Fundado en 2019, el grupo La Parla hace un teatro que desafía a los espectadores. Por ejemplo, en Los tres cerditos y el lobo condenado a reversar la primavera –obra que tendrá temporada del 3 al 5 de octubre en Teatro Casa Clown a las ocho de la noche– se relatan los momentos finales de Nicolás, que se ahoga en el mar, y sus recuerdos de los tres migrantes que se prostituyen en el Parque Bolívar y en algunas residencias de Boston. “El teatro tiene la misión de dar respuesta a las heridas físicas y emocionales que ocasionan la deshumanización”, dice el dramaturgo Mateo Rendón, que fundó el grupo en la comuna 13.
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Egresado de la Universidad de Antioquia, Rendón es uno de los nombres que acude a la charla de los expertos cuando se les pregunta por los nuevos directores paisas cuyas propuestas despierten el interés de los públicos. Su trabajo escénico combina la crudeza de la vida en la ciudad con la poesía que habita cada instante de la vida. También se nutre de las reflexiones académicas hechas en el marco de su formación de magíster en paz, desarrollo y Ciudadanías: “Nosotros creemos que el teatro responde al antes, el durante y el después del conflicto armado en Colombia, investigando, produciendo y proyectando propuestas artísticas ubicadas en los derechos humanos”, dice Mateo, que por estos días está en África, en una experiencia formativa.
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Esta obra hace parte de una trilogía de cuentos infantiles que han sido adaptados al contexto colombiano. El trabajo comenzó con Alicia en el país de las maravillas, una obra que narra el reclutamiento forzado de menores a través de la historia de Jesse Polo Torres, un joven reclutado en la zona rural de Caucasia. La segunda entrega es Aquí te espero, Pinocho y se inspira en el caso de Santiago Larrea, condenado por el feminicidio de su novia. Por último, Los tres cerditos entrelaza el testimonio de Nicolás Blandón, amigo del dramaturgo y exdrogadicto, con las historias de tres migrantes venezolanos que prestan servicios sexuales en el centro.
“Mi intención es crear un espacio donde el público pueda reflexionar sobre la realidad de nuestro país a través de una mezcla entre lo infantil y lo horroroso”, dice Mateo.