Aunque Gustavo Petro se indignaba con Iván Duque porque solía rechazar con insistencia la invasión rusa en Ucrania, ahora es él quien prefiere mirar hacia el exterior en lugar de enfocarse en los problemas internos de Colombia. Esto ha quedado claro con su decidida apuesta por defender a Palestina de la ofensiva de las fuerzas israelíes, que ha sido una causa que comparten los líderes políticos de izquierda en la región.
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Para amplificar ese mensaje y perfilarse como un abanderado defensor de palestina, el mandatario propuso realizar un concierto con alcance internacional para rechazar el “genocidio del pueblo palestino”.
Esa iniciativa hizo que le llovieran críticas por estar pendiente de ese conflicto en el Medio Oriente, mientras que en Colombia se agudiza la inseguridad y se está en vilo por la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos de 2027, por una mala gestión administrativa de la ministra del Deporte, Astrid Rodríguez.
Expertos en materia de relaciones internacionales cuestionan el propósito y utilidad de ese concierto al que Petro ya invitó al cantante René, quien es más conocido como Residente, mientras que en las toldas políticas le reclaman al mandatario que se concentre en atender temas como los homicidios de líderes políticos y sociales, las masacres y la inseguridad ciudadana, tal y como él se lo exigía a Duque.
Reforzó su faceta de activista
Desde el nuevo estallido del conflicto en la Franja de Gaza registrado el 7 de octubre de 2023, tras una serie de tomas terroristas del grupo Hamás, el presidente Petro dejó en evidencia su postura de escudero de Palestina al sacar con frecuencia espacios en su agenda para defender los intereses de ese país. Además, su rechazo por el conflicto en Gaza es un tema muy recurrente en sus masivas publicaciones en la red social X (antes Twitter).
En estos tres meses exactos que han transcurrido tras la escalada del conflicto palestino-israelí, el mandatario colombiano asumió una postura de activista. Así lo demostró al sacar la cara por Palestina en la Asamblea General de las Naciones Unidas y ante el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y con reuniones que ha hecho públicas con ciudadanos palestinos, y con Roger Waters, cofundador de la icónica banda de rock británica Pink Floyd, con quien se fotografió en la Casa de Nariño ondeando la bandera palestina.
Y ante los múltiples reclamos por su irrestricta defensa por Palestina, evadiendo el rechazo por los ataques terroristas de Hamás, Petro confirmó en octubre que sus pronunciamientos en defensa de Gaza tienen detrás una afinidad política entre la izquierda de América Latina y una parte de las fuerzas políticas palestinas.
“La izquierda latinoamericana ha apoyado en el Medio Oriente a organizaciones políticas laicas, que en el caso árabe tenían que ver con el panarabismo, el Baaz y el socialismo árabe y, en el caso específico de Palestina, con el Frente de Liberación de Palestina, que hoy es mayoría electoral en la Autoridad Nacional Palestina y contra la que combate Hamás”, respondió Petro a las críticas en octubre de 2023.
Lo cierto es que más allá de la afinidad política, que Petro está en todo su derecho de expresar, el tema de Palestina se ha ido volviendo más polémico con el paso de los días porque el mandatario le dedica tanto tiempo a este asunto que incluso esta semana se mostró dispuesto a iniciar una discusión frívola contra una tuitera que llamó “guisos” a los petristas que utilizan la bandera de Palestina en sus cuentas en redes sociales.
“¿Qué tendrá contra los guisos? ¿Los guisos son los que trabajan? Nosotros sí estamos con los trabajadores y las trabajadoras. Somos guisos con orgullo y nos sentinos solidarios con otros guisos del mundo: los negros de África, los trabajadores inmigrantes en Europa y los bebés guisos de Palestina que bombardean y asesinan los no guisos: los inhumanos”, le respondió el presidente a la ciudadana en la red social X, el pasado martes.
Esta discusión sobre los “guisos” en redes no cayó bien en los sectores opositores que le reclamaron al mandatario que mantuviera su mirada puesta sobre lo que pasa en Gaza y en Jerusalén, en lugar de pronunciarse contra el asesinato del concejal Eliécid Ávila, víctima de un ataque sicarial en Tuluá, Valle, o sobre la masacre de cuatro personas en Linares, Nariño, entre las que había un menor de edad.
“A la masacre en Nariño y el asesinato del concejal en Tuluá se le suma el asesinato de un soldado en Turbo, Antioquia. Sorprende que cuando uno revisa los mecanismos de comunicación del presidente, que básicamente son su cuenta en X, menciona la muerte del soldado, pero se concentra en la discusión sobre los guisos y Palestina. Petro anda muy desconectado de la realidad nacional y, sobre todo, de los problemas de seguridad que vive el país”, reclamó la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático.
Pero al mandatario también le salieron defensores ante las críticas que suscitó el tema de los guisos. Uno de los que salió a escudar a Petro fue el exsenador y expresidente del Congreso, Roy Barreras, quien dejó a un lado por un momento las labores de su cargo diplomático de embajador de Colombia en el Reino Unido para dedicarle tiempo a este frívolo debate en redes.
Barreras aseguró que a lo largo de su vida lo han llamado “guiso, trepador e igualado” porque, según él, nació sin privilegios. “El apelativo ‘guisa’ se origina en las cocineras que hacen el guiso. Un trabajo noble y delicioso que algunos odiadores vuelven insulto. Solo ellos se insultan al mostrar la pobreza de su humanidad”, dijo el embajador.
Desgaste político y diplomático
Una vez estalló el conflicto en Gaza, en octubre pasado, Petro y la Cancillería colombiana, al mando de Álvaro Leyva, no solo se negaron a rechazar los ataques terroristas de Hamás –que dejaron más de 1.000 personas muertas–, sino que además emprendieron una férrea ofensiva contra las acciones bélicas del gobierno de Israel sin importar el desgaste político y diplomático que esta apuesta les ha implicado.
Una vez Petro y la Cancillería dejaron clara esa postura, un grupo de 12 excancilleres de Colombia, entre los que están María Emma Mejía, María Consuelo Araújo, Fernando Araújo, María Ángela Holguín, Marta Lucía Ramírez, entre otros, alzaron su voz de reclamo por lo que consideraron que fue una falta al derecho internacional y al multilateralismo, y un debilitamiento de la institucionalidad de la diplomacia colombiana.
“Los mensajes del Presidente de la República y de la Cancillería colombiana se separan de manera radical la tradición de nuestro país por el respeto al derecho internacional y multilateralismo. Su contenido y alcance alejan las posibilidades de lograr una política de consenso en los asuntos internacionales y debilitan la institucionalidad de nuestra democracia”, plantearon en la misiva los 12 excancilleres.
Y pese a estas advertencias, el tono de esta discusión con Israel siguió subiendo y la polémica llegó a tal punto que el 19 de octubre el presidente se entrevistó, junto a Leyva, en la Casa de Nariño con el embajador de Israel, Gali Dagan, y el embajador de Palestina, Raouf Almalki. Sin embargo, esa cita solo sirvió para la foto, ya que de allí solo surgió una propuesta de hacer una conferencia internacional de paz, pero no se concretaron acciones para bajar las tensiones diplomáticas con Israel.
Para Benjamín Herrera Chaves, profesor en Relaciones Internacionales, por más reclamos que los excancilleres o los opositores hagan, el presidente tiene toda la potestad de hacer críticas y de romper las relaciones diplomáticas con Israel. “Por la manera como está estructurado el Estado, la política exterior colombiana depende del presidente, o sea que el canciller y los embajadores solo son ejecutores de las definiciones en política exterior que determina el jefe de Estado”, señaló el académico.
Con esa potestad frente a la postura del país, Petro se mantuvo firme en sus cuestionamientos al gobierno israelí y la situación sigue sin resolverse (ver Radiografía) tras el llamado a consultas de la embajadora colombiana en Israel, Margarita Manjarrez. Y están tan fríos los acercamientos que ahora el presidente apostó por la realización del concierto para defender a Palestina.
Esta propuesta tampoco ha sido ajena a las críticas. El senador David Luna, de Cambio Radical, cuestionó que “el presidente convoca un concierto en contra de la violencia en Palestina, pero cuando los grupos ilegales matan a nuestra Fuerza Pública, hace pronunciamientos básicos, ¡qué tristeza!”, señaló el congresista.
Por su parte, Herrera Chaves señaló que no es clara la utilidad o aporte que brindaría ese concierto frente a la violación de derechos humanos en Palestina. “La pregunta es en qué aporta o para qué sirve el concierto que propone el presidente, pues, ¿cómo un concierto va a parar la masacre de las fuerzas israelíes no solo en la franja de Gaza, sino en los otros territorios ocupados?”, planteó el académico.
En todo caso, esta decidida apuesta de Petro por reivindicarse como un líder de las causas de la izquierda latinoamericana han dejado al descubierto que el jefe de Estado está descuidando varios asuntos internos como el cumplimiento de compromisos para realizar los Juegos Panamericanos, los llamados de los nuevos alcaldes y gobernadores para ser escuchados, así como los problemas que se siguen registrando frente a su política exterior.
Política por encima del mérito en nombramientos
Pese a que Petro prometió en campaña que priorizaría a los profesionales de carrera en sus nombramientos diplomáticos, al llegar al poder la historia fue otra, ya que ha nombrado en embajadas y consultados a una serie de políticos cercanos a él, por lo que los sindicatos de la Cancillería recurrieron a demandas para reclamar por el cumplimiento de requisitos.
Algunos de los nombramientos más polémicos son los de Sebastián Guanumen (cónsul en Chile), Álvaro Moisés Ninco Daza (embajador en México), Armando Benedetti (embajador en Venezuela), Camilo Romero (embajador en Argentina), Roy Barreras (embajador en el Reino Unido), Guillermo Reyes (embajador en Suecia) y Adriana de Francisco (cónsul en Miami).
Ha habido desatención a las denuncias de acoso
Entre los asuntos que más han empañado el manejo de la política exterior del gobierno de Petro están las denuncias de acoso. Una de las más sensibles se conoció contra el embajador en México, Álvaro Moisés Ninco Daza, quien ha sido señalado de supuestos malos tratos y acoso laboral en contra de sus subalternos, así como contra el cónsul en ese país, Andrés Hernández, exjefe de prensa del presidente Petro. Además, se conoció sobre una denuncia de presunto acoso sexual de parte del embajador en Panamá, Mauricio Baquero Pardo, contra una funcionaria de carrera diplomática. La Cancillería realizó reuniones internas para atender estas denuncias, pero no tomó medidas contundentes.
Nadie logró controlar los trinos de presidente Petro
Durante todo el mes de octubre de 2023 las relaciones diplomáticas de Colombia e Israel tuvieron su punto más crítico por los pronunciamientos del presidente Gustavo Petro en las red social X (antes Twitter) en los que hablaba de genocidio y cuestionaba públicamente al gobierno israelí, en lugar de usar los canales diplomáticos adecuados. Altas fuentes diplomáticas le aseguraron a este diario que antes de ser llamada a consultas por parte de Petro, la embajadora en Israel, Margarina Manjarrez, trató de contener la crisis entablando diálogos con el embajador israelí Gali Dagan y el canciller Álvaro Leyva, pero no se logró que el mandatario dejara de publicar mensajes, por lo que las tensiones se mantuvieron y a la fecha Manjarrez no ha retornado a Israel.
