x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

María Fernanda Cabal: “2026 será una batalla entre mujeres”

Apalancada en la oposición al Gobierno Petro y su experiencia, la senadora busca desde ya la bendición del uribismo para ser su candidata. Sin embargo, expresa sus temores.

  • Según Cabal, Petro quiere llevar al país “a un nivel de distorsión que propicie una guerra civil”. FOTO Andrés Camilo Suárez Echeverry
    Según Cabal, Petro quiere llevar al país “a un nivel de distorsión que propicie una guerra civil”. FOTO Andrés Camilo Suárez Echeverry
23 de septiembre de 2024
bookmark

Aun cuando faltan menos de dos años para las elecciones presidenciales, desde ya la senadora de oposición María Fernanda Cabal alza la mano y, sin tapujos, asegura que quiere ser candidata. Y que quiere hacerlo con el aval del Centro Democrático. No es un asunto menor.

En 2022 –recuerda con un dejo de rabia e indignación–, el uribismo apeló a una encuesta interna que dio como ganador a Óscar Iván Zuluaga, aun cuando ella creía tenerlo todo y cuando a la postre el partido llegó sin candidato propio a las consultas. Por ello, apalancada en la impopularidad y las falencias del Gobierno de Gustavo Petro, suena hoy como una de las aspirantes más fuertes en el partidor.

En diálogo con EL COLOMBIANO, la senadora habló del rumbo del país, expresó sus temores por lo que suceda en dos años, trazó desde ya las líneas de lo que será su aspiración e incluso, se refirió a otros contendores como Miguel Uribe, Germán Vargas Lleras o Vicky Dávila. Su conclusión es tajante: “2026 será una batalla entre mujeres”.

La semana pasada el Gobierno puso fin a los diálogos con el ELN. ¿Cuál es su balance de la política de paz total?

Que cuando uno dialoga con un criminal de guerra y de lesa humanidad sin condiciones y sin estrategia de diálogo la conclusión es el fracaso. Lo dije desde el principio. ¿Cuántas décadas llevan los distintos gobiernos tratando de que el ELN entre por el cauce institucional? Ellos no lo van a hacer porque su mentalidad es, según ellos, superior moralmente. Ellos trabajan con una fachada de ser representantes de la sociedad civil. Ellos nunca van a lograr un acuerdo con ningún gobierno.

Usted aspira a ser presidenta, ¿cuál cree que sea la salida para acabar con el ELN?, ¿solo por la vía militar?

Pero es que si a usted le violan a su hija, ¿usted invita al violador a tomar café en su casa? Aquí hay una Constitución, una autoridad y una ley. Si uno no aplica las funciones constitucionales que el Estado le otorga a la Fuerza Pública y a los jueces, pues no habría sencillamente Estado de derecho. Hay que volver a retomar el control de los territorios. Se logró en 2002: en un año el presidente Uribe le había devuelto la libertad de los colombianos.

Hoy hay muchas más tecnologías de apoyo que debe usar la fuerza Pública. Hay más capacidad de recolección de información. Hoy debería ser superior el uso de la fuerza estratégica y táctica del Estado y no se está haciendo. Por el contrario, se ha hecho todo diferente. Se le amarraron las manos a la Fuerza Pública con unos diálogos que en la narrativa los vuelve sensibles, porque nadie quiere violencia, pero resulta que no se reprime ni controla la violencia, dándole más espacio a la criminalidad para que mate más colombianos.

Mire la cantidad de muertos que ha habido en Arauca: en Tame y Arauca, la mayoría civiles y jóvenes. El alcalde de Arauca visitó hace dos meses el Congreso. Llevaban 500 y eso no está reportado en ningún conteo de masacres que sea evidente ni en ninguna activismo como el que le hizo Petro al presidente (Iván) Duque para destruirlo y ese sí para tumbarlo. En Tame van en 600 muertos. En una noche mataron 12 o 13 personas en López de Micay y eso se queda así. El Gobierno no dice nada.

Eso es porque hay cierta complicidad y complacencia con el ocultamiento de cifras, y eso no le hacen ningún beneficio a la ‘dialoguitis’. Y yo en mi ensayo, que he lanzado ya en varias ciudades, tengo establecido cómo uno de los peores pecados de la política colombiana es la dialogadera sin límites, sin condiciones y exponiendo la vida de los ciudadanos, de los niños y de la Fuerza Pública.

No creo en diálogos mientras usted no ejerza la función constitucional de salvaguardar los derechos de los demás colombianos afectados por los grupos violentos.

Es decir, ¿en las actuales circunstancias no hay de otra que mano dura?

Es necesario el control territorial. Los corredores de la criminalidad son los mismos. La geografía no ha cambiado. Por donde sale la coca entran las armas y pasa el tráfico de personas. De ahí se va creando toda una empresa criminal que ya no es local ni nacional, sino transnacional. Se pacta con el Cartel de Los Soles, se pacta con el Cartel de Sinaloa y todas estas redes lo único que hacen es deteriorar la capacidad del Estado de brindar protección a sus ciudadanos.

Hay que retomar el uso del apoyo aéreo, que es una capacidad superior que tiene la Fuerza Pública y aquí prácticamente se dejó de lado. En todas las montañas donde tienen control los grupos ilegales salen las órdenes para asesinar policías, soldados y civiles. Desde ahí salen los drones que compran, porque aquí se restringió el porte legal para el civil, pero no hay forma de controlar cuatro millones de armas ilegales que entran de forma permanente sobre todo por la frontera con Venezuela.

¿Cuando usted dice “retomar el uso del apoyo aéreo” se refiere a bombardeos?

Sí, lo que pasa es que no es solo el bombardeo. Cuando usted usa el apoyo aéreo lo que hace es proteger a la infantería y a los soldados que van a pie. Eso se llama en términos militares un proceso de ablandamiento. Cuando usted no usa el apoyo aéreo usted desprotege a los militares que van a pie para hacer alguna operación. Eso está inventado.

Nunca ningún Estado ni en ninguna guerra internacional se ha renunciado al apoyo aéreo porque eso es lo que da una ventaja absoluta para poder retomar el rumbo de lo que es establecer la institucionalidad.

Quedan todavía menos de dos años de este Gobierno. ¿Qué cree que pueda hacer el presidente para reencausar la política de paz total?, ¿o cree que ya es fallida del todo?

Es que no hay política porque es una promesa aspiracional. Es como si usted me dice mañana ‘yo quiero ser el dueño del periódico donde trabajo y dirigir desde allí la línea editorial’. Eso es una aspiración, que es válida, pero para poderla cumplir usted necesita pasar por unas escaleras y una serie de obstáculos que se van a ver en el camino porque hay otros con las mismas pretensiones.

Es decir, usted no establece una política a la loca, menos dejando de lado que hay 300.000 hectáreas de coca que siguen creciendo. Cuando el Gobierno nuevamente con su narrativa ‘sensibilona’ –que compra los corazones de la gente buena, pero que es una estrategia de la izquierda para distorsionar la realidad–, te dice que no hay que atacar el cultivo porque ‘pobres los campesinos’. Yo les digo ‘pobres los campesinos que son esclavos de los carteles criminales que los obligan a sembrar’ y que concentran una serie de grupos de milicias como las guardias campesinas que degollaron a un policía en Chiribiquete en el sur.

Cuando no se tiene una realidad frente a sus ojos de no erradicar y de no fumigar no se puede basar únicamente en la incautación, porque la capacidad de corrupción sigue viva y sigue intacta. Este Gobierno se ufana de haber incautado toneladas y yo digo esa no es la solución. La solución sí es la incautación, pero es necesario atacar el problema de raíz. Dicen ‘es que los campesinos no tienen más que cultivar’. Sí tienen que cultivar, lo que hay es que atender a ese campesino de esa región que puede producir mucha comida para Colombia y para el mundo, pero que no lo hace hoy porque lo matan si deja de sembrar coca. Tenemos que volver a los batallones de alta montaña, volver a cortar el tránsito de la ilegalidad y hacer presencia protegiendo la comunidad.

Cuando a la ruralidad se le devuelve la capacidad de producir su riqueza y la protege desde ahí comienza a ver paz, pero se deja a los campesinos a merced del crimen como pasa en Jamundí, a 10 minutos de Cali, donde no usan el poder de la Fuerza Aérea para poder acabar el problema en la montaña. Desde ahí se gesta un pequeño reinado a lo Pablo Escobar, donde hay extraditables, donde se decide quién vive y quién muere, y donde toda esa criminalidad llega y golpea hasta el Valle del Cauca.

¿Por qué es tan estratégico el suroccidente?

Porque el suroccidente es estratégico para bloquear económicamente al país, como lo hicieron en la toma guerrillera que románticamente llamaron estallido social. Hay 300.000 hectáreas de coca y minería ilegal destruyendo todas las selvas y los bosques y las fuentes de agua.

¿Con esa realidad uno puede decir sencillamente vamos a conversar? No, el Acuerdo de La Habana propició que haya 800 grupos ilegales, porque la coca se volvió un cuento de jardín. La coca no puede ser un cuento de jardín, tiene que entrarse a erradicar y proteger esa comunidad campesina. Y esos milicianos violentos hay que judicializarlos.

No puede ser que cada vez que llegue la Fuerza Pública hagan una asonada, disparen contra el Ejército y la Policía, y macheteen soldados –como hacen en el Cauca–. No puede ser que haya 31.000 hectáreas allá en la zona de Argelia (Cauca) y no se haga nada.

En un eventual gobierno suyo, a propósito de erradicación y el problema de cultivos de uso ilícito, ¿le apostaría a volver a la fumigación con glifosato?

Sea glifosato o sea cualquier otro método. Yo no voy a exponer las piernas ni la vida de soldados, policías y radicadores por un cuento que se inventaron en la época de Juan Manuel Santos. El cuento, que terminó siendo recogido en una sentencia absurda de la Corte Constitucional, dice que el glifosato da cáncer y que las comunidades se veían afectadas por las aspersión. Eso es una mentira.

El glifosato es un herbicida que desarrolla la empresa Bayer de Alemania. Se trata de un desarrollo científico que logra que las cosechas del mundo no se pierdan por la maleza. Es una bendición lograr que la comida no se pierda por la plaga o por la maleza. Cuando cambia esa concepción es porque la izquierda y las mafias tienen ese poder de distorsionar la realidad a través de narrativas sensibles, que es lo que hace Gustavo Petro y su gobierno.

En esa sensibilidad terminamos generando una máquina de la muerte, que son cultivos de coca creciendo, afectando comunidades completas, desplazando comunidades y asesinando colombianos. Es muy fácil volver a la fumigación si no es ese producto, porque lo prohibieron de forma absurda, tiene que ser con cualquier producto que no genere ningún efecto dañino. Pero, ¿que el glifosato da cáncer? hay que recordarle a la gente que el café que se toma está fumigado, que el azúcar que se come está fumigada, que el aceite con el que cocina está fumigado y que las flores y las plantas del jardín tienen glifosato.

Además de seguridad y narcotráfico, ¿en qué otros frentes cree que hay crisis con este Gobierno?

La anarquía. Es que todo esto produce que se deshaga el Estado. ¿Qué hace un alcalde con un grupo ilegal? si hay 400 municipios total o parcialmente controlados. Uno ve el mapa de Colombia y está lleno de enfermedades. Hoy no solo son los grupos principales del ELN y todas esas disidencias que dejó las Farc (que son las mismas Farc, pero disputándose el negocio del narcotráfico y la minería ilegal). Todos estos grupos, como el Clan del Golfo, que tiene invadido el país. ¿Cómo hace usted para retomar el rumbo de una sociedad que entendió lo que era vivir la tranquilidad con el presidente Uribe, pero que después gracias al Acuerdo de La Habana terminamos con 800 grupos ilegales por no atacar la raíz del problema?

El Acuerdo de La Habana y todas las sesiones que hicieron son, de verdad, moralmente inaceptables, como darles curules a estos bandidos o hacer un tribunal especial para castigar a la Fuerza Pública y exonerar a las guerrillas terroristas. No hay ninguna simetría, ni ningún equilibrio. Eso es mentira. Obligan al militar, aun cuando solo tenga una acusación por parte de la Fiscalía. Esa presunción de culpabilidad prima sobre la presunción de inocencia y tiene que pasar cinco años detenido mientras otorgaron miles de amnistías a los guerrilleros.

Yo traté de corregir eso con un proyecto de ley que no me dejó en ese momento el senador Roosvelt Rodríguez, quien se atravesó mientras yo le decía que había un desequilibrio porque la libertad es un derecho fundamental protegido incluso convencionalmente. La presunción de inocencia prima, pero para el militar, el policía y la gente del Estado no. Nadie lo corrigió. Lo único que me gané yo es lo que me ganó siempre por decir la verdad: que fuera crucificada.

¿Qué hacer para corregir el problema?

Hoy sigue el problema. Hoy no se ha aceptado en la JEP la renuncia a la persecución penal cuando debe renunciarse, porque ya están acogidos a la JEP. Todas esas distorsiones existen y la JEP se volvió un satélite aislado del resto de la institucionalidad que está causando unos graves estragos porque se sienten superiores. Incluso, en el diseño de la norma querían ser organismo de cierre, pasando por encima de la Corte Constitucional y eso nos lo peleamos, como muchas otras cosas. La gente no sabe la cantidad de peleas que tenemos dentro del Congreso para que, por lo menos, la ley que era mala no fuera tan mala, para que por lo menos diera unas herramientas de defensa a la Fuerza Pública.

Todo esto es lo primigenio de su pregunta, porque no hay nada, pero paralelamente se deben generar condiciones, que es lo que no hay en la ruralidad. Las vías terciarias se pueden construir con seguridad, pero se pueden construir. Lo propuse yo hace dos años: por cada peso que me dé el alcalde del predial rural yo le doy cinco de regalías y hacemos 20.000 kilómetros de vías terciarias en Colombia que eso alivia, porque el campesino saca su producto a la cabecera y lo puede vender a mejor precio sin intermediario. Porque cuando llueve no le toca entrar en canoa, porque se tiene todo para abrir un mercado en el mundo, no con embajadas en África ni consulados en Venezuela, sino con un equipo negociador abriendo las ventanas al mercado de los ricos.

¿Sabe en cuánto se vendió el año pasado la libra de café geisha en Panamá? 2.300 dólares. Ahora se acaba de tasar en 10.000 dólares. Imagínese, y nosotros acá peleando por dos dólares o dólar y medio. ¡Qué horror! El mercado de los ricos es el que consume sin importarle lo que valgan las cosas. Allá tienen que ir los mejores productos de Colombia.

A propósito de la JEP, ¿usted eventualmente siendo presidenta y con mayorías en el Congreso apostaría a reformar este organismo?

Pero es que la JEP ya se va a acabar. Lo importante es que ahora no se inventen algo, como siempre en este país que todo lo temporal se vuelve permanente sobre todo cuando viene a la izquierda. Se debe acabar ya. La reforma que yo haría es la que dije y que me derrotaron: metí una acción de inconstitucionalidad y no me la aceptaron. Aquí no hay simetría entre la Fuerza Pública y la guerrilla.

El jueves hubo marchas y manifestaciones a favor del Gobierno Petro, que viene arreciando en una retórica de golpe de Estado y ataque a los medios. ¿A qué atribuye esta faceta tan combativa del presidente?

Yo siento que Petro siempre ha triunfado en la anarquía, porque su táctica siempre es ir en contra de la institucionalidad. Le funcionó en un Estado que regala impunidad con dialoguitis, amnistías e indultos. Y ahora se inventan la JEP. Siempre hay un adorno para el bandido.

A Petro no le gusta gobernar porque le da pereza, le da jartera. A él le gustaba más la labor de oposición, pero ahora es presidente y sigue siendo opositor. El peor enemigo de Petro es Petro. En la fantasía y en la neurosis del revolucionario necesita victimizarse, porque él quiere que sus adeptos le crean. Por eso dice que lo van a matar o que le van a hacer un atentado. Todo eso es parte de la ficción de la extrema izquierda.

Lo hizo Fidel Castro en su momento, lo hizo Hugo Chávez. Siempre usan el mismo guión aburrido, pero tristemente hay gente que les cree; sin embargo, ya Petro no tiene esa cantidad de gente ingenua que convenció y a la que le dijo que iba a resolverle la vida, porque la gente cree que el Gobierno nos resuelve la vida y no es verdad.

Por lo general, los gobiernos nos destrozan la vida, sacando una cantidad de leyes absurdas que nos limitan nuestras libertades y nos ponen muchos más desafíos para poder ser autónomos y crear nuestra riqueza. Aquí hay que pedir permiso para ser formal, en cambio para ser informal tienes todo dado, porque todo es tan anarquizado.

Petro arrecia su discurso porque él sabe que lo único que le sirve es la anarquía y la violencia. Él quiere llevar este país a un nivel de caos que se vuelva inmanejable, como pasó en la toma guerrillera que llaman estallido social. Él quiere eso, él disfruta como Nerón viendo quemar Roma mientras tocaba la lira. Es su condición mental. Lo goza. Él no le gusta el orden. Entonces al final sus propias contradicciones han hecho que Petro esté hoy, dicen las encuestadoras, en el 30 % o 28 % de aceptación. Yo creo que él está en un 22 %. Él perdió las calles, no las tiene, por eso dejó de salir al balcón.

Hoy los que lo acompañan son los grupos pagados por cuenta del Estado, porque yo lo demostré: cuánto le han girado al CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca). Acá traían campesinos para poder tumbar al presidente del gremio cafetero, pero es que usted con la billetera lo hace muy fácil. Me contaron que en la reunión de los medios comunitarios pagaban entre $200.000, $300.000 y $600.000 con lista en mano. Así yo le lleno cualquier plaza.

Petro dijo en su discurso que a usted lo que le gustaba era la esvástica, en referencia al nazismo. ¿Qué le responde?

Lo que hizo Petro fue exhibirme a mí con una clara intención de hostigamiento con fines políticos. Exhibirme en una locución, pese a que yo estoy protegida, porque yo estoy en el recinto del Senado. Mis opiniones están protegidas así como las de ellos. Ya anunció que me denuncia y tiene de abogado al exfiscal Eduardo Montealegre, hoy víctima en el proceso contra Uribe. Es que este país a veces parece un chiste, pero es un chiste macabro.

La intención de Petro es clara: el millón de pesos a los jóvenes por no matar, el tratar de generar sus grupos de apoyo, como los indígenas del CRIC, ¿a dónde quiere llevarnos?, ¿a la guerra civil mientras descabeza generales?, ¿mientras le amarra las manos a la Fuerza Pública?, ¿mientras tiene una fiscal General que es más una activista que una fiscal que cumple su función constitucional de perseguir el crimen y saca unas directivas contra la Fuerza Pública, pero prácticamente dándole un aplauso a la violencia vandálica?

El tema es muy peligroso. Petro está frenético porque quiere llevar este país a un nivel de distorsión que propicie una guerra civil, yo estoy segura. Todo esto para quedarse en el poder, bien sea él o en cuerpo ajeno.

¿Y quizá ese “Petro frenético”, como usted lo llama, no podría estar exacerbado también por la eventual investigación en el CNE?

Como él no cumple la ley, él se victimiza cada vez que la ley actúa. Pero contra Iván Duque era implacable y se inventaba que es que Duque no podía desacatar a las cortes, pero él sí. Petro hace exactamente lo contrario con los demás a lo que aplica con él, porque él es un comunista desvergonzado. Bueno, eso es una redundancia: comunista y desvergonzado.

Lo cierto es que va a llevar este país a unos niveles de desorden y desastre que si nosotros no nos organizamos y no le ponemos límites a las locuras de Petro y de sus activistas... Hoy se toma la Universidad Nacional y violan la autonomía universitaria que tanto cacarean. ¿Cuánto costó esa reunión y qué pasa con el rector anterior que fue elegido con las reglas del juego y él las cambió de forma irregular e impuso un rector títere? Es que lo que está haciendo es demasiado grave y si usted a eso le suma ministros incompetentes, ministros que no dan la talla acabando la salud, acabando la educación... El ministro de Educación es de la primera línea que se dice consumidor de bazuco públicamente.

Todo esto es una estrategia degradación moral para que todo el mundo sienta que aquí nada importa que todo es posible, pero lo malo.

¿Fue este ambiente tan complejo en diferentes frentes lo que la llevó a lanzarle anticipadamente a una candidatura?

Causa tanta desazón. El cambio no puede ser el suicidio, el cambio no puede ser el fanatismo climático, el cambio no puede ser la paranoia contra la Fuerza Pública. El cambio significa el bienestar del ciudadano, es decir, que no me maten por un celular, que no me secuestren al ir a mi finca, que yo pueda acceder a un crédito pagable. El cambio significa que yo no tenga todo el tiempo que estar viendo cómo pago mis impuestos, porque cada reforma tributaria me saca la plata que es para comprar el mercado.

Petro no hizo lo que tenía que hacer. Dejó mal a todos los que aspiraban a que la izquierda iba a generar una transformación de país. No tiene la capacidad de transformar sino para mal, porque en su vida jamás han vendido un chicle en una tienda. No saben lo que es pagar impuestos o generar empleo. No sabe lo que son las cargas laborales para un empleador y ahora van con una reforma laboral que va a expulsar a 600.000 personas de la formalidad.

Son mentes que al final –uno de verdad se convence– disfrutan haciendo daño, pero que dibujan ese daño como si fuera una promesa del paraíso.

Usted ha expresado que quiere ser candidata y el primer paso es la bendición del Centro Democrático, ¿cómo va ese trabajo para convencer a su partido de que usted es debe ser la aspirante en 2026?

A veces es más difícil convencer a los de adentro que a los de afuera. Yo solo he pedido transparencia y no creo que eso sea mucho pedir. Yo no quedé satisfecha hace dos años y además tengo el derecho a decirlo. No tengo por qué callarme así haya gente que se incomode.

Yo no quiero encuestas internas donde no haya una muestra clara. Es como si yo le pido a usted votos por el Santa Fe y me voy a un barrio de hinchas de Millonarios. Yo quiero que sea transparente.

Estamos determinando las fórmulas. El presidente Uribe ha dicho que los precandidatos las definamos, pero ¿qué pasa si no estamos de acuerdo? Yo quiero que también la bancada participe, porque hay unos que quieren reelegirse, hay unos que quieren subir de Cámara a Senado, otros que quieren retirarse con aspiración a ser gobernadores o alcaldes. Yo quiero que nos sumemos buscando cuál es la posibilidad de retomar el rumbo ya, porque ya el partido vuelve a tener el reconocimiento que tuvo.

Perdimos 23 curules. Hay que volverlas a conquistar. Por eso estamos pensando en una lista al Senado cerrada y cerrar Bogotá y cerrar Medellín. Yo fui la cabeza de lista en Bogotá con Petro de alcalde y Santos de presidente y saqué la lista más votada de todas.

Nosotros tenemos que volver a ganarnos el corazón de la gente que añora el vivir con seguridad y hay que enfrentar los males.

Hay que lograr una definición de qué vamos a hacer, si va a ser en la convención con los convencionistas o si vamos a esperar la consulta pública abierta en el 2026, y eso no significa cerrarle las puertas a otros partidos y movimientos. ¿Que tenemos que ir unidos? sí, pero uno no anticipa entregar las banderas por miedo cuando hemos hecho un ejercicio serio y con convicciones.

¿A qué atribuye esa resistencia que usted genera en un sector de su partido?

Hay que preguntarles a ellos si esa resistencia es por las simples emociones normales del ser humano: por vanidades, por ego o por rabia.

Se dice que es porque usted representa un sector extremista de la derecha, ¿siente que es de extrema derecha?

Eso lo que hace es replicar los ataques de la izquierda promovidos desde el partido. Es una forma de desfigurar a una persona que nunca ha cometido un delito. Yo no he asesinado a nadie. Yo no he secuestrado a nadie. Yo en mi vida he generado riqueza porque he sido empresaria. Conservo la empresa, que la tienen mis hijos hoy en día.

Todo lo que he dado en mi vida es ejemplo de servicio, porque uno tiene que ayudar. La vida pasa muy rápido y uno no se puede comer todo. Cuando usted se muere no se lleva nada. Yo tengo la mística del servicio, de darle oportunidades a la gente de salir adelante. Cuando uno tiene tanta experiencia en el sector privado y público, conociendo al Estado y conociendo la guerra por dentro como la he conocido yo, tiene elementos mucho más firmes para poder entender la dimensión de gobernar un estado anárquico.

Yo para juzgar tengo que verme primero a mí mismo. ¿Que tengo críticas del partido? claro, todos las tenemos y yo aspiro que la mayoría entienda que si este país no gobierna con autoridad y orden, no habrá país para ninguno, ni para la izquierda, ni para la derecha, ni para el centro, ni para nadie. No tendremos país.

La palabra radical siempre intenta descalificar. Otra cosa es que sea yo vehemente y cuando uno es vehemente en política resulta que tiene detractores que cuando uno confronta prefieren la máscara. Es como cuando una mujer vuelve 20 veces con su marido después de ser golpeada, engañada y ultrajada, porque es que ‘ahora sí me va a querer’.

No, hay que tener seriedad en la política. Yo no hago promesas falsas. Yo no le digo a la gente que le voy a dar lo que no le puedo dar. Ojalá pudiera darles lo que necesitan, pero la realidad es que hay que reconstruir un país como lo está haciendo Javier Milei. ‘No hay plata’, les dijo. Eso no decía Cristina Fernández de Kirchner.

Y la lucha de clases me parece que es un cuento viejo. Lo que pasa es que aquí sí hay que promover el acceso al capital y al crédito de los estratos populares.

¿Está temerosa de lo que pueda pasar internamente en su partido y que nuevamente no pueda ser candidata?

Más que temor es enfrentar un desafío donde la fórmula tiene que ser absolutamente clara y donde la lectura de las encuestas tiene que ser transparente. Las encuestas ya perdieron credibilidad hoy, como en Estados Unidos, se volvió una guerra de poderes. Aquí es la guerra de amigos, a quién ponemos primero, a quién inflamos y a quién desinflamos.

Yo solo creo en las encuestas que yo hago y que hago permanentemente. Estoy viendo quién repunta y quién no. De resto, seguir trabajando, seguir trabajando y seguir enfrentando los fantasmas.

Pero, ¿lo ha hablado con Uribe?

Claro, yo lo único que he pedido –que incomoda a algunos del partido– es que no acepto una consulta interna cuando no es claro ni las bases de datos del partido, ni la muestra que se va a escoger. No me gusta, ya me pasó. Es que yo tenía las mediciones en 2022. No era posible ese resultado, pero ya pasó y nos quedamos sin candidato.

Es mejor uno llegar con ideas claras y tener la capacidad de generar consensos que se pueden generar. Es que el rótulo es desagradable, pero es lo que uno enfrenta y lo enfrenta por ser firme y coherente, por no callarse, por no dejar pasar. Y yo siento que cuando la firmeza y la coherencia gobiernan hay confianza.

En mí confían, incluso, personas completamente opuestas ideológicamente porque me lo han dicho. Eso le pasaba a Álvaro Gómez con la izquierda. Confiaban más en él para un acuerdo que en los demás políticos.

¿Qué mecanismo le parece el mejor para elegir el candidato del uribismo?

Yo quiero la consulta pública abierta porque eso jala la lista para el Congreso. El partido tiene que tener un candidato. Porque lo que no puede ser posible es que nosotros vayamos con cinco candidatos diluidos en una lista interpartidista donde van candidatos de otros partidos.

Es decir, una consulta como la hizo el Pacto Histórico en 2022...

Claro, hicieron su propia consulta. Ellos no se consultaron con los verdes, ni con movimientos afines. Ellos hicieron su consulta donde participaron movimientos afines y seguramente algunos de los verdes votaron allí.

Hay que tener un candidato y si se quiere ese candidato puede ir a una consulta interpartidista. Por eso las fechas hay que definirlas, pero no es el miedo el que nos debe llevar a entregar las banderas. En el partido también hay quienes dicen ‘hay que hacer consulta interpartidista ya’. No, un momentico, que aquí hay muchos de otros partidos que ayudaron a llevar a Petro al poder.

Ahora, que al final eso no importe porque necesitamos sumar muchos, pues claro. Pero de entrada no se entregan unas banderas con convicciones anticipadamente. Si no, pongamos el candidato de Santos para que converjan todos.

Si se imponen esos sectores a los que usted teme y son más resistentes a su candidatura, ¿contemplaría irse como candidata independiente?

Yo no quiero hacerlo, porque yo soy fundadora de mi partido y ese ha sido un run-run que han usado otros para conseguir que yo tenga menos adeptos y afines diciendo que es que yo voy a traicionar el partido o voy a traicionar a Uribe. Yo siempre he sido firme y coherente. Mi aspiración es que el partido crezca y sea un muro de contención o de apoyo, cualquiera de los dos, depende de las circunstancias.

Es la gente que tiene miedo que suceda lo mismo que en el 2022. Si ese miedo prevalece hay que lograr que la gente confíe en la fórmula, por eso la fórmula no es dejarme satisfecha solo a mí, sino a esas bases electorales, que muchas se nos fueron. Se nos fueron por falta de credibilidad y por rabia. Propongo ahora darles a esas bases herramientas para que confíen.

Hay gente que me dice ‘si la sacan véngase por firmas’ o ‘antes de que la saquen, como no la quieren, sálgase de allí’. Yo insisto en que hay que tener estructura y partido, ya veremos qué hace el partido, porque yo tengo las mediciones hoy. Sé cómo vamos cada uno. Yo no quiero ser pretenciosa, ni descalificar a mis compañeros, yo tengo buena relación con todos.

Claro que hay diferencias naturales, pero los respeto a todos en su trabajo. Yo sé qué he hecho en mi vida y cuáles son mis aspiraciones. Ellos también las tienen, pero obviamente yo quiero ganar la bandera de mi partido y quiero sumar partidos afines que son más fácilmente sumables y movimientos. Yo quiero aquí al lado mío a los cristianos, a los católicos, a las reservas de la Fuerza Pública. Yo quiero esas bases de la sociedad esa sociedad rural que yo he ayudado a construir. Yo soy la fundadora de la fundación de Fedegán que tiene unos programas maravillosos. La creé yo, la volvió exponencial José Félix (Lafaurie). Yo quiero servir. No soy feliz si no lo hago.

A veces me dicen ‘es que te dicen mentiras, te están usando’. No me importa. Yo nací con eso y esa es mi misión. Si llego tendría esa capacidad de servicio con mucho más poder. Ese millón de pesos a los jóvenes no se los daría en efectivo. Al joven hay que darle oportunidad de soñar sin mentiras. Preparémonos para un mundo global.

Pero, si le entiendo, ¿no ha descartado irse en solitario?

Pero es que yo no manejo las circunstancias. Yo permanezco firme con la herramienta que nos dé garantías a todos: a los candidatos y a la militancia.

Otro de los que suena mucho en el espectro es el también senador Miguel Uribe, ¿qué ofrece usted que no tenga él?

Son antipáticas las comparaciones porque generan resentimientos. Yo digo que él tiene muchas aspiraciones y tiene talento, pero hay algo que a él le molesta: la experiencia no se improvisa. Y no es por ofender, es la experiencia en general. No se compra con cartones. La experiencia te da todos los plus de la vida y es la experiencia de enfrentar una realidad siendo empresaria, habiéndome quebrado. Una realidad con los desafíos de conocer la guerra rural.

La experiencia te hace conocer la condición humana. A veces la experiencia te desmitifica ideales. Yo siempre pensé que la política era el arte de servir hasta que mi maestro, Olavo de Carvalho, me dijo la política es diabólica y encuentra uno lo peor y lo mejor del ser humano. Siento que Miguel Uribe está en su derecho como todos aspirar, pero yo ofrezco experiencia.

¿Qué opina de una eventual candidatura de Vicky Dávila?

Me parece que ella está haciendo un trabajo excepcional de periodismo y en general siento que los periodistas han jugado un papel fundamental para rescatar este país. No solo ha sido la Revista Semana –que ha traído las primicias–, sino también hay otros periodistas y canales que han logrado a través de la investigación destapar la corrupción inédita. Yo nunca había visto en dos años un gobierno tan podrido, no por no decir que no hubiera corrupción en otros gobiernos, es que la corrupción es estructural. El mismo sistema la habilita.

Lo cierto es que ella está jugando un papel como periodista que algunos la ven como candidata. Tendrá que decidir.

¿Usted la ve como candidata?

Yo veo que ella tiene un nuevo discurso que la puede habilitar como candidata, pero ya es la decisión de ella, si termina renunciando a una carrera exitosa para una aventura política que no siempre son mieles, sino también es hiel. Es su decisión personal.

Yo tengo una forma de ver la vida distinta a la mayoría de las personas. No me da rabia, no me da temor, y los desafíos me obligan a trabajar más. Si vamos a competir me parece magnífico porque a ella la respeto mucho. Pero yo siento que el electorado mío o el de ella termina siendo casi el mismo, prácticamente. Tenemos que sumar y no restar.

Eventualmente, ¿le sonaría que ella fuera su fórmula vicepresidencial?

Anticiparse es como echar globos. Hay que medirse y hay que mirar cómo van pasando las circunstancias. Ella insiste en que no va, pero de pronto un día dice sí. Tenemos que medirnos cómo le está yendo a ella, cómo me está yendo a mí y cómo le iría a ella fuera de su plataforma, que es muy amplia.

Al final de cuentas todos los que queremos una Colombia libre, todos, incluso los arrepentidos de Petro, los indignados y los engañados, hay que traerlos aquí y hay que sumar.

Si las mediciones así lo indican, ¿usted estaría dispuesta a ser vicepresidenta de alguien?

También hay que ver las circunstancias. Si quien finalmente se lleva la posta de ser el candidato produce admiración sí. Porque no es por estar en el gobierno, yo no me quedaría en un cargo de adorno. Lo detesto. No lo he hecho ni siquiera en mi vida familiar.

Yo necesito admirar. Mi matrimonio me ha durado por admiración, si no, no hubiera durado. Los jefes que uno tiene hay que admirarlos por su capacidad, que es lo que genera el presidente Uribe: admiración. Sí, hay quienes le critican, que escoge mal, yo se lo he dicho, pero hay admiración en esa capacidad de reconstruir un país desecho. Hay admiración en que siga a estas alturas de la vida trabajando por Colombia. Le dicen que se retiré, ¿por qué? Hay admiración.

Si ese candidato o candidata me genera admiración y me invita a ser fórmula por supuesto que sí. La vanidad es lo que acaba con la sociedad. La gente cree que se merece porque sí, porque es más inteligente o más bonita. No, las vanidades dañan las posibilidades. Por supuesto quisiera ser yo la candidata con una fórmula espectacular que hay que saberla escoger.

¿Le suena alguien en este momento?

He dicho que me gusta el gobernador Juvenal Díaz, porque me gusta que conozca militarmente una Colombia donde los militares han trabajado por la población civil y conozca cómo funciona. Pero lo he dicho más como por ponerle picante al tema. A veces quisiera alguien de la Costa Caribe o a alguien de Antioquia.

Vamos a ver quién es, independiente de Caribe o Antioquia, y que sea admirado. Se necesita recoger gente que otros admiren, porque eso jala. Un NN no te sirve en estas circunstancias. Tiene que ser un coequipero. Si soy yo, pues estaría cumpliendo un deseo, pero también una misión de vida, que es el servicio.

Es que acá no se trata de servirme. Yo ya soy una mujer mayor. Yo no soy una niñita. Yo tengo una familia grande. Yo no necesito servirme, ni enriquecerme. Yo no tengo esas ambiciones. Mis vanidades son muy pequeñas. Mi ambición es que este país, que tiene tantas cosas bellas, no sucumba ante la maldad.

¿Con quién se ve compitiendo en la derecha? Se habla de Germán Vargas Lleras o Francisco Barbosa...

No quiero darle visibilidad a los contendores, pero 2026 será una batalla entre mujeres.

El empleo que buscas
está a un clic
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD