Los meses de aislamiento ofrecieron una ligera tregua a las diferentes ciudades del mundo en su lucha contra una problemática global: la contaminación del aire.
Según Greenpeace en Cali, Medellín y Bogotá, durante el primer mes de cuarentena, se evidenció una brusca caída de la presencia de dióxido azufre y dióxido de nitrógeno (NO2), el mayor contaminante producido por el tráfico vehicular, asociado a diversas patologías respiratorias, manifestó la vocera de la ONG en Colombia, Tatiana Céspedes.
En París, según constató Airparif que es el organismo que mide la concentración de partículas contaminantes y de gases de efecto invernadero en la capital francesa, la calidad del aire mejoró a niveles que no se veían desde hacía 40 años.
Sin embargo, la amenaza está lejos de irse. De acuerdo con la OMS, 9 de cada 10 personas en el planeta respiran aire contaminado, es una cifra que arrastra una larga lista de consecuencias y retos que dimensionan la magnitud del problema que enfrenta la humanidad.
Por ejemplo, dice la ONU que 7 millones de personas mueren prematuramente en el mundo a causa de complicaciones atribuibles a la contaminación del aire. En Colombia, dijo el INS, esta cifra fue superior a los 15.000 fallecidos en un estudio realizado en 2016.
No obstante, como explica Andrés Pareja López, director científico de la Unidad de Toxicidad In Vitro de la Universidad CES, “ningún acta de defunción dirá que alguien murió por contaminación”. Precisa que la tarea de la ciencia es seguir hallando los efectos de los contaminantes del aire (como el material particulado) en la salud.
Por eso, buscando ampliar la frontera del conocimiento acerca del impacto que produce la contaminación del aire, así como las ideas para hacerle frente, la ONU celebró ayer el día del Aire Limpio.
Existe una receta
Para Eduardo Behrentz, vicerretor de desarrollo de los Andes, sí es posible aspirar a tener cielos azules. Para lograrlo, señala, es necesario seguir una receta que inventó California y ha sido exitosa en decenas de ciudades: evidencia científica, normativa e innovación con plazos.
California era considerada en los 60 la ciudad más contaminada del mundo, hasta que el químico holandés Jan Haggen Smith logró relacionar los gases que expulsaban los exhostos de los vehículos con el smog que azotaba a la ciudad.
Tras esto, y luego de un tira y afloje en el que se le fijaron plazos a la industria automotriz para reducir estos gases a riesgo de tener que marcharse del Estado, se logró la inclusión del convertidor catalítico que ayuda a reducir los gases expulsados.
“A partir de la política pública respaldada por evidencia científica, se logró forzar la capacidad de innovación de la industria”, concluye.
Cuatro décadas después sigue siendo, dice Behrentz, la pócima ideal. Hoy las principales ciudades del mundo reproducen esta fórmula al tiempo que ponen en marcha estrategias que hasta hace pocos años parecían impensadas.
En Ciudad de México, una firma francesa creó murales gigantes hechos con pintura Airlite, que purifica el aire contaminado en un proceso similar a la fotosíntesis, tiene capacidad para neutralizar la contaminación producida hasta por 60.000 vehículos.
En Londres y Berlín están haciendo paredes de tres metros con musgo que absorbe la contaminación y en Estados Unidos diseñan gránulos para recubrir tejas de hogares que convierten el smog en iones solubles que se lavan con la lluvia. Tokio logró perfeccionar una tecnología de incineración de desechos con 19 plantas que recogen 8.000 toneladas de basura diaria y con las cuales no solo logra contener las sustancias contaminantes que se expulsan tras la incineración sino que logra mediante este proceso producir electricidad.
Colombia, por su parte, expresó ayer el ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, sigue perfeccionando su sistema de monitoreo, uno de los más robustos de la región, con 204 estaciones distribuidas en 26 Sistemas de Vigilancia de Calidad del Aire, con cobertura en 22 departamentos y 91 municipios.
Los recientes proyectos de ley impulsados por el Gobierno, explicó, buscan crear las condiciones adecuadas para que a partir del 1 de enero de 2023 todos los vehículos diésel que ingresen o se fabriquen en el país sean de tecnología Euro VI o superior, la cual reduce las emisiones al aire de partículas en un 96 % en comparación con tecnologías que actualmente ruedan en el país.
Y aunque son los gobiernos los encargados de promover los grandes cambios en la lucha contra la contaminación del aire, el funcionario recordó que en los hogares y en la cotidianidad, los ciudadanos tienen una tarea de enorme relevancia.
“Moverse en bicicleta, no quemar basuras, cocinar con energías limpias, apagar luces y dispositivos que no estén en uso tienen un enorme impacto. No podemos seguir creyendo que este es un problema abstracto que no nos toca, sino que tiene profunda relación con cada cosa que nos ocurre a nivel social, económica y de salud”, dijo el ministro Lozano.
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millones de cultivos se pierden al año a causa de la contaminación del aire (ONU)