El proceso para que el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso fuera aceptado en la JEP fue largo. Tras varias audiencias en las que participó de manera voluntaria de forma virtual, la Jurisdicción Especial para la Paz tomó este viernes una decisión definitiva sobre la intención de Mancuso de comparecer ante el tribunal.
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Mancuso ya había hablado en la JEP manera verbal, siendo testigo en otro juicio en la Corte Suprema, y luego lo hizo de manera escrita. Su intención de sometimiento había sido expresada desde el 2017. Finalmente, este 17 de noviembre la JEP aceptó de manera excepcional el sometimiento de Mancuso como sujeto incorporado a la fuerza pública, entre 1989 y 2004. “Es decir, la JEP considera que Mancuso ejerció un rol de bisagra o punto de conexión entre paramilitares y la fuerza pública”, informó el tribunal.
“La decisión es el resultado de las exhaustivas contrastaciones y los análisis de los aportes de verdad hechos por el exjefe paramilitar durante cuatro días en una Audiencia Única de Aporte de Verdad, llevada a cabo en mayo pasado, por orden de la Sección de Apelación de la JEP, así como de la información que posteriormente aportó”, explicó la JEP.
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De acuerdo con la Jurisdicción, la contrastación realizada por la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de lo dicho por Mancuso consistió en verificar si sobre los hechos mencionados en la Audiencia Única de Aporte de Verdad hay investigaciones, procesos o condenas. A partir de la contrastación hecha por la JEP, la Sala concluyó que en lo declarado por Mancuso ante la JEP había elementos presentes, efectivos, suficientes y novedosos respecto a hechos que ya se conocían o han sido investigados por la justicia colombiana.
La magistrada María del Pilar Valencia presentó el análisis de los aportes de verdad de Mancuso durante los dos primeros días de audiencia. “Se hizo evidente que el rol de bisagra desempeñado por él permitió que la fuerza pública incrementara sus resultados”, dijo.
Valencia agregó que los aportes de Mancuso fueron presentes, efectivos, novedosos y suficientes “para soportar la cantidad de operaciones conjuntas desarrolladas (con paramilitares) y la manera como el paramilitarismo cooptó la misionalidad de la fuerza pública”.
Durante la audiencia, la magistrada Heidi Patricia Baldosea también apuntó que hubo un carácter restaurativo en la comparecencia de Mancuso, pues “evitó caer en discursos justificatorios y revictimizantes”. Además, resaltó los ánimos con los que el exparamilitar entregó sus declaraciones. “Se pudo ver a una persona con una actitud distinta a la que las y los colombianos vieron en el Congreso de la República en el año 2004, dispuesto a dignificar a las víctimas”, dijo la magistrada Baldosea.
En ese sentido, la Sala de Reconocimiento deberá llamar a Mancuso a dar su versión por los hechos que considere pertinentes y el tribunal compulsará copias a las entidades competentes con relación a más de 300 personas que fueron mencionadas por Mancuso en sus declaraciones. Incluso con este sometimiento, Mancuso sigue siendo postulado ante Justicia y Paz por los crímenes cometidos como excomandante paramilitar.
Levantamiento parcial de la reserva
Durante las audiencias de mayo, la magistratura habilitó espacios reservados para que Mancuso expusiera información adicional, en los que señaló nombres de presuntos implicados en los hechos investigados. Para proteger el debido proceso y los derechos al buen nombre y la legítima defensa de las personas mencionadas, la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas decidió mantenerlos bajo reserva, como es el carácter de las versiones voluntarias.
En la decisión de este viernes, la Sala también ordenó levantar de manera parcial la reserva de lo dicho por Mancuso en estos espacios reservados. Eso sí, dispuso mantener la reserva sobre aquellas declaraciones que puedan poner en riesgo la seguridad del exparamilitar, de su familia o de su defensa.
Así fue como se le abrió la puerta a Mancuso en la JEP
En junio de 2020, la jurisdicción nacida del Acuerdo de Paz de 2016 rechazó conocer de los procesos que la justicia ordinaria llevaba contra el exjefe paramilitar. Es decir, desestimó su sometimiento. El argumento principal fue que Mancuso perteneció al paramilitarismo, algo que se salía de la “competencia personal” de las Salas de Justicia de la JEP.
Sin embargo, con los años ese enfoque fue variando para darle cabida a otros actores relevantes del conflicto armado, como los agentes del Estado que no estuvieron en armas o los terceros civiles que, de algún modo, colaboraron con las hostilidades propias del conflicto armado nacional.
Así, en 2022, tras una apelación de Mancuso, la Sección de Apelación del Tribunal para la Paz decidió que el excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia podría tener una última oportunidad bajo la figura de “sujeto incorporado funcional y materialmente a la Fuerza Pública”, bajo la premisa de que podría ser “bisagra o punto de conexión entre los aparatos militar y paramilitar”.
Luego de que la JEP encontró una ruta por la que podría escuchar a Salvatore Mancuso —y a otros desmovilizados, como ‘Jorge 40’—, siguieron meses de preparación para las víctimas y se definió que el detenido en Estados Unidos debía participar en una audiencia pública en mayo para que contara su verdad.
El relato central de Mancuso contuvo versiones que ya había contado a la justicia ordinaria y a Justicia y Paz, condición que puso casi en riesgo su comparecencia ante la JEP porque una de las premisas es revelar datos que aporten a la verdad. Sin embargo, incluyó elementos novedosos.
Por eso, el excomandante paramilitar tuvo que empezar a superar lo que la JEP denominó “umbral de verdad”, que es el nivel de reconocimiento de responsabilidad que Mancuso debe alcanzar si quiere ser parte de la justicia transicional.
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