaboraciones con todas las avispas, con Briela, con Lalo, con La Muchacha. Unas canciones muy hermosas y muy distintas. No quiero anticiparme, pero lo que viene es música”.