En contravía de lo que pregonaba semanas atrás, el nuevo ministro del Interior confirmó que el Gobierno buscará una Asamblea, pero por las vías de la Constitución.
La bocanada que implicó la llegada de Juan Fernando Cristo al Ministerio del Interior no duró ni siquiera un día. Semanas atrás, en medio de los mensajes erráticos alrededor de una Asamblea Nacional Constituyente y hasta de la reelección del presidente Gustavo Petro, fue de los primeros en sentar su voz de protesta y expresar su férrea oposición.
De allí que para el país político su arribo –confirmado por el propio Petro este miércoles–, fuese un respiro y enviara un mensaje en medio del hermetismo. Sin embargo, bastaron horas entre el anuncio de su nombramiento y una inusual alocución desde Palacio para que Cristo sorprendiera con declaraciones que volvieron a levantar polvareda y encender el coro constituyente.
En contravía de lo que pregonaba semanas atrás, el nuevo ministro de la política confirmó que el Gobierno –bajo su batuta– sí buscará concretar la convocatoria de un proceso para revolcar la Carta Magna de 1991. Lo anterior, a través de una serie de diálogos con diferentes sectores políticos que arrancará la próxima semana.
“Es un acuerdo nacional que, eventualmente, puede o no –y eso surgirá de las conversaciones–, terminar en una Constituyente. Sería un proceso que comienza ahora y que si llegamos a un acuerdo político se elegiría en el próximo Gobierno, no en este”, sostuvo Cristo.
Si bien el ministro entrante quiso apaciguar las aguas asegurando que todo dependerá de los diálogos con diferentes sectores y que, en todo caso, la Constituyente no se materializaría en este Gobierno, la confirmación le echó leña al fuego a un tema que permaneció en el congelador varias semanas.
De nada sirvió, incluso, que Cristo asegurara que la convocatoria se haría bajo los parámetros de la Constitución del 91, “es decir que sea fruto de un acuerdo nacional y no de la imposición de alguien”.
Lo anterior, ante la desconfianza que genera desde ya en los sectores políticos el cambio de postura del ahora ministro, que apenas en mayo pasado se expresaba con firmeza en contra de una Constituyente. “La Constituyente es inviable. La reelección es imposible”, sostuvo Cristo en un trino en mayo pasado, en el que advertía que “antes fue un desastre saltarse la Constitución. Ahora también”.
Incluso, en marzo el ahora ministro aseguraba que convocar a una Constituyente era “una mala idea”, al tiempo que insistía en que era “inviable” dado que el Gobierno estaba “lejos de contar con las mayorías que se necesitan en el Congreso para aprobar una ley que convoque a esa Constituyente”. Por ello, abogaba por la concertación.
“¿A cuál de los dos Juan Fernando Cristo le creemos?”, cuestionó desde la oposición la senadora María Fernanda Cabal (Centro Democrático). “En el desayuno sabemos como va a ser el almuerzo. Sin posesionarse y ya se levanta con el pie izquierdo. No cuenten conmigo y espero tampoco con el Partido Conservador”, señaló a su turno el senador Germán Blanco.
En respuesta a la oleada de críticas, Cristo compartió una columna de principios de mayo en la que, aunque ratificó que “no es el momento para hablar de una Asamblea Nacional Constituyente”, no descartaba “hacia el futuro” la idea de construir un acuerdo nacional que pudiera incluir “eventualmente” una convocatoria del proceso. “Lo dije en ese entonces: cualquier idea de Constituyente tiene que ser el fruto de un acuerdo nacional y ser tramitada por el Congreso. Iniciaremos diálogos con todos los sectores en busca de consensos que se pueden concretar para el próximo periodo presidencial”, manifestó el ministro este miércoles.
¿Campaña anticipada?
Para el profesor Luis Guillermo Guerrero, quien fuese asesor en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, las declaraciones de Cristo corroboran –de forma pragmática–, que “una cosa es estar fuera del gobierno y otra estar en el gobierno”.
De acuerdo con el constitucionalista, si bien Cristo se mantiene en su postura de que es inviable una Constituyente en este momento, defiende que “sí es posible convocar ahora a un diálogo nacional que decida sobre la conveniencia o no de convocar una Asamblea Nacional y, en caso afirmativo, lo temas de los que habría de ocuparse”.
Sin embargo, alertó que ese mentado diálogo en búsqueda de un acuerdo nacional no sería conveniente teniendo en cuenta que sigue siendo “gaseosa la idea del proceso constituyente”. Además, sostuvo que no hay ambiente “en torno a la identificación de temas que ameriten un proceso tan complejo como el de una Constituyente”.
A su turno, la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, sostuvo que el proceso de exploración que podría terminar en la Constituyente marca el derrotero de lo que serán unas elecciones anticipadas con miras a 2026. “Empezando el periodo preelectoral, máximo en marzo del otro año, sería un tema de agenda que dejaría este Gobierno para la discusión de los candidatos a Presidencia y Congreso. Estamos hablando de un proceso que toma muchísimo tiempo y seguramente no ocurrirá en este Gobierno”, dijo.
Lo cierto hoy es que, aun sin haber sido nombrado y con miras a la segunda mitad del mandato del presidente, el ministro Cristo arriba a la cartera con un ruido que no deja de generar angustia y zozobra entre quienes creen que no habrá acuerdo que valga y que Petro estaría buscando permanecer en el poder más allá del periodo constitucional para el que fue elegido. “Colombia no necesita constituyentes ni intentos de dictadores que quieran perpetuarse en el poder. Lo que Petro busca hacer con nuestra democracia es una burla”, declaró el representante Jose Jaime Uscátegui.
En medio del debate por una constituyente, Cristo está llamado también a liderar la agenda de reformas del Gobierno y mantener una buena relación con un Congreso en el que –a diferencia de lo que ocurrió cuando fue ministro del Interior en el Gobierno de Juan Manuel Santos (entre 2014 y 2017)–, no cuenta con amplías mayorías.
“Se viene una legislatura compleja y el trámite de las demandas de inconstitucionalidad contra el único logro legislativo del Gobierno, como es la pensional. Para ‘capotear’ esas situaciones, la llegada de Cristo se entiende desde la necesidad de concertar y buscar algún manejo”, remató el profesor Carlos Prieto, abogado y politólogo de la Universidad Javeriana.
Por si fuera poco, Cristo desde ya se planteó otros dos desafíos paralelos. Por un lado, “profundizar la autonomía territorial” y, por el otro, contribuir en avanzar en un asunto de todo su resorte: consolidar la implementación del Acuerdo de Paz. ¿Podrá el nuevo ministro encarar semejantes desafíos en medio del zumbido Constituyente?
Opiniones divididas desde el Congreso
Carlos Fernando Motoa/Senador de Cambio Radical
“¿A quién le cabe en la cabeza convocar una Constituyente diferida en el tiempo a dos o tres años, que solo asumiría funciones cuando se elija el nuevo presidente y el siguiente Congreso? ¡No es lo adecuado!”.
Paloma Valencia Laserna/Senadora del Centro Democrático
“El presidente Petro está muy desesperado por hacer la Constituyente de manera muy rápida. Estará buscando unos estados de excepción (...) El presidente viene hablando de una Constituyente y el nuevo ministro Cristo lo reconfirma”.
Iván Cepeda Castro/Senador del Pacto Histórico
“La designación de Cristo abre la oportunidad de materializar un acuerdo nacional. Sea cual sea la figura política que se adopte para refrendar o validar esas iniciativas, debe contar con todas las fuerzas políticas, sociales y económicas”.
¿Qué dice la Constitución sobre una Constituyente?
1. La constituyente debe ser aprobada por el Congreso con mayorías absolutas.
2. Una vez aprobada, el presidente remitirá la ley para revisión de la Corte Constitucional.
3. Será aprobada si una tercera parte del censo electoral vota sí (12,9 millones de personas).
4. Posteriormente, se elegirían los constituyentes y la deliberación de la Asamblea.
