No es exagerado decir que “Todos quieren con Alberto”. Así tituló la revista mexicana Quien, por ejemplo, el reportaje que le hizo al cubano Alberto Guerra, radicado en México, y que es, sin duda, el actor del momento.
Desde 2002, cuando tuvo su primera oportunidad en la serie Vale todo no ha parado de trabajar, pero fueron sus proyectos en Narcos: México y más recientemente Griselda, con Sofía Vergara y la dirección de Andrés Baiz, los que proyectaron su carrera a tal punto que hasta Madonna lo eligió para protagonizar con ella una portada de la revista Re-Edition o que fuera invitado a la pasarela de Dolce & Gabbana en la feria de Milan de este año.
Sus proyectos no paran. Actualmente está en Tokio, Japón, grabando una serie, muy distinta a lo que ya ha hecho hasta ahora, pero de la que por ahora no se conoce mucho. Mientras tanto acaba de estrenar Pimpinero: sangre y gasolina, que luego de su paso por cartelera se podrá ver en Prime Video desde este viernes 22 de noviembre. Allí interpretó a Ulises.
Conversamos con él mientras es temprano en Tokio, 9:30 de la mañana, y de noche en Colombia (7:30 p .m. del día anterior). Tiene puesta la camisa negra del merch de la más reciente gira de Juanes. El paisa fue su compañero de set en Pimpinero interpretando a Moisés, el hermano mayor de Ulises: “Juanes es un tipo con una gran sabiduría de vida, de honestidad, de bienestar, de tranquilidad, que ya quisiera yo tener un hermano mayor así”, nos dijo.
Juanes le confesó a EL COLOMBIANO que se acercó muchísimo a Andrés Baiz, el director y a actores como Alberto para estar a la altura de este proyecto. Para Alberto fue muy bonito ver ese proceso creativo de Juanes, “una persona que ya tiene toda la experiencia del mundo, que no tiene absolutamente nada que probar, que ya pasó a los libros de la historia de la música latinoamericana y mundial y verlo en esta nueva manera de exponerse y de vulnerabilidad como un niño chiquito, aprendiendo algo, nervioso y preocupado por realmente hacerlo muy bien fue impresionante”.
Alberto piensa que la actuación puede ser un lugar muy solitario, pero hay que confiar y convertirlo en algo colaborativo: “Yo necesito realmente de Juanes para hacerlo bien y quiero que él lo haga bien, por él, por mí, por la escena y por la historia y lo mismo le sucedió a él. Tuvimos un trabajo muy amoroso”, precisó.
Sobre Colombia
Alberto recalca que ha pasado varios de los mejores momentos de su vida en Colombia, “y eso es al final lo que cuenta en la vida de cada uno” y es que hasta los acentos que le ha tocado interpretar los ha incorporado a su vida, así como la arepa, de la que dice entre risas que los engorda a todos menos a los colombianos.
De su trabajo en Pimpinero, en las grabaciones en Guajira, destacó lo retadora que fue la filmación física y logísticamente, “pero esas son las cosas que yo agradezco. Si mi personaje requiere paz, pues trataré de buscar un entorno de paz y si mi personaje requiere de caos voy a disfrutar de ese caos y en ese sentido tener que filmar en un lugar donde todos los días tenías que cruzar el desierto a las 5:00 de la mañana para poder llegar al set, y que a las 12:00 del día te iba a dar un sol en la cara y en todo el cuerpo con 40 grados y tú tenías maquillaje y botas y la ropa y la tormenta de arena que pega de pronto, todo eso más allá de estorbar acaba siendo una parte sumamente necesaria en el proceso porque es lo que le da verdad. Si me ves cerrando el ojo en la película es porque realmente me está entrando arena y esas son las cosas que a mí me gustan como actor”.
Concluye que producciones colombianas como esta nos deben hacer sentir mucho orgullo del buen trabajo que se hace en el país, con gente como Andrés Baiz, tan comprometida en mostrar el talento de Colombia ante el mundo.