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“En la poesía uno se busca a sí mismo”: Melibea Garavito

La escritora recopiló poemas colombianos que podrían despertar la curiosidad de los niños por la literatura.

  • Melibea Garavito Carranza es egresada de la Universidad de Los Andes. Foto cortesía.
    Melibea Garavito Carranza es egresada de la Universidad de Los Andes. Foto cortesía.
  • “En la poesía uno se busca a sí mismo”: Melibea Garavito
10 de febrero de 2025
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La escritora Melibea Garavito reunió en un libro algunos poemas de adultos que podrían divertir a los niños. El resultado de ese trabajo es la antología Poemas colombianos para niños y grandes, editado por Letra a Letra, un sello dedicado a la difusión de la poesía. El libro, bellamente ilustrado por Lucas Ospina, también es un repaso por la lírica colombiana del siglo XX: comienza con un poema de Luis Vidales y cierra con otro de Flor Bárcenas. EL COLOMBIANO conversó con Garavito sobre este trabajo y sobre la poesía colombiana.

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¿Qué características tiene un poema que resuena en usted?

“El poema que me gusta es aquel donde me siento reflejada, donde encuentro algo mío: un pensamiento, un momento, un miedo, un recuerdo. En la poesía, uno se busca a sí mismo, y es cuando encuentras eso que algo realmente resuena. Es por eso que un poema que no te gusta hoy, puede decirte un montón de cosas en unos años”.

¿Cuáles fueron los criterios para hacer esta antología?

“Quise encontrar poemas que no fueran pensados para niños, que no tuvieran esa cosa melosa del “elefante rosado”, por ejemplo. Me refiero a un cliché, pero a veces, cuando las personas escriben para niños, sienten que deben usar un tono o un imaginario específico. Yo siento que los niños de hoy en día son diferentes, ellos incluso miran contenidos que nos escandalizan y requieren poemas un poco más rebeldes, divertidos, que hablen en el mismo tono y lenguaje que usamos los adultos. Entonces, busqué poemas que fueran divertidos, que se salieran de tono, que hablaran de cosas cotidianas que compartimos tanto niños como adultos, con un lenguaje sencillo para que los niños no se sintieran excluidos, pero con imágenes impactantes o divertidas”.

¿Siempre pensó en los niños mientras escogió los poemas?

“Sí, siempre tuve en mente a los niños, pensando un poco en mis hijos y sus amigos. A veces saco libros que tienen ese tono meloso y mis hijos se aburren. Ellos prefieren cosas como Tom y Jerry en lugar de Dora, la exploradora. A los niños les gustan las cosas irreverentes y no tan políticamente correctas”.

Sin embargo, el libro también resulta interesante a los adultos...

“Me gustaría que fuera leído en familia o en el aula de clases. El encuentro entre generaciones, como el que puede ocurrir entre padres e hijos, crea lazos profundos y permite que tanto el niño como el adulto se sientan escuchados. La lectura en voz alta es esencial para generar estos lazos, ya sea entre padres e hijos, maestros y alumnos, o incluso entre niñeras y niños”.

En el libro, se abarcan varias generaciones de poetas. ¿Este recorrido refleja la evolución de la poesía colombiana del siglo XX?

“Sí, de alguna manera, ese recorrido muestra la evolución de la poesía colombiana. Aunque no logré abarcar todas las décadas, traté de hacerlo, y encontré que los temas y el lenguaje cambiaron mucho, pero siempre había algo en común: un juego en los poemas, algo que conecta con los niños y despierta su curiosidad”.

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Pero no está en el libro la generación de su abuelo, Eduardo Carranza...

“Fue difícil encontrar algo de esa generación que se ajustara a lo que buscaba. Leí muchos poemas, pero esa generación es muy compleja lingüísticamente, con metáforas y un lenguaje que pueden resultar difíciles para los niños. Luis Vidales, en cambio, tiene una poesía juguetona y con imaginación, que conecta mejor con el objetivo que tenía en mente”.

En la antología se percibe una pluralidad, incluyendo voces indígenas, de mujeres y de la comunidad LGBT. ¿Esto refleja el panorama literario actual del país?

“Sí, estamos en un momento en el que las voces que antes estaban calladas ya no lo pueden estar. Es fundamental iluminar las voces indígenas, femeninas, LGTB, porque cada una de ellas representa una parte de nuestra realidad. La poesía ilumina mundos que nos pertenecen a todos, y esas voces son esenciales para entender el rompecabezas de nuestra realidad”.

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