Un juguete era el ‘arma secreta’ que tenía un policía para evitar que un perro antinarcóticos del puerto de Santa Marta realizara la inspección rutinaria de los contenedores, logrando sacar a flote toneladas de coca que movía en compañía de otros policías.
El patrullero que tenía funciones de guía canino, alteró el entrenamiento del perro policía para que no hiciera las señales de alerta cuando identificaba coca en los contenedores inspeccionados, según reveló la Fiscalía General luego del operativo que dejó su captura y la de otros tres policías vinculados con una red de narcotráfico transnacional.
Alias Bermeo, como ha sido identificado el patrullero, trabajó durante un año en alterar el entrenamiento del perro, distrayéndolo con juguetes justo cuando tenía que realizar los recorridos por los contenedores contaminados con el estupefaciente de los que él ya tenía conocimiento.
Método que logró identificar un agente encubierto que durante más de un año le siguió los pasos y cuyos hallazgos permitieron tejer el mapa por el que cayeron un intendente y otros dos patrulleros en Cúcuta, Norte de Santander; Girardot, Cundinamarca y Puerto Giraldo, Atlántico; y que serían solo la antesala de la gran red.
El intendente, identificado como Luis Fernando Ramírez Algarra, era el presunto responsable de contactar a los trabajadores del puerto de Santa Marta, Magdalena, para que permitieran el ingreso de la coca camuflada. La Fiscalía dice que recibía y repartía dineros que los narcos le pasaban a la policía.
Los otros dos patrulleros son señalados de permitir el acceso al terminal de los contenedores con coca, así como de custodiar el tiempo de permanencia y el movimiento de los mismos en el puerto; labores que remataba el guía canino, haciendo mucho más fácil que la coca saliera sin problema a puertos de México, Guatemala, España y Bélgica.