Reguetón también rima con frustración y depresión. Poco se habla de eso, porque el reguetón, sobre todo el que se hace en Medellín, se ha concentrado en hablar de lujos y lujuria –joyas, ropa, carros, mujeres, muchas, como si fueran cosas–. Eso es lo que vende, una vida que miles anhelan pero que pocos tienen, y ahí, en ese abismo entre lo que se desea y lo que se alcanza, se quedan muchos de los que sueñan con ser artistas.
De eso no se habla porque no se ve. No se publica.
Para saber más: Maluma apuesta por el talento local con su sello Royalty Records
“Esos pelaos son víctimas de las redes, del mercado, de que nadie los educa. Van a un estudio, hacen una canción, la ponen en Tik Tok, en redes y creen que con eso ya, se vuelven famosos. Nadie les dice que no es así, que hay un proceso que toma años... A mí eso me toca mucho porque yo vengo de ver a los pelaos perdidos. Para mí, la industria de la música hoy en Medellín, la que los pelaos buscan, es una droga, y es una crisis, un tema social que está acabando con todo”, dice Alex Sánchez, El Kb, uno de los fundadores Descomunal, “una plataforma de desarrollo integral para la industria musical”, que creó con María Clara Ramírez y José María Bernal.
Él lo sabe porque lo ha visto, porque lleva años en la industria. Ha sido Dj en discotecas, trabajó por años con Golpe a Golpe –un grupo de raperos que se pasó a hacer reguetón cuando empezó esa fiebre–, y fue el Director Comercial y uno de los fundadores de 36 Grados, quizás la productora audiovisual más reconocida del país cuando se habla de reguetón. Han hecho vídeos para Daddy Yankee, J Balvin, Karol G, Maluma, Piso 21, Myke Towers, Anitta, Feid, Alexis y Fido, De La Ghetto y Wisin y Yandel, solo por mencionar algunos.
Lo que sabe lo fue aprendiendo en el camino y eso que aprendió es lo que ahora quiere enseñarle a otros a través de Descomunal. La idea con la plataforma es construir puentes que acerquen a los aspirantes a artistas con los sellos independientes y las grandes disqueras. Esos puentes se construyen con educación, recursos, infraestructura y acompañamiento, porque el camino es largo y enrevesado.
Esto no es lo que tu piensas, no te vayas a tirar, si no aprendiste a conciencia, la clave de tumbar. Esto tiene su truquito, esto no es llegué y pegué, esto lleva sus añitos, pa tocarse como es (...) Esto no viene en los libros, no se enseña en la academia, esto es poquito a poquito, luego el esfuerzo se premia, canta el Gran Combo.
La música, sobre todo el reguetón, cada vez tiene más de negocio y de ambición que de música, y ese afán deja poco espacio para la creación y mucho para la repetición, para hacer lo que a otros les ha funcionado, porque el deseo de hacer música está motivado casi siempre por el anhelo de tener una vida como la que muestran los artistas, por eso casi todas las canciones hablan de lo mismo, porque la vida se va reduciendo a eso.
Pero Elniko Arias y el Kb quieren hacerlo distinto, como antes.
***
Elniko Arias y el Kb se conocieron hace tres años. El Kb estaba empezando con Descomunal y quería hacer un álbum con artista nuevos, entonces le escribió a Niko por Instagram, porque lo había visto haciendo freestyle y rapeando, y le había llamado la atención su flow, su autenticidad, su forma de hacer música. Le dijo que se reunieran.
–Cuando nos vimos él me dice como ey, bro, que bacano lo que hacés, mostrame tú música. Él pensó que yo le iba a llegar con otra cosa, por lo que yo mostraba –más freestyle, mucho más rapero–, y yo le llegué tratando de forzar un poco el estilo a lo que estaba más en tendencia, porque uno como pelao no sabe, no tiene quién le diga que no es por ahí, porque esto es como un negocio invisible. Pero hay unos referentes, Karol G, Feid, J Balvin, Maluma, Ryan Castro y uno piensa que hay que hacer lo que ellos están haciendo, dice Elniko.
–¿Y qué dijo el Kb?
–Me desilusioné un poco y le dije. Pero ahí empezó una conversación que hemos venido desarrollando en estos tres años, y es que no es por ahí, porque estaba buscando una cosa que no era él. Uno tiene que ser fiel a uno mismo, ahí es dónde está la magia, la diferencia, dice el Kb.
–Y entonces...
–Yo siempre estoy dispuesto a escuchar a los mayores o al que me traiga un buen consejo que me sirva para ahorrar camino, entonces puse en práctica todo lo que el Kb me dijo, y me puse a hacer la música que yo quería, y como a los seis meses volvimos a hablar, dice Nico.
Le recomendamos leer: Alcolirykoz: el truco no es samplear Chucu Chucu
Cuando se volvieron a encontrar Descomunal ya había abierto su primer estudio en el barrio 12 de Octubre y Nico empezó a grabar ahí. Desde entonces han pasado tres años, Elniko ha lanzado varias canciones, algunas en colaboración con artistas de larga trayectoria en la ciudad, como Mañas Rufino, Ultrajala, El Tito (Caña Brava) y Tomate´s Combo y está trabajando en su primer álbum. Descomunal, por su parte, tiene inscritos más de 1.000 aspirantes a artistas.
–¿Cómo han ido desarrollando la carrera de Elniko?
–Niko empezó a hacer música con su equipo, y me empezó a mandar y a partir de ahí trabajamos su marca, desde lo que canta, lo que dice, lo que es y eso se va mezclando con lo que está pasando. Ahora todos quieren ser neas, de barrio, y Niko lo es, de verdad. Esa es la magia, que no fingimos. Y eso es algo que yo le digo mucho a los pelaos, que no se disfracen, que no se pongan etiquetas ni cargas innecesarias, la marca está dentro de vos. Es identificarla y potencializarla. Así lo hemos construido y Niko es un excelente alumno, es una persona que escucha, y eso es muy difícil, los pelaos no se dejan asesorar, es impresionante.
Elniko Arias es alumno más aventajado de Descomunal. Solo por mencionar cifras –que es como se mide la música ahora–, tiene casi 150 mil oyentes mensuales en Spotify, y varios vídeos que superan el medio millón de visitas en YouTube. Ahí va, dando pasos firmes, construyendo un personaje que no está muy lejos de su persona, de su realidad, así ha ido ganándose el respeto del público y de los colegas.
–¿Qué quiere Elniko con su música?
–Eso lo hablamos mucho con el Kb, y es mantener los pies en la tierra, yo vivo en el 12 de Octubre, no soy millonario, soy un contador de historias y lo que hago es narrar lo que vivo, mi entorno. Yo no soy un man de discotecas, ni de burdeles, no siento empatía por eso, yo hablo del barrio, de lo que somos, dice Niko.
Porque al reguetón de Medellín le hace falta reguetón, es decir, le hace falta contexto, barrio, historias. Le hace falta poner la vida en palabras propias, y le sobra ese discurso donde la vida se reduce a lo que podemos comprar, al lujo, la lujuria, el exceso y el derroche. La falta realidad y le sobran sueños.
–Elniko es la esperanza de este barrio y de esta ciudad, dice el Kb. Y es la esperanza de Descomunal.