Un violento robo sacudió la tranquilidad de un conjunto residencial en la localidad de Suba, Bogotá, el pasado sábado 8 de febrero. Un hombre, que prefirió mantener su identidad en el anonimato, y su familia llegaron a su hogar alrededor de las 8:00 p.m. y se encontraron con una escena alarmante: una ventana estaba abierta y el interior de la vivienda completamente revuelto.
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“Lo primero que hicimos fue revisar si había alguien dentro”, relató el hombre a El Tiempo. Su esposa, al asomarse a la ventana, notó que el televisor había sido desmontado y que varias pertenencias faltaban.
Las cámaras de seguridad del conjunto revelaron que los delincuentes, encapuchados, intentaron entrar por otro acceso a las 7:34 p. m., pero fueron ahuyentados por vecinos que realizaban un asado. Sin embargo, minutos después, aprovecharon la escasa visibilidad provocada por los árboles y accedieron al conjunto.
Contrario a versiones iniciales, los ladrones no usaron una escalera humana para ingresar, sino que forzaron la reja, debilitada con el tiempo. En menos de un minuto, lograron abrirla y se dirigieron directamente a la vivienda de esta familia.
El robo duró apenas seis minutos. En ese tiempo, los delincuentes sustrajeron computadoras, relojes, dinero en efectivo, joyas y otros objetos de valor, sumando un total de $20 millones en pérdidas. Finalmente, huyeron por la puerta principal y regresaron por la misma reja que forzaron.
El ataque fue tan meticuloso que los afectados creen que los delincuentes estudiaron sus movimientos durante semanas. “Había una persona en el parque observando. Aprovecharon los momentos en los que los celadores abrían los garajes para no levantar sospechas”, explicó la fuente a El Tiempo.
La familia aún no tiene claro si la empresa de seguridad del conjunto asumirá alguna responsabilidad, ya que hasta el momento no han recibido respuestas por parte de la administración.
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Los afectados ya interpusieron la denuncia ante las autoridades y piden mayor control, pues la inseguridad en Bogotá sigue en aumento. “Este conjunto llevaba 20 años siendo considerado uno de los más seguros de la zona. La gente hacía asados, las puertas a veces no se cerraban porque se sentían tranquilos”, lamentó la víctima.
