La historia de las constituciones en Colombia inicia en 1821, cuando se crea la República de Colombia y se unifica lo que ahora es el territorio de Colombia, Panamá, Venezuela y Ecuador. En esa Constitución, la única que firmó Simón Bolívar, se concretaba una aspiración que él declaró en la “Carta de Jamaica”: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande Nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria”.
Entre los puntos más destacados del documento se encuentran la liberación progresiva de los esclavos, la finalización de la Inquisición y las reformas a la Iglesia, sumado a que para entonces el Gobierno de Colombia se declaró popular y representativo. Sin embargo, es importante señalar que antes de la Constitución proclamada hace dos siglos, un antecedente surgió en 1811, es decir, un año después del Grito de Independencia, el cual dio paso a la Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.
El abogado constitucionalista Jacobo Chávez Chamorro dice: “Siempre se tiene en la historia estas ocho constituciones ya como República, entre 1810 y 1819 hay una historia muy rica, pues cada estado hizo su Constitución. Por ejemplo, en el caso del Huila, la Constitución de Timaná ya traía una figura que era asombrosa para la época y que consistía en la participación de indígenas y campesinos en un momento en que era impensable que esta población formara parte de una constituyente”.
Este hecho enaltece, sin duda, la historia del país y destaca, desde hace centenares de años, la lucha por los derechos y el establecimiento de leyes que rijan a todos por igual. “Allí radica la importancia del estudio constitucional colombiano: es la historia, es la vida de la república colombiana”, agrega Chávez.
Una cronología constituyente
Según ha establecido el Archivo General de la Nación (AGN), “lo que hoy se conocen como las Constituciones provinciales: la Constitución de Cundinamarca, sancionada el 30 de marzo de 1811; la Constitución del Estado de Antioquia, sancionada el 3 de mayo de 1812; la Constitución Política del Estado de Cartagena de Indias, sancionada en 14 de julio de 1812, y las Constituciones provinciales de Antioquia, Neiva y Mariquita, en 1815, dieron paso a que se llevara posteriormente la discusión en Angostura en 1819 y luego la firma de la primera republicana, o sea la Constitución de la Villa del Rosario de Cúcuta en 1821, dando paso así a la era republicana”.
Las ocho constituciones republicanas (1821, 1830, 1832, 1843, 1853, 1858, 1863 y 1886), según el AGN: “Son producto en la mayoría de los casos de las confrontaciones internas del país, lo que muestra la aparición y consolidación por esas clases emergentes tanto regionales como nacionales, que propendían por los intereses particulares y que luego se reflejan en los enfrentamientos entre federalistas y centralistas, liberales y conservadores, permitiendo posteriormente un fortalecimiento y desarrollo de ciertas regiones en unos sentidos”.
Armando Martínez Garnica, presidente de la Academia de Historia de Santander, establece que los cambios y las reformas han sido positivas. Y añade: “Hoy somos un cuerpo de 50 millones de personas, donde 34 millones tienen capacidad electoral. La enseñanza de Villa del Rosario de Cúcuta y su Constitución radica en ser el nuevo derrotero en la construcción de sociedad”.
Pese a ello, considera que el llamado enfoque diferencial que se asienta con más fuerza en la última constituyente “debilita que todos seamos iguales ante la Ley, porque cada vez más grupos declaran discriminación positiva y eso quebranta la igualad de la base de todos los ciudadanos. Todo el mundo pide privilegios, que fue lo que ocurrió en el Antiguo Régimen”.
Agrega el académico que, en contraste, han sido positivas las facultades entregadas a las instituciones estatales, principalmente para su control. “Sin embargo, por la naturaleza de las personas, siempre hay problemas de corrupción. Algunas personas y sus valores son el problema del sistema”. Este dictamen se justifica porque muchas instituciones estatales lideran el control para prevenir la corrupción, añade Andrés Murcia, asesor en cultura, mentalidad y política pública de la Vicepresidencia de la República. Pues la corrupción es una situación que además afecta el desarrollo social y jurídico y el legado de quienes participaron en él: Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, el general Rafael Urdaneta, el general Tomás Cipriano de Mosquera, José Manuel Restrepo, Mariano Ospina Rodríguez y Rafael Reyes, entre otros.
Como lo establece conjuntamente el AGN, las “Constituciones son más que un simple documento, más que una norma fundamental; son el sentir de los pueblos, de las comunidades, ante sus propias necesidades e intereses y, por qué no, frente a sus anhelos y expectativas”.
Hasta 1991 ha sido tumultuoso pero no menos enriquecedor el trasegar del país en el desarrollo de su legislación. El presidente de la Academia de Historia de Santander señala algunos de los acontecimientos -que, en cuanto tales, las más de las veces fueron inciertos e inconcebibles en su momento, aunque en retrospectiva nos parezcan evidentes e inevitables-:
Ley fundamental del Estado de la Nueva Granada para 1831: cuando el país quedó dividido en 18 provincias.
Constitución de la Nueva Granada en 1832: “el centralismo no será el obstáculo de la felicidad de los pueblos, y la prosperidad de cada uno de ellos estará en las manos de sus inmediatos mandatarios”.
Constitución Política de la Nueva Granada en 1843: consistente en una reforma general de la Constitución, donde, según la reseña del Banco de la República, se fortaleció el poder del presidente, tuvo lugar una reforma educativa y el conservatismo impuso su autoritarismo y centralismo en todo el territorio nacional.
Carta Constitucional de la República de la Nueva Granada en 1853: tuvo lugar una Constitución más liberal, en la que se dio inicio al federalismo. Se eliminó la esclavitud, se extendió el sufragio a todos los hombres y hubo voto popular directo, separación entre la Iglesia y el Estado, libertad administrativa y reconocimiento a la autonomía del régimen municipal.
Constitución de 1858: se derogó la figura de vicepresidente, reemplazándola con la de un designado nombrado por el Congreso. El presidente y los senadores serían elegidos por un período de cuatro años y la cámara por dos años.
Una carta magna de todos
Con toda esta historia a cuestas, el país dio paso a la Constitución Política de Colombia de 1991, documento promulgado en la Gaceta Constitucional 114 del domingo 4 de julio de 1991 y expedido durante la presidencia de César Gaviria. La Constitución tiene entre sus puntos más importantes la creación de la acción de tutela y de la Corte Constitucional y la instauración de la democracia participativa, entre otras reformas.
“Desde 1821 hasta la fecha, la huella de Villa del Rosario para la construcción de ciudadanía sigue vigente en la Constitución de 1991”, señala Martínez Garnica. Y añade que, no obstante el marco de la historia, la legislación colombiana le ha apostado en sus reformas al desarrollo progresista y liberal del país.
La Carta Magna de 1991, que rige las leyes en el país en la actualidad, trae consigo múltiples retos. “Seguimos pensando que se justifica la lucha por la Independencia. Seguimos pensando que vale la pena tener y crear un país que sea igualitario. Sin embargo, es absolutamente normal la desigualdad porque nos conformamos con una ley, pero no nos incomoda una realidad que nos demuestra lo contrario”.
A ello se suma la voz de Chávez Chamorro, quien expone que si bien “una Constitución es la herramienta más alta en el esquema legal, no debería ser tan cambiante”, y que, “ante un futuro de reformas, lo que debe hacerse es aplicar lo que está en la Carta Magna a las necesidades de la ciudadanía para generar cambios”.