Apenas es la segunda semana del año y ya en la cárcel La Picota dos reclusos han muerto. El primero fue Francisco Luis Correa Galeano, quien el 3 de enero fue hallado sin signos vitales en la celda 25 del pabellón 32. Él fue el “cerebro” del homicidio al fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en mayo de 2022 en Cartagena.
Dos días después, Iván José de la Rosa también apareció sin vida en su celda. Este recluso se encontraba en prisión debido al feminicidio de Stefanny Barranco, de 32 años, quien fue asesinada en el Centro Comercial Santafé de Bogotá en mayo de 2024.
En el caso de Correa, el Inpec confirmó que su muerte se dio en medio de una riña en la que él resultó herido con un arma cortopunzante.
A pesar que aún no se ha confirmado el motivo oficial del deceso de De la Rosa, las declaraciones de las autoridades apuntan a que se trató de un suicidio, mediante ahorcamiento.
Estos dos hechos ponen en entredicho la seguridad de La Picota, el centro penitenciario más grande de Colombia.
Esta semana la cárcel de máxima seguridad se encontró sitiada de unidades de la Policía y la Fiscalía, quienes se encuentran investigando el asesinato de Correa. Las autoridades intentan establecer si esto fue un accidente o si había un plan para acabar con su vida.
En 2022 la seguridad de La Picota también estuvo en entredicho. En marzo de ese año, Juan Larinson Castro Estupiñán, alias “Matamba”, uno de los narcos más peligrosos del sur del país, se escapó de la prisión con ayuda de miembros de la Policía y el Inpec.
Debido a esto, la Procuraduría emitió un documento de 90 páginas en el que aseguró que la cárcel tiene “deficientes condiciones de seguridad”.
En el mismo texto, el ente de control expresó que “el personal disponible para realizar los servicios de custodia y vigilancia en cada uno de los turnos es insuficiente. Las deficiencias y debilidades enunciadas permiten a la Delegada afirmar que el COBOG no cumple con las características de un establecimiento penitenciario y carcelario de alta seguridad”.
