Los disparos en el caserío de Guanapalo (Guaviare) se empezaron a escuchar a las 5:30 de la mañana del domingo. Un pelotón del Ejército se cruzó de frente con las disidencias de las Farc y el enfrentamiento fue inminente: murieron siete soldados.
La versión del Ejército indica que una patrulla, adscrita al Batallón de Infantería José Joaquín París, realizaba un recorrido cuando fue atacada por el grupo ilegal.
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Los militares estaban en la zona porque tenían encomendado garantizar la seguridad de los firmantes de paz que permanecen en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Charras. Terminaron sus labores y regresaban para su descanso.
De acuerdo con la Cuarta División del Ejército, en medio de la confrontación fallecieron el Sargento Viceprimero Darwin Pérez Sánchez y los soldados profesionales Jairo Arteaga Estrada, Anderson Steven Bohórquez Ospina, Juan David González Fernández, Carlos Andrés Pushaina Pushaina y Moisés David Cuadros Ruiz. En la tarde de este lunes encontraron el cuerpo de Jean Carlos Bolaño Romo, soldado profesional que estaba desaparecido desde el enfrentamiento.
Los responsables de esta aparente emboscada son los disidentes del Estado Mayor Central de Bloques y Frentes: la facción disidente que comanda alias Calarcá y que, en teoría, permanece sentada en la mesa de diálogos de paz con el Gobierno.
Las partes están sentadas en el tablero de la negociación desde octubre de 2023. De hecho, mantuvieron un pacto de cese al fuego bilateral por 18 meses.
Pero el presidente Gustavo Petro cambió las reglas de juego hace dos semanas y abrió la puerta para que esos ilegales la emprendieran de nuevo en ataques.
Lo hizo a través del decreto 448 de 2025. Ese documento cambió el cese al fuego bilateral por una suspensión de las acciones ofensivas de la Fuerza Pública contra ese grupo hasta el 18 de mayo.
La intención del Gobierno era que esas disidencias tuvieran las garantías de logística y seguridad necesarias para avanzar hacia zonas de preagrupamiento: un paso previo a la dejación de armas.
A ese bus solo se subió el Bloque Magdalena Medio, una célula disidente que está golpeada luego de la arremetida del ELN en la región del Catatumbo. Los demás frentes de Calarcá rechazaron la idea de estar agrupados en una zona que, previamente, iba a delimitar el Gobierno. Actúan de manera fragmentada.
La Procuraduría envió un oficio al Ministerio de Defensa este lunes en el que cuestionó los alcances del decreto 448 por las aparentes gabelas que le concedieron al actor ilegal.
“Hay una percepción de los diferentes actores de la paz total y es que el tiempo se agotó y que estos procesos de paz al final no van a llevar a ningún lado. Más allá de que existan acuerdos o no, la implementación está en duda justamente por la incertidumbre que traen las elecciones del 2026”, explicó Jorge Mantilla, consultor en temas de seguridad, crimen y conflicto a esta redacción.