El Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional firmaron el pasado sábado 25 de mayo el primer punto de la agenda del proceso de paz, punto que había causado múltiples polémicas debido a los conflictos que se han presentado en la mesa de negociación.
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La semana pasada se dio a conocer el borrador del Modelo de Participación de la Sociedad Civil, el cual sería una hoja de ruta para determinar la implementación del primer punto ya pactado.
El borrador presentado causó duras críticas de 8 de los principales gremios del país, quienes cuestionaron las amplias expectativas que se planteaban allí y que además podrían rebasar el orden constitucional.
El documento contemplaba puntos como la creación de una “democracia directa, redistributiva, poder social y poder popular y ciudadano, rediseño institucional y reforma electoral, transformación del modelo económico y una reforma a la Fuerza Pública”.
Sin embargo, la delegada del Gobierno, Rosmery Quintero, le confirmó a EL COLOMBIANO, que “ese documento era solo un borrador que no se debió haber filtrado, pero que aquello que allí está plasmado no será lo establecido finalmente”.
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Por otra parte, frente a los cuestionamientos sobre el punto que afirma que el acuerdo es “vinculante”, la delegada Quintero afirmó que se trata de una perspectiva de responsabilidad frente a las comunidades escuchadas y que las propuestas serían implementadas gradualmente como políticas públicas.
Si bien la firma del primer punto del acuerdo hace parte de un avance histórico en los procesos de diálogo con el ELN, quedan múltiples preocupaciones frente al futuro de la negociación.
El pasado martes, el alto comisionado para la paz, Otty Patiño, manifestó la preocupación de firmar un acuerdo con la guerrilla antes de que esta se comprometiera a desistir de su idea de continuar con el secuestro extorsivo.
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“Nuestra delegación en Caracas no firmará acuerdos que legitimen a una representación que no cumple con lo pactado y sigue permitiendo el horror del comercio de seres humanos rechazado de manera enfática por la humanidad”, informó en un comunicado el alto comisionado para la paz, Otty Patiño.
Pese a esto, el documento se firmó y si bien, se llegó a algunos acuerdos claros frente al cese al fuego bilateral, la guerrilla aún no se ha comprometido a desistir de los secuestros con fines extorsivos.
En el documento de 10 páginas firmado por Vera Grabe, Iván Cepeda, Pablo Beltrán, Aureliano Carbonell y los demás delegados, se establecen 9 puntos en donde se plantea la construcción de las negociaciones en torno a temas económicos, políticos, ambientales, de educación, culturales, enfoques diferenciales, pedagogía, garantías y seguimiento a lo pactado.
Ambas delegaciones pactaron que no se levantarán de la mesa de diálogo, con todo y las polémicas, además, según la delegada Rosmery Quintero, hasta ahora el ELN no ha cometido ningún secuestro.
La firma de este primer punto fue duramente criticada por José Félix Lafaurie, delegado del Gobierno y presidente de Fedegán, pues considera que el documento se firmó haciendo caso omiso a las advertencias de Otty Patiño y permitiendo que no hubiera un Modelo de Participación claro.
En el acto de firma también estuvo presente el expresidente Ernesto Samper, quien ha apoyado estas conversaciones de paz, lo que Lafaurie calificó como un “show mediático”.
Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN manifestó que esta firma se trata de “una propuesta de paz a las buenas” y que “los que no quieren cambios y que impiden los cambios a las malas les pedimos que piensen que lo que necesita el país es transitar este camino”.
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