En los últimos años los nombres que le ponen los colombianos a sus hijos han cambiado. Antes era común que los recién nacidos fueran bautizados con nombres bíblicos o por el santo del día en que nació. Ahora, se hacen combinaciones extrañas. De acuerdo con un informe publicado por la Registraduría en mayo de 2024, en los últimos años se han registrado en nuestro país desde Yariangelis, hasta Messi Andrés, todos nombres modernos.
Por eso, Noticias Caracol hizo el ejercicio de preguntarle a la inteligencia artificial ¿cuáles son los nombres que se usan cada vez menos en Colombia?
De acuerdo con lo que encontró la IA en perfiles de las redes sociales y artículos publicados en páginas web en Colombia, hay por lo menos 20 nombres de hombre y mujer que podrían desaparecer en los próximos años porque cada vez se utilizan menos y porque las personas que los portan ya tienen una avanzada edad.
En EL COLOMBIANO le presentamos el listado de nombres, de hombres y mujeres, de una manera diferente, a modo de cuento. Imaginamos una reunión y un diálogo entre quienes tienen esos nombres y las nuevas generaciones. Aquí el listado, en una mezcla entre realidad y ficción.
¿Cuáles son los nombres de mujer que menos se usan en Colombia?
Dicen algunas personas mayores que en nuestro tiempo se han perdido las buenas costumbres. Y parecen tener razón. Lo manifiesta sentada en su silla mecedora la abuela Natividad, indignada porque ninguna nieta, bisnieta o tataranieta, heredó su nombre inspirado en natillas y buñuelos.
Ella tiene un grupo de amigas que, con el paso de los años, se han quedado sin tocayas: son únicas en su especie identitaria. Doña Gertrudis, que alguna vez pasaba orgullosa frente a la iglesia del parque de Envigado, ahora solo va a la parroquia para escuchar que alguien diga su nombre afuera de su casa.
Adela, señora refinada que en algún momento tuvo una tocaya influyente en la costa caribe colombiana (Adelita de Char), manifiesta con tristeza que ni ella, ni sus vecinas Bertha, Cleo, Dorotea, Edelmira y Hortensia, todas solteronas invencibles, como diría García Márquez, lograron que sus sobrinos y las generaciones venideras les hicieran el “honor” de ponerles sus nombres a las mujeres que nacieron en sus familias.
Faustina, una señora que defiende lo bueno de tener el nombre de una santa polaca, dice que ahora las madres no tienen vocación religiosa, que cómo es posible que prefieran ponerle Sofía, Lady, Taylor, a una mujer habiendo nombres tan bonitos en la historia de Colombia como el suyo y el de sus comadres Ismenia, Jacinta, Leonor, Mercedes, Otilia, Quintina, Rosalba, Serafina y Teodora.
Doña Ursulina, que nació antes de que Gabo escribiera Cien Años de Soledad e inmortalizara en el libro una suerte de homónimo de su nombre en doña Ursula Buendía, la protagonista del libro, dice que cuánto le hubiera gustado visitar en estos tiempos a una recién nacida que llevara el nombre de Visitación, su íntima amiga de toda la vida.
Porque esos nombres, que algún momento fueron tradicionales, predominantes en Colombia, ahora no se usan. Es que la señora Zenaida aún camina duro, siendo chancletera y sale temprano del tugurio a vender fruto maduro, aunque ya tiene pensión.
A doña Yolanda un nieto le ha dicho que sabe que la quiere, que sin ella se muere, pero que por nada del mundo le va a poner ese nombre a la niña que está esperando con María Alejandra, nombre que, al igual que Juana, nunca pasa de moda en nuestro país. Sin embargo, ellos, que son centenials, prefieren que la niña se llame Demi, como la protagonista de Camp Rock, la serie que tanto vieron en las tardes después de salir del colegio.
¿Y en el caso de los hombres?
Pero en Colombia no solo las mujeres de antaño se están quedando sin tocayos. Si bien es cierto que en los últimos años han nacido niños que cuando los registran ya tienen más de 1.300 semanas cotizadas en Colpensiones como aquel Facundo que tiene menos de un mes de nacido, o los hermanitos Gregorio y Zacarías, hijos de parejas muy creyentes, hay otros hombres que se han quedado solos con sus nombres.
Don Abilio, quien defiende que su nombre fue el que llevó el tercer obispo que tuvo la histórica ciudad egipcia de Alejandría, llora sentado en la mesa de un bar junto a Bonifacio, Ciriaco, Donato y Hermenegildo porque ya no escuchan a ninguna mamá regañando a sus hijos y gritando sus nombres a los cuatro vientos.
Escuchan el famoso tango Cambalache, escrito por Enrique Santos Discépolo en 1934, que dice: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el 510 y en el 2000 también”, mientras brindan y se miran a los ojos como diciéndose: cuánta razón hay en esa frase. Es la tarde del primero de mayo y don Isidro recuerda que entre en los próximos días será la celebración den santo por el que le pusieron su nombre.
“Ay, cuántos recuerdos de mi infancia en los que llamarme Isidro me hacía famoso por estas fechas”, dijo con resignación. Leocadio, el charrito del grupo, sí aceptó que siempre supo que no iba a tener muchos tocayos, ni antes, ni ahora, y afirmó que el mundo en realidad siempre ha sido una porquería.
Nemesio levantó la mano y, aunque es bien antioqueño, dijo que le gustaba ir al estadio de Bogotá para sentirse como en casa. Entonces entró Mauricio, un cincuentón que aún tiene un par de tocayos en el mundo para saludar a su abuelo Yago, pero Ovidio, Quirino, Remigio, Saturnino, Urbano, Venancio y Wenceslao lo miraron como bicho raro.
“Ese no se está extinguiendo aún”, comentó Zenón con la sabiduría de un filósofo. También recordó que tuvo un tocayo, cuyo nombre se escribía con “X” al que le gustaban mucho los elemento químicos.
Don Próspero, el que más dinero tenía de todos, se levantó de la mesa, llamó al mesero, un tal Emiliano, le pidió la cuenta y pagó. Eustaquio, dueño del estanquillo, los saludó a todos desde la barra y levantando el sombrero los despidió. Después dijo en voz baja, como un pensamiento que se escapa: “Ah, tiempos aquellos”.
Este es el listado completo de nombres de mujeres y hombres que, según la inteligencia artificial, podrían desaparecer prontamente en Colombia:
Nombres femeninos
- Adelfa
- Bertha
- Cleofe
- Dorotea
- Edelmira
- Faustina
- Gertrudis
- Hortensia
- Ismenia
- Jacinta
- Leonor
- Mercedes
- Natividad
- Otilia
- Prudencia
- Quintina
- Rosalba
- Serafina
- Teodora
- Ursulina
- Visitación
- Waldina
- Xiomara
- Yolanda
- Zenaida
Nombres masculinos
- Abilio
- Bonifacio
- Ciriaco
- Donato
- Eustaquio
- Facundo
- Gregorio
- Hermenegildo
- Isidro
- Leocadio
- Mauricio
- Nemesio
- Ovidio
- Próspero
- Quirino
- Remigio
- Saturnino
- Teófilo
- Urbano
- Venancio
- Wenceslao
- Xenón
- Yago
- Zacarías