Los representantes de la organización sin ánimo de lucro dedicada a filtrar documentos oficiales sensibles, están en una gira por varios países de América Latina para hablar de libertad de expresión y el derecho a la información, y también para buscar apoyos para su campaña en pro de la liberación de Julián Assange, fundador del portal y encarcelado desde el 2019, cuando fue capturado por autoridades británicas en la embajada de Ecuador en Londres donde estaba refugiado desde el 2012.
Según anunció la organización, en la reunión que sostendrán con Petro y con los demás mandatarios de la región hablarán de los “riesgos que existen para la democracia y la libertad de prensa si Assange llega a ser extraditado a los Estados Unidos”.
“Wilileaks es un conjunto con la Organización Assange Defense se reunirán, como medio de comunicación, con autoridades de América Latina y sectores de la sociedad civil organizada. Desde Wikileaks se pretende hablar sobre los riesgos que existen para la democracia y la libertad de prensa si Assange llega a ser extraditado a los Estados Unidos”, manifestó la organización.
Assange está pedido en extradición acusado de 18 cargos, donde se incluye el delito de espionaje relacionado con la publicación por parte de WikiLeaks desde 2010 de registros y archivos clasificados militares de las guerras de Irak, Afganistán y la prisión de Guantánamo.
La justicia estadounidense quiere juzgarlo por difundir a partir de 2010 más de 700.000 documentos secretos sobre las actividades diplomáticas y militares estadounidenses, en particular en Irak y Afganistán. Entre esos documentos figuraba un video que mostraba a civiles, incluidos dos periodistas de la agencia Reuters, muertos por disparos de un helicóptero de combate estadounidense en Irak en julio de 2007.
Acusado de espionaje, de ser declarado culpable Assange puede ser condenado a 175 años de cárcel, en un caso que las organizaciones de defensa de los derechos humanos denuncian como un peligroso ataque a la libertad de prensa.
El gobierno estadounidense afirma, por su parte, que el australiano no es periodista sino pirata informático y que puso en peligro la vida de numerosos informantes al publicar documentos sin editar.