Una de las leyendas de la publicidad colombiana, Juan Carlos Ortiz, padre de recordadas campañas como las de ‘Su dinero puede estar en el lugar equivocado’, de Davivienda, y ganador del primer León de Oro de la publicidad para Colombia en el Festival de Cannes, será galardonado este jueves con el Premio Leyenda ElDorado.
“Ortiz ha dejado una huella imborrable en la creatividad colombiana y este merecido homenaje busca exaltar su carrera ejemplar, reconocerlo como un ferviente promotor de la excelencia y destacar su papel como mentor de generaciones que hoy lideran la industria. Su ilustre trayectoria lo consagra como un catalizador de las comunicaciones en el país, y su desempeño en cargos globales lo posesiona como un verdadero embajador de la creatividad nacional”, destacaron los organizadores del galardón.
Ortiz, bogotano, comenzó como practicante en 1991 en la agencia publicitaria Leo Burnett, en Colombia. Nueve años después ya era su presidente, después de haber sido director creativo, director del grupo creativo y vicepresidente creativo.
En ese momento era el primer creativo que dirigía una agencia de publicidad en Colombia. Tenía 31 años. “Un pionero”, como él mismo lo dice.
En el 2000 ganó el primer León de Oro de la publicidad para Colombia, en el Festival de Cannes, con una campaña de la Presidencia contra el consumo de droga, en la que un hombre, en un bus de servicio público, aspiraba un polvo blanco del hombro de otro pasajero pensando que era cocaína. “La cocaína es adictiva, muy adictiva”, era el mensaje final del comercial.
Después, ya en Estados Unidos, fue presidente de Leo Burnett para Latinoamérica y luego presidente mundial de la firma, después de lo cual pasó a DDB Latina, en donde fue Presidente y CEO.
“Son ya 35 años de vida corporativa a tope y usted sabe que la vida corporativa es dura porque la competitividad es muy dura y yo llegué allá como colombiano. Al comienzo yo tenía que competir con un pasaporte colombiano y eso era muy duro, porque en ese día nos pedían visa para ir a cualquier parte. Hoy en día es más fácil”, recordó.
Ortiz ha sido invitado como publicista al Foro Económico Mundial de Davos y recibió un reconocimiento de parte del Congreso de Estados Unidos por la influencia de su trabajo en las nuevas generaciones.
“La buena publicidad es una aplicación cultural. Las ideas son ideas, pero la aplicación cultural es algo en lo que usted siempre tiene que acompañarse de la gente en cada región”, explica.
Recuerda, por ejemplo, que una vez intentaron lanzar en el Líbano el detergente Ariel, en ese momento el producto de su línea más vendido del mundo. Ninguna de las campañas que probaron funcionó hasta que se dieron cuenta de que nadie iba a comprarlo si no le cambiaban de nombre porque Ariel era como se llamaba entonces el primer ministro de Israel.
Tantas anécdotas que ha vivido Ortiz en el mundo de la publicidad las dejó plasmadas en un libro al que llamó Cortos, que duró cuatro años escribiendo en su teléfono celular (también fue pionero en eso). Recorrer el mundo le ha dado la oportunidad de entender cómo somos percibidos los colombianos y, más allá de las controversias cotidianas, el potencial que tiene el país en el mundo.
“En estos años de trabajo siempre he tenido claro, y sobre todo en los últimos, las razones que me motivan a trabajar: en primer lugar, indudablemente, mi familia; dos, Colombia, todas las cosas que he hecho las he hecho pensando siempre en Colombia; tres, que me apasiona lo que hago; y cuatro, que tenga impacto social. Creo que el premio está relacionado con esas cuatro cosas”, concluyó.