El regreso a Colombia del excomandante paramilitar Salvatore Mancuso revivió la discusión sobre su responsabilidad en numerosos crímenes y sobre sus relaciones con algunos sectores políticos y empresariales del país.
Mancuso llegó a Bogotá procedente de Estados Unidos, en donde estuvo más de 15 años pagando una condena por narcotráfico, y después fue trasladado en helicóptero a la cárcel de máxima seguridad La Picota, en Bogotá.
Según las autoridades, allí será notificado de una de las 57 órdenes de captura que tiene en su contra por los crímenes cometidos cuando estaba al mando de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Uno de los que se pronunció de manera extensa sobre el regreso de Mancuso fue el expresidente Álvaro Uribe Vélez, a quien el exjefe paramilitar en una de sus declaraciones recientes ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y señaló de tener relación con algunas masacres ocurridas en el país.
A través de un video publicado en redes sociales Uribe señaló que Mancuso había sido extraditado por su gobierno porque “se comprobó que seguía delinquiendo desde la cárcel de alta seguridad de Itagüí”, en donde estaba recluido después de su desmovilización y de la firma del acuerdo de la Ley de Justicia y Paz en 2005.
El expresidente señaló que Mancuso y los otros exparamilitares habían sido enviados a Itagüí porque alertaron al Gobierno de una posible fuga masiva en la cárcel de La Ceja, donde estaban inicialmente recluidos. Después, con el visto bueno de los Estados Unidos, fueron llevados hasta cárceles en ese país.
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“Poco después de ingresados a las cárceles de los Estados Unidos empezaron a llegar visitantes, algunos de ellos eran sus enconados enemigos de la víspera, varios cercanos a la guerrilla, que con afán ofrecían beneficios para que dieran información sobre mis supuestos vínculos con paramilitares”, señaló Uribe, sin dar detalles o nombres de quiénes fueron los visitantes de los exparas.
Sobre las acusaciones de Mancuso, quien dijo haberse reunido con Uribe, el exmandatario dijo que eso no era cierto y que solo se habían saludado “pocas veces” por su vinculación a Montería.
“En la campaña presidencial me negué a reunirme con él, como quedó públicamente establecido y también públicamente desautoricé que me apoyara en Barrancabermeja, como me había dicho el padre De Roux”, agregó Uribe, quien fue presidente de Colombia en dos periodos presidenciales entre 2002 y 2010.
El expresidente también negó que Mancuso lo hubiese visitado en su finca El Ubérrimo para encontrarse allí con altos mandos de la Policía Nacional. “El coronel Suárez, comandante de la policía de Córdoba, año 95 - 96, me visitó a preguntar por mi seguridad, el vehículo quedó en la calle, esta casa está sobre una vía pública muy transitada. El coronel desmintió a Mancuso, quien dijo que fueron al Ubérrimo a reunirse conmigo. Dijo Mancuso que no hablamos sobre paramilitarismo en Antioquia”, argumentó el expresidente, señalado en varias ocasiones de haber hecho alianzas con los entonces comandantes paramilitares.
Uribe dijo que Mancuso estaría usando la estrategia de acusarlo “para que sus viejos enemigos lo traigan al país”. Sobre casos puntuales, también respondió a quienes lo señalan de haber quitado la protección al Eudaldo León Díaz Salgado, conocido como Tito Díaz, alcalde del municipio de El Roble, en Sucre, quien fue asesinado por paramilitares en 2033. Crimen que según Mancuso fue solicitado por el entonces gobernador de Sucre, Salvador Arana y facilitado por la decisión de Uribe.
Otra de las acusaciones delicadas de Mancuso sobre el expresidente es que, según el exjefe paramilitar, este habría estado enterado de las masacres de El Aro (1997) y La Granja (1996), en Antioquia, perpetradas por paramilitares.
“Mancuso cambia de versiones para firmar que Pedro Juan Moreno, secretario de gobierno de Antioquia, sabía de las masacres del Aro y La Granja, y que por ende yo debería haber sabido”, respondió Uribe.
El expresidente, además, se refirió al caso del crimen de Jesús María Valle, defensor de derechos humanos y abogado, que fue asesinado en 1998, y que según Mancuso fue planeado por Uribe, Pedro Juan Moreno y el exjefe paramilitar Carlos Castaño.
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“Mancuso inicialmente dijo que no supo del tema y recientemente acusó a Pedro Juan Moreno de haber solicitado a Carlos que este año que cometiera ese asesinato que porque el doctor Valle acusaba al general Carlos Ospina, sobre todo esto he respondido a la opinión pública”, se defendió Uribe en su publicación.
Por último, el exmandatario dijo que en su momento denunció más de 90 masacres ocurridas en Antioquia durante su periodo como gobernador, “muchas cometidas por las guerrillas que no han cobrado importancia”; y terminó repitiendo que él extraditó a los paramilitares y preguntando: “¿Entonces con quiénes más me reuní?”, para hacer alusión a las palabras de Mancuso.