Por lo menos cinco de sus películas han sido las más taquilleras en el país. Será el productor de la serie original de Netflix, Siempre bruja. Bien se ha dicho que la única regla es no tener reglas. Dago, tampoco tiene fórmulas para el éxito.
Está convencido de que el mercadeo y conectarse con el público son piezas fundamentales para alcanzar las grandes audiencias. Sabe muy bien que hace cine y televisión de entretenimiento.
Prepara cuatro películas para 2018: una adaptación para el público mexicano de La pena máxima, y las películas El man del porno, El reality, y El paseo 5.
Exitoso en taquilla y odiado por la crítica cinéfila, Dago García sigue haciendo el cine de entretenimiento que le apasiona.
¿Cuál es la fórmula para el éxito en taquilla de sus películas?
“No hay fórmula, si existieran nadie se equivocaría. El entretenimiento básicamente mueve emociones primarias y si uno mismo no se emociona con lo que hace, no hay forma de conectar lo que se quiere con el público”.
¿Cuál es el lugar del mercadeo y la publicidad en sus películas?
“En las proyecciones presupuestales destinamos aproximadamente el 25 % a la película para ese rubro. La exhibición y la distribución exige mucha creatividad. Es muy importante un socio estratégico como Caracol TV, pero buscamos salidas a través de la radio o estrategias BTL. La película no termina cuando se saca la copia final de laboratorio”.
Hay una diferencia abismal entre la taquilla del cine independiente y el cine de entretenimiento...
“Es natural que ocurra. El de entretenimiento convoca públicos que apelan a cuatro emociones fundamentales: la risa, en la comedia; el miedo, en el terror; la sorpresa, en las películas de acción, y al amor, en las comedias románticas. Hay un público que busca esas emociones primarias. Hay otras producciones más complejas, con un público más reducido, con una actitud frente al cine y la vida, que no es lo común. Entre ese cine de gran público y ese otro hay una cantidad de grises hacia los cuales debe apuntar nuestra cinematografía. Por ejemplo, Satanás, Al final del espectro, El páramo, La cara oculta. Es evidente que una película como Señorita María está siendo exitosa con el público al que está convocando”.
¿Qué lo motiva a apoyar producciones de nicho?
“El cine de autor ha sido el lugar donde se ha descubierto las innovaciones narrativas. Definitivamente el del gran público tiene la responsabilidad de subvencionar y apoyar este tipo de trabajos porque luego se usufructúa de este”.
Como productor con una larga carrera, ¿qué análisis le merece la Ley de Cine?
“Creo que es una ley sabia. En anteriores leyes se tenía una perspectiva mesiánica que le daba al productor todo para que hiciera la película. Como está diseñada ahora no solamente promueve el filme sino que también la gestión presupuestal de las películas. En ese sentido ayuda a profesionalizar el rol del productor, una figura que ha aparecido más en los últimos años.
A partir de la Ley de Cine, sea a partir de premios, becas o exenciones tributarios, se inyecta presupuesto a las películas para arrancar el proceso, pero obliga a los productores a que lo completen, gestionen presupuestos y planteen el cine como una empresa”.
¿Le molesta que lo relacionen con un cine de entretenimiento?
“He aprendido a convivir con eso y he tratado de blindarme. Como mecanismo de autodefensa he dejado de leer lo que se escribe sobre mi trabajo, porque finalmente me descomponía”.