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Petro le da gasolina a Maduro con un plan conjunto en la frontera que no va a funcionar, ¿por qué?

El mandatario colombiano dijo que habló con “quien ejerce la presidencia en Venezuela”, y en el tono se interpretó como si estuvieran distanciados, pero en la práctica, al régimen el plan le sirve como propaganda. Análisis.

  • La coyuntura en el Catatumbo confirma que mientras Petro esté en el poder, se contendrá para actuar sobe Maduro. Foto:
    La coyuntura en el Catatumbo confirma que mientras Petro esté en el poder, se contendrá para actuar sobe Maduro. Foto:
24 de enero de 2025
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Pareciera que el presidente Gustavo Petro se ha distanciado del dictador Nicolás Maduro por el tono del mensaje en el que anunció acciones conjuntas con el régimen venezolano en medio de la crisis humanitaria en el Catatumbo, que ha dejado 80 muertos y más de 36.000 desplazados.

“He dialogado con quien ejerce la presidencia en Venezuela, Nicolás Maduro, para tapar los pasos ilegales, especialmente en el río Catatumbo, y se accione con vuelos de lado y lado, constatamos con la presencia de 1580 connacionales en campamento de refugiados del otro lado”, dijo Petro horas después de haber aterrizado de su visita a Haití en plena crisis de orden público y con un improvisado anuncio de estado conmoción interior que aún no se firma.

“Nadie se desconecta en esta época. Informo que he estado conectado con el actual gobierno venezolano desde Haití y he delegado a mi ministro de defensa para hablar con su par y establecer un plan conjunto de erradicación de bandas armadas en la frontera”, agregó.

Pero, ¿realmente están distanciados Petro y Maduro? En la práctica parece todo lo contrario. Por ejemplo, hace tan solo un par de días, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, se desplazó hasta la frontera vestido de militar y recibió con los brazos abiertos a los desplazados del Catatumbo que huyen de la barbarie. “(Cabello) está por allá apoyando al pueblo de Colombia en el Catatumbo”, dijo Maduro vestido de militar venezolano mientras ordenaba el despliegue de por lo menos 150.000 militares y policías del régimen a la frontera y otras regiones aledañas en medio del relanzamiento de su estrategia militar.

Como acostumbra la dictadura, el anuncio fue una propaganda que sirvió para posar de héroes y Petro, mientras tanto, daba un discurso sobre el “orden mundial” en Haití. También pidió perdón en nombre del Gobierno por el magnicidio del presidente Juvenel Moise cometido presuntamente por exmilitares colombianos que están encarcelados en condiciones inhumanas.

“La presencia de Diosdado Cabello en la frontera ejemplifica perfectamente el dilema de política exterior de este Gobierno (...) para Venezuela el ELN es un seguro y un factor de poder. Un seguro ante cualquier intento de Colombia por incrementar la presión internacional sobre el régimen o ante una eventual intervención militar extranjera desde Colombia. Y es un factor de poder para incidir en la agenda pública colombiana”, explica a EL COLOMBIANO Jorge Mantilla, doctor en crimen y seguridad, quien ha investigado la crisis en la frontera.

En efecto, según organizaciones como Human Right Watch, expertos y diversos estudios, la guerrilla del ELN tiene carácter binacional. En esa región, sus miembros transitan libremente con el amparo de sus fuerzas militares venezolanas. “Estamos hablando de la movilidad de rutas del narcotráfico, de migrantes pendulares, el contrabando de gasolina y carne, y de las lógicas comerciales que tiene lugar en los pasos informales. Es el control de esos pasos lo que le permite al ELN en la frontera, tanto en Arauca como Norte de Santander, convertirse en un grupo criminal binacional”, agrega Mantilla.

Este diario también habló con Mario Zambrano, sociólogo e investigador cucuteño, que desde esa ciudad fronteriza se pregunta: “¿Realmente lo que anunció Petro puede hacerle frente a lo que se vive en la frontera? Venezuela juega un papel importante por toda la dinámica de la economía ilegal y actores armados, pero qué tanta legitimidad tiene el régimen para que ese plan conjunto entre Petro y Maduro pueda ejecutarse. El abandono estatal está desbordado”.

La presencia binacional del ELN y otros grupos criminales no es algo nuevo como tampoco lo es la “ayuda” del chavismo a Colombia. En su momento sucedió con el fallecido Hugo Chávez y las extintas Farc cuando el expresidente Juan Manuel Santos tuvo que pedirle apoyo a Chávez para convencer a los guerrilleros que aceptaran los diálogos exploratorios de una eventual mesa de negociación. Ese y otros acercamientos en materia económica, hicieron que Santos dijera en 2010 que Chávez era “su nuevo mejor amigo”.

Durante los años siguientes, el propio Maduro sirvió de facilitador no solo con las Farc sino más recientemente con el ELN cuando Petro restableció relaciones con ese país. Desde entonces, ambos mandatarios se han visto seis veces.

Por eso, el plan del presidente Petro frente a lo que sucede en el Catatumbo, que incluye el papel de la dictadura venezolana, podría calificarse como ingenuidad o complicidad, según sus opositores. Pero también es una situación que interpela al mandatario y lo pone entre la espalda y la pared. Petro ha repetido una y otra vez que romper relaciones con Venezuela sería repetir el fallido “cerco diplomático” que promovió el expresidente Iván Duque.

De hecho, las declaraciones de Maduro cuando se le ha preguntado por Petro tienen un tono de chantaje que incluye la supuesta “ayuda con los grupos armados”. Así lo dijo en agosto del año pasado cuando Petro intentó hacer una propuesta junto a Brasil y México tras los resultados fraudulentos en los que Maduro se autoproclamó presidente: “Jamás voy a dar opiniones de qué debe hacer Colombia para superar la guerra que está terrible”, dijo el dictador.

Por eso, para Petro es “fácil” expresarse sobre conflictos ajenos geográficamente como el de Israel en la Franja de Gaza o la invasión rusa a Ucrania. Pero cuando se trata de Venezuela lo piensa dos y tres veces. Ha mantenido inusual silencio y prudencia tanto después del 29 de julio del año pasado (elecciones en las que ganó Edmundo González) como el pasado 10 de enero (posesión ilegítima del poder de Maduro). Petro sabe que necesita más a Maduro y no al revés. El dictador permite que Cabello, por ejemplo, insulte al canciller saliente Luis Gilberto Murillo y a otros políticos colombianos como si se tratara del “policía malo” que ahora envía a la frontera para capitalizar el dolor de miles de colombianos. Y Petro no puede o no quiere decir nada al respecto.

“El fracaso de la paz total, donde el ELN es protagonista con su saboteo, beneficia a Nicolás Maduro porque quita la atención sobre el problema venezolano y pone la atención sobre la situación de la frontera y la emergencia humanitaria”, agrega el profesor Mantilla.

Por eso, la coyuntura en el Catatumbo confirma que mientras Petro esté en el poder, se contendrá para actuar sobe Maduro. Preso, contra la pared, cómplice o como quiera llamársele, el presidente colombiano le da gasolina a una dictadura que parece atornillarse cada vez más.

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