Un jueves de octubre es el día en el que se conoce el nombre del Nobel de Literatura. El de 1982, cuando llamaron desde Suecia a Gabriel García Márquez, era un 21, a las 5:59 de la mañana.
Los días antes, las apuestas van tirando autores. Milan Kundera está en esa lista desde hace varios años y aunque ya tiene 88, aún la Academia Sueca no se lo ha entregado. Desde hace unos cinco, el japonés Haruki Murakami aparece en esas quinielas, y tampoco.
Mario Vargas Llosa sonó tanto que alcanzaron a decirle que era el eterno candidato, hasta que por fin, en 2010, le llegó su jueves: era 7 de octubre. Estaba en Nueva York. El teléfono sonó a las 5:50 de la madrugada. Lo despertaron.
Nunca se sabe y a veces sorprende, como en 2016 cuando se premió al cantautor estadounidense Bob Dylan y entonces se mandó el mensaje de que la literatura también puede estar en las canciones. El cantante ya había sonado en las dichosas predicciones, incluso desde 1980. 2015 igual fue una sorpresa: la bielorrusa Svetlana Alexievich. Por primera vez se premiaba el reportaje periodístico.
Solo que de nominados oficiales se sabe solo 50 años después, cuando la Academia revela quiénes fueron. Ahí están esos escritores que pudieron haber logrado el que es reconocido con el máximo galardón de las letras, y que no llegaron a ser, o que lo fueron luego.
Este miércoles se liberó el informe de 1967. En ese año el Nobel fue para el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, “por sus logros literarios vivos, arraigados en los rasgos nacionales y las tradiciones de los pueblos indígenas de América Latina”.
¿Quiénes eran los otros? Ahí estaba el argentino Jorge Luis Borges, que se murió sin la medalla de Alfred y con el que incluso bromeaba. En una entrevista en 1979 dijo que “es una antigua tradición escandinava. Me nominan para el premio y se lo dan a otro. Ya todo eso es una especie de rito”. Otra vez, hizo reír con el cuento: “Yo soy en América Latina el escritor que nunca se ganó el Nobel. Esa gente en Estocolmo pensó que ya me lo habían dado”.
En los nominados, que se pueden consultar en la página del Premio Nobel, aparece el autor desde 1956. Sobre Borges hay varias teorías, pero una en especial: que nunca se lo dieron por su simpatía con dictadores como Pinochet o Videla. Todo un tema político sin esclarecer.
Hay una explicación más. Según el periódico Svenska Dagbladet, de Suecia, y quien presentó el informe, el presidente del Comité del premio, Anders Osterling, señaló entonces que el argentino era “demasiado exclusivo o artificial en su ingenioso arte en miniatura”.
Solo que quizá el Nobel no lo es todo. Si bien es muy importante, hay autores que han pasado a la historia sin uno. Tolstoi, por ejemplo, que estaba en lista de espera en 1902. Seguro se acuerda de él y no del alemán Theodor Mommsen, que ganó.
Los nominados, de todas maneras, son muchos. Para este 2017 llegaron 240 propuestas que se convirtieron en 195 candidatos. En el informe, para 1967 estaba Rómulo Gallegos (Venezuela), Ezra Pound (Estados Unidos), Alejo Carpentier (Cuba), Samuel Beckett (Irlanda) y Pablo Neruda (Chile). Los últimos dos ganaron en 1969 y 1971.
De todas maneras, explicó el diario sueco, no todos tienen las mismas posibilidades. Los de ese año eran Borges, Asturias, Graham Greene y el japonés Yasunari Kawata. De Greene, Osterling tenía un buen concepto: “Un observador consumado, con una experiencia que incluye diversidad global y sobre todo aspectos misteriosos del mundo interno como la conciencia humana, la ansiedad y las pesadillas”. Incluso no daba una buena referencia de Asturias, quien ganó finalmente: “Muy estrechamente limitado a su temática revolucionaria”. Los otros miembros de la Academia no estaban de acuerdo.
Revisar las listas de nominados es encontrarse con más detalles: Jean-Paul Sartre estuvo consecutivamente desde 1957 hasta 1964, cuando finalmente fue de él. No, gracias, respondió.
Todavía faltan 14 años para saber con quién compartía las posibilidades Gabriel García Márquez, y también desde qué momento empezó a aparecer. Porque en 1967, el Gabito apenas estaba publicando Cien años de soledad.