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El joropo de Cimarrón para entender el Orinoco

La agrupación colombiana, nominada al Latin Grammy, habla sobre su nuevo álbum.

  • Orinoco Tour llegó hasta India y China este año. FOTO cortesía Constantino Castelblanco
    Orinoco Tour llegó hasta India y China este año. FOTO cortesía Constantino Castelblanco
14 de noviembre de 2019
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Aunque se le pueden atribuir un montón de logros a Cimarrón, quizá uno de los más dicientes es que ha hecho sonar el joropo hasta en China. Allí, al otro lado del mundo, deslizando los dedos por las cuerdas de la bandola y el arpa con precisión y a toda velocidad, han acompañado la voz de Ana Veydó.

Orinoco ha sido su mejor lenguaje para compartir la región como ellos la ven. Un álbum donde los instrumentos cobran protagonismo y hablan entre ellos como en una danza perfectamente coordinada. Sucede en temas como Zumbajam (que es la mezcla de la palabra zumba, un género tradicional de los llanos, y el término jam, que se refiere a una sesión de improvisación principalmente en el jazz). Fue un tema que salió como improvisación.

Su gira Orinoco World Tour 2019-2020 empezó en República Dominicana a mediados de este año y de allí viajaron a cumplir un par de fechas en Estados Unidos. Con ese primer impulso, la agrupación viajó a Asia y a África, llegó a India, Japón, El Líbano y Angola.

“En esos viajes es muy interesante percibir las diferencias de las audiencias. En China por lo general te escucha con muchísima atención y respeto”, cuenta el maestro. Uno de los momentos más impresionantes de la gira lo vivieron en Hiroshima, Japón. Sin entender las palabras que Ana cantaba, una mujer la tomó de las manos entre lágrimas cuando terminó el concierto. La música pudo comunicar lo necesario.

No han parado de moverse, salieron de nuevo para Estados Unidos y en Los Ángeles recibieron una noticia: estaban nominados al Latin Grammy 2019. Su más reciente disco entró en la categoría Mejor Álbum Folclórico, una muy reñida; Canalón de Timbiquí también quedó en esa lista.

Y aunque esta fue su primera nominación a los Latin Grammy, Sí Soy Llanero, grabado en 2004, ganó una a los Grammy Anglo en la categoría Mejor Álbum Tradicional de Músicas del Mundo. No se quedaron con el premio, pero eso ya era suficiente. Su carrera de más de 20 años les ha merecido reconocimientos como el Independent Music Awards este año con Zumbajam.

EL COLOMBIANO habló con el maestro Carlos “Cuco” Rojas, director del grupo musical, antes de que partiera a Las Vegas para la participación en los Latin Grammy 2019.

¿Cómo es el recorrido sonoro de Orinoco?

“El álbum es la banda sonora de un concierto de 75 minutos en el que se presentan elementos de la cultura del Orinoco. Arranca mostrando lo más crudo de la música llanera: la bandola, el cuatro, el contrabajo y las maracas interpretan una pieza tradicional, un pajarillo, Cimarronadas. Luego de que presenta esa sonoridad, la banda pone en escena su visión de esa tradición con Auténtica llanera, un tema que comienza con loops (repeticiones) de bandola y contrabajo. La letra habla del orgullo de ser del llano, de cuatro siglos de afirmación de tradición ganadera.

Después viene un trío de dos bandolas y contrabajo, Cuerdas al Galope. Muy inusual para una agrupación instrumental. Nos gustan ese tipo de retos. Tonada a la Palomita fue desarrollada con un artista electrónico, Samuel Lizarralde (Mougli). Comenzamos trabajando esta canción alrededor de una tonada de ordeño tradicional, de lo más raizal que puede tener el llano. Estas melodías tienen una profunda conexión con los cantos indígenas. Quisimos convertir esta tonada en un homenaje e introducimos un instrumento que es el cacho de venado, instrumentos que se tocan en una ceremonia indígena que se llama el pitomo. Cuando quedan enterramientos de difuntos indígenas, ellos bailan al son de los cachos de venado y es la manera que tienen de llevarse los espíritus de sus muertos con ellos en su peregrinar”.

¿Cómo ha buscado Cimarrón la innovación, conservando la tradición?

“Ha habido dos caminos: el primero es el de la transformación musical y otro el de la puesta en escena. En lo musical, la principal transformación fue la adición de nuevos instrumentos como el contrabajo acústico, el cajón afroperuano, la tambora, el zurdo afrobrasilero y el hi-hat de la batería. Lo hemos hecho únicamente para potenciar una percusión natural que tenía el joropo que son los zapateos. Eso se conecta a otro elemento que Cimarrón ha integrado en escena: nos ha llevado a la participación de los bailarines, no solo como quienes presentan la danza sino también como músicos que con sus pies aportan a la sonoridad total de la banda”.

Después de más de 20 años fue con Orinoco que se presentaron por primera vez en Villavicencio, ¿por qué?

“Hicimos una carrera internacional desde 2000, con Ana Veydó queríamos una propuesta con proyección internacional. Trabajamos en ello desde lo musical y desde lo escénico, para desarrollarlo con esa visión de sacar lo regional y que abriera puertas en el mundo. Con el cabo del tiempo, Cimarrón ha recorrido cinco continentes y seguimos trabajando con esa misma perspectiva. No fuimos tomados en cuenta en los espectáculos locales, porque privilegian la música de los cantautores llaneros populares y famosos, a los que la gente va porque conoce sus canciones”.

¿Ha faltado apoyo en el país?

“Falta mucho trabajo de proyección de las músicas tradicionales por fuera de sus nichos originarios. Ese es el caso de la música llanera, que tiene mucha fuerza en su región, pero poco a nivel nacional. En eso influyen muchos factores: las músicas no se proyectan en ocasiones a veces por falta de apoyo en los canales de promoción y distribución, pero otras veces se trata de que los artistas tampoco encaran con decisión la tarea de mostrar su música hacia nuevos y distintos ambientes. Nosotros tenemos la misión de llevar nuestro trabajo a regiones distintas a la llanera y somos conscientes de la necesidad de trabajar muy duro desde esta perspectiva. En ese camino de la proyección, la música tiene que estar dispuesta a aceptar transformaciones y hacer flexibles sus conceptos estéticos y escénicos para poder capturar las audiencias más allá del nicho local”.

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