Si bien el escenario aún es biche y el vaivén político promete seguir moviendo el péndulo del poder, comienza a tomar forma el tarjetón con el que se encontrarían los colombianos de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
La más reciente encuesta de la firma Invamer, que consultó a 1.200 personas en 56 ciudades del país, revela que –a juzgar por la fotografía de hoy– cuatro serían los candidatos fijos en el partidor. En primer lugar, sobresale Gustavo Bolívar, aún funcionario del Gobierno de Gustavo Petro en la Dirección de Prosperidad Social, quien goza de una intención de voto del 11,8 %.
Muy de cerca le sigue el exgobernador Sergio Fajardo (9,5 %), secundado por la candidata outsider Vicky Dávila (8,3 %) y el exsenador Juan Manuel Galán (7,8 %), una de las cabezas más visibles del partido Nuevo Liberalismo. Además, el voto en blanco aparece con un 4,1 %.
Al margen de las movidas y pujas en cada frente, lo cierto es que los cuatro punteros hoy arrancan con un escenario abonado de cara a lo que ocurra en los próximos meses que les permitirá no solo hacer negociaciones políticas, sino demostrar hasta dónde puede llegar su techo para convencer a los colombianos de que son la mejor opción.
EL COLOMBIANO analizó de la mano de expertos en política electoral cuáles son los factores que explican el puesto que ocupan hoy los cuatro líderes de la contienda, profundizando además en los desafíos que implica mantenerse en el podio y no desinflarse con el pasar de los meses.
Si bien el sondeo indaga por escenarios de consultas interpartidistas y alternativas en caso de segunda vuelta, trae consigo datos que desnudan el ambiente político del país previo a los comicios.
Según la encuesta, en tiempos del Gobierno del primer presidente de izquierda en Colombia, una de cada tres personas se considera de derecha (32,3 %), mientras que el 25,4 % de centro y un 18,6 % de izquierda. No obstante, uno de cada cuatro colombianos (23,6 %) no tiene afinidad política alguna.
El sondeo –en el que Petro suma una desaprobación del 60,3 % y apenas un respaldo del 35,1 %– evidencia además un crudo panorama: solo el 41 % respondió que “definitivamente” va a votar y un 17,6 % “probablemente” participaría en los comicios. En contraste, 15 % no sabe aún si votará o no, un 8,4 % probablemente no votaría y un 17,4 % ya tiene definido que no ejercerá su derecho a elegir.
Gustavo Bolívar: El ungido petrista
El director de Prosperidad Social, quien tendría que renunciar a su cargo antes de mayo para no inhabilitarse, es uno de los hombres más cercanos a Petro. Aunque apenas aventaja a Fajardo por 2,3 %, Bolívar figura hoy como la cabeza más visible del petrismo y como el ungido a asumir las banderas para darle continuidad al “Gobierno del Cambio”. De acuerdo con el profesor Sebastian Lippez De Castro, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, ese respaldo obedecería al apoyo que aún conserva el Ejecutivo a través de sus bases, que concentran cerca del 30 % del electorado.
“A pesar de que la popularidad del presidente se ha visto mermada por diferentes factores, ha mantenido una base leal e inamovible. Además, Petro logra capturar la discusión pública. Esa presencia dominante del Gobierno en el debate público favorece a Bolívar”, dice el docente.
No puede pasar por alto además que el funcionario viene de ser la cabeza de lista del Pacto Histórico para el Senado y que fue el candidato del petrismo en las elecciones a la Alcaldía de Bogotá en 2023. Aunque quedó tercero, sumo más de 570.000 votos.
Sergio Fajardo: El aspirante de centro
Muy de cerca a Bolívar aparece el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo que, de lanzarse en 2026, sumaría su tercera aspiración presidencial. A diferencia de otras figuras que desde la independencia y la oposición no se han guardado nada a la hora de criticar y alertar los líos del Gobierno de Gustavo Petro, Fajardo aparece como un candidato de centro marginado de la polarización.
“Podemos leerlo como un deseo por parte del electorado colombiano de no caer en la polarización que intentó instrumentar el presidente Petro, que no quiere ver un centro fortalecido para imponer una dicotomía de ‘voten por mí o por el candidato de Álvaro Uribe’”, señala la profesora Eugénie Richard, de la Universidad Externado –experta en marketing político y comunicación gubernamental–.
Sin embargo, la docente advierte que el exgobernador enfrenta un reto mayúsculo, pues usualmente empieza “muy arriba” en las encuestas, pero “luego sufre un desgaste a medida de que va pasando la contienda. Debe manejar bien los tiempos de campaña para no desgastarse en el mensaje y sostener una narrativa de campaña para quedarse arriba”.
Vicky Dávila: Outsider de derecha
En el partidor aparece con fuerza además quien fuera la directora de la Revista Semana, Vicky Dávila, quien desde ya arrancó giras nacionales y aparece como la candidata outsider para cautivar a un electorado agobiado por los políticos tradicionales.
Afincada en un discurso antiPetro y sacando jugo de las investigaciones periodísticas que permitieron revelar algunos escándalos del Gobierno, Dávila le apuesta a sumar adeptos a su causa. Aunque en un escenario de encuesta interpartidista en la derecha se pone de tú a tú con dirigentes del calibre de Germán Vargas Lleras, en un escenario de segunda vuelta es superada por todos los eventuales candidatos. Además, carga a cuestas una desfavorabilidad del 30,6 %.
“Inició su campaña muy temprano con rondas en medios. No tiene un discurso detallado en temas de política, pero sí muy cercano a los sentimientos de muchas personas opuestas al Gobierno. Ella puede llegar a concentrar o reflejar a los sectores de oposición que no encuentran en un líder mucho más visible”, explica el profesor Lippez de Castro.
Juan Manuel Galán: Otra alternativa de centro
Otro candidato que parecería acoger sectores de centro es el exsenador Juan Manuel Galán, uno de los referentes del Nuevo Liberalismo de la mano de su hermano, el hoy alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán. Para la profesora Richard, que no sobresalga en el panorama político y mediático a nivel nacional parece hoy estar jugando a su favor en la medida en que no se enfrasca en la polarización. “No es una figura que genere pasiones fuertes de rechazo o aprobación”.
Otro factor, por supuesto, es que “la gente lo sigue asociando al nombre de Luis Carlos Galán y también a su hermano, por lo que su puesto en la encuesta podría asociarse a una suerte de apoyo frente a lo que ha hecho el alcalde en la capital”.
En su caso, sus electores serían también aquellos que le hacen el quite a la dicotomía polarizante y “apoyan un liderazgo pausado y de centro”.
El exsenador es conocido por un 55,5 % de los encuestados, lejos del 76,3 % que reconoce a Claudia López o el 67,8 % que distingue a Fajardo. No obstante, cuenta con una favorabilidad del 33 % y una imagen negativa del 13,7 %.