Un paseo familiar a Cartagena se convirtió en una misión de rescate para Luisa Fernanda Guerrero y su familia cuando encontraron a un bebé mono aullador macho herido junto al cuerpo de su madre fallecida en una carretera. Por casualidad, el animal, al que decidieron llamar “Poncho”, llegó a sus vidas y se comprometieron a su cuidado.
Mientras Poncho se recuperaba, la familia Guerrero intentó buscar un hogar adecuado para él. Según Luisa Fernanda, quien acogió al primate, intentó ingresar a Poncho a la Reserva de Yotoco, en Valle del Cauca, y otras entidades ambientales en Cali, pero fueron rechazados.
“En esas entidades no lo recibieron porque corría el riesgo de morir en otras manadas. Otras en Cali nos respondieron que no eran autoridades ambientales”, dice la mujer, quien afirma que las pruebas que tiene en su poder “demuestran la negatividad para realmente recibirlo”.
Tras cinco años de convivir con Poncho, en mayo de 2023, una denuncia ciudadana llevó a la intervención de la Policía y de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), quienes se llevaron a Poncho, pues la tenencia de fauna silvestre es un delito. “Pensamos que la CVC iba a ser como ese acompañamiento, nos iba a escuchar y nos iba a dar esa seguridad, pero no fue así”, se lamentó Guerrero.
Con el animal en poder de las autoridades, la CVC le habría informado a la familia que, de no rehabilitarse, el mono sería sacrificado. Según expertos que le contaron a la mujer, la rehabilitación de Poncho era prácticamente imposible debido al tiempo que había convivido con humanos.
Ya con los lazos que habían formado con el animal, la familia Guerrero instauró una acción de tutela para obtener informes y detalles sobre el proceso de rehabilitación de Poncho, pues desde la entidad les habían instruido que no podían mantener contacto con el animal y debían distanciarse, según explica la mujer.
A pesar de sus esfuerzos, el mono comenzaría a mostrar signos de estrés, pérdida de peso y dificultades para comer, en contraste con su buen estado inicial al momento del ingreso al centro. Desarrolló una enfermedad hepática y su condición “era muy lamentable”, expresa Guerrero. Sin embargo, pese a las quejas de la familia Guerrero, desde el centro de rehabilitación, argumentaban que Poncho se podría recuperar en un periodo de 6 meses a 2 años.
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A pesar de los informes optimistas de la CVC que, hasta el 21 de mayo de 2024, indicaban mejora en su bienestar, Poncho murió el 1 de junio de 2024, tras un año en manos de la entidad.
Una inspección judicial realizada por la Procuraduría al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de CORPAMAG, que habría sido solicitada por Guerrero, fue la que reveló su muerte, “llama la atención que el informe remitido por la CVC da cuenta de la ganancia de peso estado de bienestar y progresión del mono”, se lee en el documento donde se confirma el deceso del animal.
Este caso llegó hasta los entes municipales, donde José Antonio Ochoa, concejal de Palmira, también exigió que las circunstancias de la muerte del animal sean investigadas. “Quiero levantar una voz de protesta contra un caso al que le he hecho seguimiento y que tuvo un final muy triste. Ese refugio que supuestamente es para el bienestar de los animales, no es así, algo raro está pasando allá”, expresó el funcionario.
Por este hecho, Guerrero hizo una denuncia pública en contra del centro de rehabilitación de fauna silvestre. “Quiero hacer un llamado al Gobierno y al Ministerio del Medio Ambiente para que investiguen a estas entidades que de manera descarada faltan a la verdad y tienen a los animales en condiciones precarias”, aseveró.
Además, denunció que las instalaciones del centro “no tiene los estándares para tener los animales y se supone que es un centro de rehabilitación”, por lo que la mujer pide que se haga justicia.