Cuando el Museo de Arte Moderno de Medellín llegó a Talleres Robledo en 2009, tener una segunda etapa era una idea en papel, un sueño de muchos, que en ese entonces tampoco se mencionaba tanto, porque era momento de instalarse en el nuevo espacio. Pasaron, incluso, tres años para que los planos estuvieran listos y el presupuesto y los detalles. Esperar, no obstante, ha sido parte del cuento.
(Vea aquí en video la nueva cara del MAMM)
En 2012, la entonces directora Juliana Restrepo dijo que “es un edificio necesario, porque si bien nosotros somos conscientes de que el museo no es un edificio, sino una institución, y que lo que hace grande a un museo no es su infraestructura física, sino el programa, uno siente que para el museo la infraestructura no era suficiente”.
Ese museo en planos es ahora un museo en cemento. No le falta nada, comenta María Mercedes González, la directora. Ya están invertidos allí los 24 mil millones de pesos que costó su construcción –50 por ciento de la Alcaldía, el resto por las Fundaciones Sofía Pérez de Soto, Fraternidad Medellín, otras privadas, Bancolombia, Sura, Conconcreto, Argos y Mincultura–.
Está listo. “Trapeado, barrido, con las plantas. Las cosas que se vienen son grandes, la programación, pero la verdad es que hemos encontrado mucho apoyo, mucha generosidad, mucho compromiso”.
Ya serán suficientes los 9.910 metros cuadrados que es ahora el Mamm, cuando se suman Talleres Robledo y el nuevo edificio. Muy importante, no solo para las exposiciones que se podrán traer, sino además para mostrar la colección propia. No toda al tiempo, por supuesto, son 2.500 piezas.
Llegan al nuevo edificio otras artes, no porque se hubieran ido, sino porque ya tienen su lugar, como el cine –de tradición en el museo cuando estaba en el Carlos E.– y la música. En el teatro se hizo una inversión en sistemas de proyección, iluminación y sonido.
Luego está que el Mamm será el museo para encontrarse con la cultura. Esta tarde es la preapertura. Desde mañana, es un museo abierto a la ciudad