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Secuestros y atracos mortales para robar criptomonedas en Colombia

El auge de este activo virtual ha despertado la ambición de los delincuentes, según hechos conocidos en Antioquia, Barranquilla y Bogotá. Autoridades atacan los casos de forma aislada.

  • El 19 de enero pasado rescataron a un comerciante en Envigado, víctima de un secuestro para robarle criptomonedas. FOTO cortesía gaula militar
    El 19 de enero pasado rescataron a un comerciante en Envigado, víctima de un secuestro para robarle criptomonedas. FOTO cortesía gaula militar
01 de febrero de 2024
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Las criptomonedas, ese polémico activo digital que promete transformar la economía global, despertó la ambición de los criminales en Colombia, que cada vez más ejecutan secuestros y mortales atracos para conseguirlas.

El caso más reciente sucedió en Envigado, Antioquia, pero se pueden rastrear incidentes desde 2018, cuando estas monedas virtuales se popularizaron y al mismo tiempo entraron al catálogo de las bandas delincuenciales.

El 2 de abril de ese año, en una vivienda del barrio Buenos Aires, de Medellín, tres asaltantes disfrazados de policías simularon un allanamiento y retuvieron a un inquilino.

Le robaron joyas valoradas en $8 millones y lo secuestraron, obligándolo a llamar a su hermano, cuyo nombre sabían de antemano, para que realizara una transferencia de $200 millones en Bitcoins (una marca de criptomoneda).

El fenómeno se apaciguó con las cuarentenas por la covid-19, pero regresó a finales del 2020. Según registros judiciales, el 25 de diciembre, en plena resaca de las fiestas navideñas, un turista de República Dominicana cayó en las manos de otra banda de Medellín, especializada en seducir a extranjeros por la red social Tinder, para robarles.

Se encontró con dos mujeres de la organización en un bar de El Poblado, donde le suministraron benzodiacepinas para nublarle la mente y diezmar su voluntad.

Así lo obligaron a transferir $1.800 millones en criptomonedas, con los que hicieron múltiples compras.

En la Navidad siguiente, el 24 de diciembre de 2021, sucedió uno de los casos más emblemáticos de este fenómeno, en Bogotá. La víctima fue Natalia Castillo Preciado, asesora de comunicaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen.

A las 2:55 a.m. salió con dos amigos de un bar en el barrio San Luis, de la localidad de Teusaquillo, cuando fueron interceptados por un par de venezolanos que tenían una pistola traumática, modificada para disparar balas reales.

La comunicadora se resistió al atraco y la mataron. A sus amigos les hurtaron los celulares, los obligaron a desbloquearles el sistema de seguridad y desde uno de los aparatos “hicieron un retiro en criptomonedas por valor de $5’500.000”, de acuerdo con el reporte de la Fiscalía.

El siguiente asesinato se registró el 28 de febrero de 2022, en el barrio Betania, de Barranquilla. Según el expediente, Liliana Segovia Navarro, de 36 años, tenía 10.050 dólares en criptomonedas, de lo cual se enteró el delincuente Jairo Medina Vega.

La buscó por redes sociales y la invitó a una reunión, con la excusa de proponerle un negocio para invertir ese capital y multiplicar las ganancias.

Al llegar a la cita, Medina la torturó a punta de golpes, dentro de la camioneta de alta gama de la víctima, extrayéndole a la fuerza la clave de su cuenta en la billetera virtual Metamask. Luego la estranguló hasta la muerte.

El homicida, según su confesión posterior, se robó la camioneta y en ella condujo el cadáver hasta su casa. Lo guardó en un tanque de plástico, hasta que oscureció, y en la madrugada del 1 de marzo siguiente lo botó en un paraje despoblado del municipio de Tubará, en Atlántico.

Luego hurtó el dinero virtual haciendo transacciones desde el celular de la occisa.

Un quinto episodio fue documentado el 13 de abril de 2023, y una vez más los afectados fueron turistas de nacionalidad dominicana que llegaron a Medellín.

Pactaron una cita en una discoteca de El Poblado con dos mujeres que conocieron por Tinder, allí fueron emborrachados primero, y luego drogados.

En compañía de sus compinches, los llevaron a un apartamento, en el cual les hurtaron $40 millones en efectivos, joyas y relojes. Les sacaron $11 millones más de sus tarjetas de crédito y después otros $43 millones de las criptomonedas que tenían en las billeteras virtuales.

El caso más reciente fue el 18 de enero de 2024, en una casa finca del sector Loma del Chocho, en municipio de Envigado. Un comerciante fue citado al lugar, con la motivación de que le iban a exponer un importante negocio de inversión con criptomonedas.

De acuerdo con la información recaudada por los agentes del CTI y el Gaula Militar, de súbito fue reducido por criminales armados que se identificaron como miembros de “la Oficina”. Estuvo 24 horas retenido, tiempo durante el cual lo obligaron a hacer transacciones electrónicas. Le robaron 184.000 dólares en criptomonedas y luego les pidieron a sus familiares $3.000 millones de rescate.

Para su fortuna, el Gaula lo rescató el 19 de enero.

Un delito poco visible

EL COLOMBIANO consultó diferentes instancias de la Policía para explorar más este fenómeno, constatando que no existen estadísticas puntuales ni análisis específicos sobre las modalidades de hurto de criptomonedas, ni en la Dirección Antisecuestro, ni en la Dirección de Investigación Criminal ni el Centro Cibernético.

Las agencias de seguridad están abordando el problema de manera aislada, según la forma material del hecho, es decir, se investiga como secuestro, hurto agravado, estafa u homicidio.

La Fiscalía, por su parte, además de imputarles esos delitos a los sospechosos capturados, les endilga las conductas de transferencia no consentida de activos, que puede dar hasta 10 años de cárcel; y acceso abusivo a un sistema informático, que da 8 años.

Más allá de los métodos que emplean los criminales para someter a las víctimas, hay algunas acciones que podrían tomar los usuarios de criptomonedas para reducir el riesgo de hurto.

Diego Espitia, experto en ciberseguridad, recomendó habilitar las múltiples medidas de seguridad que proponen las plataformas de exchange de moneda virtual, pues no todos los usuarios las activan, para ahorrar tiempo en las transacciones.

Una medida extrema es no tener en el celular ninguna APP de transacciones monetarias o bancarias, pero, si esto no es posible, “los sistemas IOS y Android ya incluyen cajas de seguridad (secure box), dentro de las cuales se pueden configurar las aplicaciones y billeteras virtuales con una certificación de seguridad diferente y más difícil de acceder”, indicó el experto.

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ANEXO: RIESGOS DE ESTA CLASE DE ACTIVOS

- La vulnerabilidad de las criptomonedas radica en el hecho de que son activos que no están regulados por el sistema bancario convencional, lo que hace difícil su rastreo en casos de hurto.

- Tampoco están protegidas por los fondos de garantías de depósito ni por los de garantías de inversiones, lo que provoca especulaciones con su valor real, que puede dispararse en una semana y perder valor en la siguiente.

- Esta situación facilita que, además de secuestros y atracos, las criptomonedas sean asediadas por estafadores que pintan falsos negocios millonarios.

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