El llamado Rey del despecho alcanzó a escribir solo el 10 % del total del libro que recoge sus memorias.
Si había algo a lo que Darío Gómez le temía era a que lo enterraran vivo, por eso mismo desde 1991 ya había dado instrucciones precisas que cómo debía ser sepultado: en cámara ardiente por varios días (por si estaba vivo la gente se diera cuenta), que no lo cremaran y que lo despidieran con la gente cantando en coro Nadie es eterno en el mundo, Esta Navidad no es mía y Ángel perdido.
Su voluntad se cumplió al pie de la letra tras su muerte el pasado 26 de julio de 2022.
Ese miedo a que lo enterraran en vida, cuenta Olga Lucía Arcila Araque, que fue su esposa y manager, se debía a que un día en un cementerio le tocó ver un cuerpo que encontraron de espaldas dentro del ataúd y a una historia que le contó Jorge Barón (el mismo del Show de las Estrellas) sobre una vez que estuvo inconsciente durante varios días y se daba cuenta de lo que pasaba y de lo que hablaban las personas, pero él no podía ni abrir los ojos ni hablar.
Historias como estas son las que recoge el libro Mis verdades eternas, vida y obra de Darío Gómez, el Rey del despecho, que fue presentado este 6 de febrero, justo el día que el músico nacido en San Jerónimo, en el Occidente de Antioquia, hubiera cumplido 73 años de edad.
El mismo Darío Gómez había comenzado a escribir sus memorias, durante los confinamientos por la pandemia por covid-19, pero no alcanzó ni a recopilar el 10 % de las historias que cuenta el texto.
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“Él recopiló a mano fechas importantes de su vida, como el día que comenzó a cantar o el lugar en el que nació, pero sin muchos detalles, entonces me tocó profundizar e investigar mucho para poder completar bien las historias”, comenta Olga Lucía Arcila Araque, en charla con EL COLOMBIANO, desde su oficina de Discos Dago, en el barrio La Castellana, de Medellín.
Seis capítulos
Al Rey del despecho, Olga Lucía lo conoció en 1979 y no solo fue su esposa y madre de tres de sus hijos, sino que fue su manager y mano derecha en su vida personal y artística, aún después de que se acabara la unión marital.
Fue ella la que diseñó y posicionó la imagen de Darío, era la que le compraba los vestidos para sus presentaciones y grabaciones, porque según recuerda, “era muy básico para vestirse”. Hoy todos esos trajes, sus corbatas, moños, premios, placas, fotografías y reconocimientos están en Discos Dago, con la idea de en algunos años abrir un gran museo en su memoria.
Al preguntarle por detalles pocos conocidos de la vida del Rey del despecho, Olga Lucía detalla que era un hombre que no expresaba sus emociones, en especial las tristezas, “más bien se guardaba todo y era en las canciones en las que exponía todo su dolor o tristeza, tampoco le gustaban las fotos”.
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Mis verdades eternas, vida y obra de Darío Gómez, el Rey del despecho está divido en seis episodios en 230 páginas, que hacen un repaso por su vida personal y artística. El texto reúne una serie de fotografías inéditas tomadas del álbum familiar y una completa recopilación de fechas en las que fueron grabadas sus canciones, más los músicos que integraron sus equipos de trabajo a lo largo del tiempo.
Polémica
En el libro hay un capítulo dedicado a narrar sus cuatro grandes tristezas: la muerte de su hermana mayor Ángela, el trágico accidente de su padre y la compleja relación familiar; el secuestro de su hijo y la muerte de su hija Luz Dary, producto de su primer matrimonio.
Precisamente, al accidente que le costó la vida a su padre, tras una lucha para quitarle una escopeta, con la que iba a matar a su mamá, Darío le dedica varias páginas, para contar con detalles específicos los hechos sucedidos ese día, tras los que estuvo detenido.
Acerca de esos momentos crudos y otras polémicas en su vida, Olga Lucía cuenta que el Rey del despecho siempre fue muy transparente con sus actos y que nunca ocultó nada y que ella respetó eso en el libro, tanto así que un aparte titulado “Los contratiempos de la fama”, los autores cuentan distintos problemas que tuvieron a lo largo de la vida, como demandas o conciertos fallidos.
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“Darío nunca dejó de ser niño, encontró ya de adulto muchas pasiones cotidianas como jugar billar o ajedrez, parqués y hacer crucigramas, pese a que sus estudios fueron limitados conocía muchas cosas”, cuenta la autora, que reconoce que el título del Rey del despecho se lo dieron en una emisora, en Radio Calidad Cali.
Serie de TV
El libro se puede adquirir a través de la página web www.elreydeldespecho.com.co, en el email discosdago1992@gmail.com o en @dariogomezoficial en redes sociales.
De paso, Olga Lucía le contó a EL COLOMBIANO que ya se cerró la negociación para que el RCN TV lleve a la televisión la historia de Darío Gómez, a partir de los textos escritos en el libro que salió al mercado esta semana.
Mis verdades eternas, vida y obra de Darío Gómez finaliza con un repaso que el músico hace de su vida durante los días de pandemia, que pasó en su casa finca, de nombre La mansión del rey, en la que estuvo aislado, dedicado a escribir y sembrar.
“Gracias también a la tierna y hermosa Nini Johana, quien está conmigo desde hace varios años. Ella no es solamente mi esposa, sino también mi guardián protector”, se lee en el libro, en la única mención que hace a su última relación sentimental.
