Tenía las notas en la sangre, y eso lo hizo un genio, a pesar de que Ludwig van Beethoven padeció varias afecciones que hicieron de su vida un “interminable sufrimiento”, como escribió en un testamento a los 32 años. El compositor (1770 - 1887) sufrió de síndrome del intestino irritable, diarrea violenta, enfermedad de Whipple, depresión crónica, envenenamiento de mercurio e hipocondriasis, señala el documental Diseccionando a Beethoven. Su aspecto y comportamiento no parecían el destello de un genio: “Era desarrapado, grosero, malgenio, intolerante, solitario, recorría con sus manos atrás su levita raída, un sombrero deformado y una vez fue capturado porque creían que era un vagabundo”, comenta el director de orquesta Alberto Correa Cadavid.
El talento era heredado: su abuelo y padre, Ludwig y Johann Beethoven, eran músicos de mediano renombre en la ciudad de Bonn, Alemania. Y tenía la conciencia que la música debía ser perfecta. “Pulía cada compás hasta la perfección, o le surgía un verso como a los poetas y lo pulía hasta que le salía perfecto. Mozart se iba a un parque y escribía una obra sin un solo error en 20 minutos. Beethoven se demoraba hasta 2 años para componer una sinfonía. Era una lucha contra el destino”, comenta el maestro Correa, con mas de 70 años de carrera y 3.500 conciertos, muchos de ellos de Beethoven.
Beethoven no se destacó por cantidad: “solo” compuso 9 sinfonías, 5 conciertos para piano, uno para violín, 16 cuartetos de cuerdas, 32 sonatas para piano, 8 sonatas para violín y piano, una ópera, dos misas, un oratorio y unos cuantos corales: “No fue el exceso, sino que esa música era perfecta, aún la que era para descansar, las bagatelas como Para Elisa, son obras en las que no hay un solo daño”, relata con emoción el maestro Correa, quien ha dirigido varias de sus piezas durante décadas.
A nivel formal hizo una rebelión contra la misma música: “Dejó la música perfecta del clasisismo, que a los cuatro compases cambia de tonalidad, y también las orquestas pequeñas y sinfonías de 20 minutos. En 1803, con La Heroica hizo un cambio total y dijo: la música es pasión, lo que haya que decir con los instrumentos que haya que decirlos y durante el tiempo que se necesite. En consecuencia engrandeció la orquesta, los primeros movimientos los hizo gigantescos y tenemos la génesis de la música romántica que le siguió y que permanece hasta ahora”, relata Correa.
El maestro italiano Antonio Miscenà, director general del Cartagena Festival Internacional de Música, donde se han dedicado varias ediciones al compositor alemán, destaca que Beethoven evolucionó la forma sonata, la principal del periodo clásico (como Haydn y sobre todo Mozart). “Escribió 32 sonatas fundamentales para la historia de la música y todos los pianistas. En ellas está el periodo clásico, romántico y va mucho más allá. Igualmente las sinfonías son un pilar fundamental en toda la música occidental”.
Finalmente, añade que sería imposible estudiar música sin pasar por Beethoven.