Así es el amor. La viudez del maestro Fernando Botero duró apenas cuatro meses y 10 días. El 5 de mayo pasado había despedido a su esposa Sophia Vari, la artista griega que fue su compañera de vida desde la década del setenta, cuando se conocieron durante una cena en París.
“Conocí primero al hombre antes que al gran artista”, reconoció la también escultora, pintora y joyera en una entrevista con este diario en 2012. Ambos estaban casados cuando se conocieron, Vari dijo en algunas oportunidades que su primer matrimonio era por conveniencia, y que no era feliz, pero que le atormentaba pensar en ser infiel.
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Así mismo, el éxito de Botero, no solo en el arte sino con las mujeres, le causaba preocupación. Sin embargo, el amor pudo más, y en 1978, cuando ya estaban ambos divorciados se dieron el sí hasta la muerte.
Esta dupla inseparable recorrió el mundo entre cuadros, esculturas monumentales, joyas y collages. Compartían el amor por el arte y la cultura. Su escenario se movía entre Francia, Italia, Estados Unidos, México y Colombia, siempre juntos. Su vida de pareja se desarrollaba en francés, idioma en el que ambos se sentían muy cómodos, el primero que utilizaron para entenderse, pues ella no sabía nada de español y Botero, menos de griego.
En 2019, en una entrevista con EL COLOMBIANO el maestro Botero se refirió a su esposa con estas palabras: “La admiro muchísimo como artista y la quiero mucho. Llevamos 40 años juntos. Tenemos una relación extraordinaria. El éxito de esto es que ella sea tan adorada, tan querida”.
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Mientras que ella cuatro años antes había expresado: “Fernando me ha ayudado mucho, porque en nuestros 36 años que llevamos juntos con alguna frecuencia me he perdido. Uno se pierde probando esto o aquello y se confunde, y él siempre me pone en el camino de lo que es bueno para mí. Y lo mejor es que siempre me ha hecho sentir a su nivel. Hablamos de arte todo el tiempo, los dos y lo hacemos con una atención profunda, y luego a la hora de la comida hablamos de esto y yo hablo de su trabajo, de la exposición. Y mira mi trabajo con profunda atención”.
Vari falleció de cancer a los 83 años, y ahora en la eternidad se le une su esposo, el maestro Botero, el antioqueño más global del mundo, el que enalteció el nombre de este departamento y del país.