En julio de este año, el cantautor español Joaquín Sabina anunciaba su gira de despedida llamada Hola y adiós, una “llana cortesía de no abandonar la fiesta sin despedirse”, según contaba su disquera Sony Music en ese momento, “una gira donde decirnos, donde decirse, Hola y adiós”.
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Sabina adelantó que tras esta gira no habrá “más periplos interminables por recintos multitudinarios, pero se guarda en la manga el as de reaparecer a placer, sea porque las musas le susurren poemas o canciones que merezca la pena compartir, o porque le piquen las ganas de subirse a cualquier entarimado para darse, darnos, un homenaje”, precisaron desde su equipo.
Este viernes 18 de octubre hubo más anuncios por parte del artista andaluz: lanzó tema inédito, presentó un emotivo videoclip dirigido por su amigo el director Fernando León de Aranoa y anunció la venta de entradas para su gira española que arranca en 2025.
Son muchas las caras conocidas que aparecen en el video de Un último vals, entre las que se destacan su gran amigo y colega Joan Manuel Serrat, pero además otros artistas como Andrés Calamaro, Ariel Rot, Alejo Stivel, Jorge Drexler y Leiva.
También el actor Ricardo Darín, el torero José Tomás y entre los escritores el español Luis García Montero y el colombiano Juan Gabriel Vásquez. En el video también está su familia porque todos han sido compañeros de viaje, “todos le escuchan cantar. Y al hacerlo le acompañan, le rinden un callado homenaje”, dijo el director del video, Fernando de Aranoa, quien añadió que la canción tiene mucho de inventario, de despedida, de confesión. “Nada más cinematográfico que hacérsela a un barman, a esa hora en que los bares a punto están de cerrar. Está en muchas películas, remite a los Nighthawks del cuadro de Hopper, al final de Fat City, la película de John Houston, en la que Stacey Keach busca con desesperación un interlocutor al otro lado de la barra, al que quizá después no tenga nada que decir”.
Y la canción en sí está llena de agradecimientos, de despedidas y también de sarcasmos...
Cuando no salga mi jeta en los diarios
ni los novios bailen ya “Noches de Boda”,
cuando sólo esté de moda si me caigo otra vez del escenario.
Cuando el otoño esté más loco que una cabra,
cuando cenes en el bar del hospital,
cuando ensayen los colegas las palabras que dirán el día de mi funeral.
Cuando no sepa la orquesta la canción que te escribí,
cuando las casas de apuestas no den un euro por mí,
cuando cierren las cantinas y el laurel de mi corona sea de espinas...
Aún voy a guardar un último vals para ti.
Tú que corriste a rescatarme de las llamas,
tú que pusiste paz en mi ciudad sin ley,
tú que aprendiste en mis electrocardiogramas
que hace tiempo que no sigo siendo el rey.
Yo, que soy cinturón negro en pesimismo,
que me fundo en cuatro copas el jornal,
que prefiero ser cualquiera a ser yo mismo,
que prefiero ser Don Nadie a ser Don Juan.
Cuando la luna se esconda para no verme sufrir,
cuando en mis noches de ronda ni Leiva me pida un bis
y guarde luto la nieve, y no salgan las estrellas cuando deben.
Cuando ciertas mañanitas no me pueda ni vestir,
deshojando margaritas que nunca dicen que sí,
cuando agonicen las flores y los pájaros padezcan mal de amores...
No olvides guardar un último vals para mí.
Cuando enmudezcan por decreto los cantantes
y los amantes hagan huelga general
y los mejores estudiantes se doctoren con honores
en el arte de ignorar.
Cuando no sepa la orquesta la canción que te escribí,
cuando las casas de apuestas no den un euro por mí,
cuando cierren las cantinas y se baile reguetón en la oficina...
Aún voy a guardar un último vals para ti.
No olvides guardar un último vals para mí.