Una polémica por el Informe Final sacudió a la Comisión de la Verdad a menos de dos meses de que se termine su mandato y de presentar ese documento que, además, es el resumen de todo lo que han venido recogiendo los comisionados en estos cuatro años de funcionamiento.
Las críticas vinieron desde adentro por parte del ahora excomisionado Carlos Guillermo Ospina, el único militar en retiro que hacía parte de la plenaria de comisionados y que dimitió este lunes tras asegurar que “no tenía un espacio” para dar sus opiniones en la Comisión a la que pertenecía.
Pese a que ese fue su argumento principal, lo cierto es que las discrepancias entre Ospina y los otros 10 comisionados datan desde hace más de un año y siempre tenían que ver con las diferentes miradas sobre el papel de la Fuerza Pública durante el conflicto como víctima y como victimaria.
En diálogo con EL COLOMBIANO, el excomisionado Ospina –cuya renuncia fue aceptada por la Comisión este mismo martes– reveló que su mayor disgusto con la Comisión fue por una serie de informes que empezó a investigar por su cuenta y que presentó ante la Comisión para que fueran publicados.
Según él, la entidad se negó a publicar dichos contenidos porque “podían afectar” la imagen de la institución y, entre otras cosas, porque no era una visión que compartieran la mayoría de los comisionados.
Otras fuentes de la Comisión le dijeron a este diario que dichos documentos parecían ser un “contrainforme” y que, además de estar supuestamente sesgados a favor de la Fuerza Pública, “carecían de rigor técnico, metodológico e investigativo”.
Ospina, por su parte, se defendió, se ratificó en sus posturas y mantuvo lo que calificó como idoneidad de sus informes.
¿Ha vuelto a hablar con el padre Francisco de Roux o con algún miembro de la Comisión desde que aceptaron su renuncia?
“Hablé con el padre el lunes cuando le presenté mi renuncia como una hora y media. Pero, de resto, no he vuelto a hablar con nadie más de la Comisión. Hoy (martes) hice mi despedida con el equipo que yo tenía”.
¿Alcanzó a entregar los informes que estaba haciendo de manera independiente?
“En mi carta de renuncia le anexo una carta entregándole oficialmente 10 libros de todo el proceso que yo hice en mi función como comisionado”.
Usted no tenía ningún capítulo del Informe Final a cargo suyo...
“Es verdad. Pero yo sí estaba como suplente en el de narrativa con la comisionada Marta Ruíz. Ante las diferencias de qué íbamos a hacer pues no volví a estar con ella y empecé a hacer ese informe independiente”
Nos dicen que los roces más fuertes entre usted y los demás comisionados empezaron a sentirse con esos informes adicionales que usted estaba preparando ¿Empezaron ahí o las discrepancias venían desde antes?
“Sí claro, es cierto porque lo que yo vi, encontré e investigué es distinto a lo que ellos tienen. Cuando la Comisión de la Verdad publique estos informes verán que son muy académicos, muy profundos y con una base de investigación. Todo eso va en contravía de la posición de los demás comisionados”.
Cuando usted habló de esos informes, ¿le dijeron que no los iban a publicar así tal como usted los había entregado?
“Sí. Me dijeron que no se podían publicar porque le hacían daño a la Comisión o a lo que otros comisionados estaban informando”.
Entonces, ¿ese fue el detonante de su renuncia?
“Claro. Yo soy comisionado y eso me da una autonomía para investigar, opinar y tener fuero. Yo no acepto la censura, yo no acepto que me corten esos informes o me los maquillen”.
¿Siente que la Comisión lo censuró?
“Sí, la Comisión me censuró, eso es correcto”.
En total son 10 tomos, ¿de qué hablaba usted en esos informes?
“Son 10 tomos, pero me quedó faltando uno. Entonces son 9. Los temas son orígenes del conflicto; combinación de todas las formas de lucha; correlación entre el poder político y el poder militar; pugna por Bogotá; Farc; DAS camino al olvido, que habla de la victimización que tuvieron los agentes del DAS que fueron secuestrados, asesinados y desplazados; un cuento que relata historias de víctimas de la fuerza pública; y un último que es un documental.
El capítulo 10 era un informe sobre el ELN pero se suspendió por amenazas que recibieron miembros del equipo”.
¿Los miembros de su equipo siguen en el exterior por las amenazas?
“Sí, yo tengo una persona exiliada y otra persona escondida por amenazas de muerte por estar investigando ese capítulo que yo tenía sobre el ELN”.
Algunas personas que tuvieron acceso a sus informes dicen que estaban sesgados para favorecer a la Fuerza Pública y que carecían de rigor investigativo y de claridad en la metodología. ¿Usted qué responde a esas afirmaciones?
“Mira, entre otras cosas, yo hablo muy poquito de la Fuerza Pública en todos esos informes. Hablo de las Farc, del Gobierno, de la combinación de todas las formas de lucha (...). Esto puede ser casi que una investigación científica”.
¿Qué cree que va a pasar con los informes que le entregó a la Comisión?
“Hasta el momento sé que no los van a publicar. Lo que harán es reducir el contenido y esos informes como yo los veo son un bien público. Pienso que deben ser publicados en su totalidad, sin maquillarlos”.
¿Hay otros comisionados que estuvieran haciendo informes adicionales así como usted?
Cada comisionado tenía un capítulo para trabajar.
Sí, pero usted ya me dijo que no tenía un capítulo, sino que estaba escribiendo otros 10 tomos a parte del Informe Final... ¿Había otros comisionados haciendo investigaciones a parte?
“Claro. La Comisión ha sacado muchos textos. Sobre el exilio y sobre otras cosas, lo mío no es un libro a parte, es en función de mi labor como comisionado.
Lo que pasa es que los puntos que yo le presenté al plenario que se deberían tratar no fueron aceptados. Y ahí fue donde dije que esto sí tenía que conocerse.