El retiro de servicio de un grupo de generales del Ejército Nacional, a quienes el Estado no les concedió el ascenso al grado de mayor general, despertó una antigua polémica sobre la incidencia que al parecer tienen las guerrillas sentadas en las mesas de paz en la selección de los comandantes de la Fuerza Pública.
El caso que más dudas suscitó fue el del general Óscar Leonel Murillo Díaz, quien fue comandante de la Séptima División, con jurisdicción en Antioquia, Chocó y Córdoba.
Militares cercanos a él se han encargado de distribuir en medios de comunicación varios documentos, según los cuales el Ejército de Liberación Nacional (ELN) llevaba dos años en una guerra de información, para perjudicar su imagen, a fin de que el Gobierno lo expulsara del cargo.
En medio de esta situación, salió a relucir una denuncia por injuria y calumnia instaurada en la Fiscalía por el general Murillo el 20 de septiembre de 2023, en contra de integrantes indeterminados del frente de guerra Occidental de esa organización terrorista.
De acuerdo con el afectado, los delincuentes distribuyeron información por diferentes medios, según la cual él tenía presuntos nexos con el cartel narcotraficante Clan del Golfo en Chocó.
También han circulado documentos de Inteligencia Militar, que denuncian una estrategia mediática del ELN para golpear la legitimidad de los comandantes y sus tropas, y se especula que algunos miembros del Gobierno Nacional le dieron credibilidad.
Así lo expresó el excomandante del Ejército, general (r) Eduardo Zapateiro, en una conversación con el portal noticioso Semana: “Ahora son los villanos y criminales los que definen qué oficiales ascienden (...). No hay duda alguna de que vienen por la cabeza de la institución que ha llevado el peso de los problemas de este país a sus espaldas (...). En la mesa hay representantes de las Fuerzas Militares. Le quiero decir a estos señores oficiales que representan la Institución, que se hagan sentir y notar en las mismas y no permitan que debiliten el Ejército Nacional más de lo que ya está. La moral de las tropas reposa y se mide en el compromiso de quienes ostentan el mando”.
Aunque la mesa de negociaciones con el ELN está oficialmente suspendida, el Gobierno está tratando de recuperar los acercamientos.
Uno de los miembros de la delegación del Gobierno, el líder gremial ganadero José Félix Lafaurie, negó que los insurgentes estuvieran influyendo para sacar a los militares de sus cargos.
“Esta canallada no es cierta. Nada más lejano de mi actitud que deshonrar el mérito y el sacrificio de los soldados de Colombia”, publicó en sus redes sociales. “El día que yo me preste para una circunstancia de esa naturaleza renunciaría a la Delegación de Paz del gobierno y a Fedegán”, recalcó.
En los pasados diálogos de paz entre el Gobierno y la antigua guerrilla de las Farc (2013-16), también circularon estos señalamientos en la opinión pública, sugiriendo que los negociadores de la subversión estaban pidiendo las cabezas de los generales que los combatieron y cambios en la doctrina militar, que no ocurrieron.
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