Lo de Laberinto es legendario. El año que el hip hop cumple 50 años en el mundo, el grupo de Medellín celebrar sus primeros 25.
De izq. a derecha: Óscar Alejandro Ruíz, César Monsalve, ‘El Flak-o’ y ‘Junior’; Jorge Iván Henao, ‘El Mocho’. Foto Jaime Pérez Munevar.
20 de agosto de 2023
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En 1998, cuando se juntaron bajo el nombre de Laberinto ELC, Jorge Iván Henao, ‘El Mocho’; César Monsalve, ‘El Flak-o’ y Óscar Alejandro Ruíz, ‘Junior’ consagraron su vida al hip hop. Después de25 años, su trayectoria y su firmeza los han convertido en leyendas. Hoy, no se puede hablar de hip hop en Medellín sin mencionarlos. Esta es la historia:
Todo comenzó con ‘El Mocho’ a principios de los 80. Por esa época, el hip-hop apenas empezaba a verse en Medellín, pero él se enteró del break-dance por las películas sobre este baile, que se regaron como pólvora por el mundo y porque algunos de sus parientes cuando venían de Estados Unidos le traían regalos, entre ellos música, rap, porque eso era lo que allá estaba de moda.
‘El Mocho’ se puso a investigar de qué iba la cosa y a bailar, y así se fue ganando un lugar entre los más destacados. Se convirtió en un referente. Así lo conoció Junior Ruiz, quien lo vio desplegar sus movimientos en el parque de Bolívar a inicios de los 90.
“Yo salía del teatro Lido con un compañero del colegio y había un corrillo de gente viendo bailar. Nosotros todos chiquitos nos fuimos metiendo entre la gente y un parcerito mío dizque, ‘uy, parce, ese man baila mucho’, a ese man le dicen ‘el Mocho’”, dijo Junior Ruiz.
Por su parte, ‘El Flak-o recuerda al ‘Mocho’ no solo por el baile sino por el barrio, porque eran vecinos en Caicedo. Fue por él que empezó a bailar break y tiempo después también terminó en Laberinto.
“Llegó una vez con una grabadora y un sonido muy raro, se paró al frente de mi casa y empezó a bailar break. Pensé: ‘uyyy, qué es eso’. Empezó a entrenar y uno lo veía... son recuerdos bonitos que uno tiene de algo que de verdad lo llenó y le dio una imagen, porque donde yo voy, soy es rapero”, dice ‘El Flak-o’.
Así, sin saber, empezó Laberinto, porque a partir de ahí, cada uno decidió que eso del hip hop era lo que querían ser y hacer por el resto de la vida. Aunque el grupo se armó y se formalizó unos años después, cuando Junior terminó el servicio militar y empezó a producir música.
Al volver se encontró con que su papá, que era bajista, estaba montando su propio estudio. Entonces cogió todos los casetes de rap que tenía y cada que su papá salía del estudio, él entraba y se ponía a replicar las pistas intentando hacerlas de oído. En esas apareció un amigo, Fredy, que le enseñó a rapear y ese amigo llevó a otro amigo, Leo. Esa fue la primera formación de Laberinto en el 98.
Lo qué pasó después, fue que Leo le pidió el favor de que le hiciera unos beats a su hermana, Nana Morales y ella llegó con ‘El Mocho’ porque tenían un grupo juntos: Dinastía Hip hop.
Y ahí, con ‘El Mocho’ empezó otra historia y otro Laberinto. Porque este, después de conocer a Junior, le dijo al Flak-o, que fuera, que allá podía grabar. Y así lo hizo, fue y grabó. Junior quedó loco con los rapeos del Flak-o.
“Cuando terminó todos nos quedamos mirando al Flak-o. Dijimos: ‘parce, nosotros necesitamos un man así para el grupo’. Este es el rap. Entonces yo le dije al Flak-o que le daba una opción para que grabara gratis, y era que entrara como parte del grupo”, recuerda Junior.
La canción que lo cambió todo
Leo, Fredy, ‘El Flak-o’ y ‘Junior’ empezaron a hacer sus primeras canciones y en una de esas, estando solos en el estudio Junior y el Flak-o, grabaron Inédito rap. “Yo creo que todos coincidimos en que ahí empezó Laberinto. Inédito Rap era una canción extremadamente diferente a lo que todo el mundo estaba haciendo en Medellín y eso nos puso en el mapa. A los días, ‘El Mocho’ nos vio cantar ese tema y nos dijo, ‘ey, muchachos, ¿nos van a poner a cantar con ustedes o qué?’ Y ahí ya...”, dice Junior.
A partir de ahí fueron solo ellos tres: ‘El Mocho’, ‘El Flak-o’ y Junior Ruíz, y desde ahí todo fue rapear y trabajar, rapear para vivir y trabajar para poder rapear.
“Nosotros somos rebeldes y vamos a morir en lo que nos gusta, así nos toque camellar en lo que sea para mantenerlo”, dice ‘El Mocho’.
Y por eso que Laberinto es legendario, porque toda la vida han hecho lo que han querido, que es rapear y, han encontrado la manera de sostenerse ahí durante 25 años. Cueste lo que cueste. Y de eso han rapeado, de resistir, de encontrar un sentido para la vida, porque estar vivos no es lo mismo que vivir.
“Desde el principio lo que quisimos fue reflejar la realidad, pero también hacer una contra propuesta positiva. Queremos que la gente se enamore de la vida y que sean críticos. Creemos que el hip hop es una revolución pacífica”, dice el Mocho.
Esa es la leyenda de Laberinto ELC: vivir por y para el rap.