El registrador nacional, Alexander Vega, quedó en la mira de la opinión pública después de resultar mencionado en el caso Odebrecht por la presunta entrada de dineros irregulares a la campaña de Óscar Iván Zuluaga a la Presidencia de las elecciones de 2014.
Vega es abogado, hizo carrera política en el Partido de la U, la misma colectividad que llevó al poder al expresidente, Juan Manuel Santos, y llegó al despacho de la Registraduría en 2019, desde donde fue responsable de la filigrana de las elecciones presidenciales de 2022 que llevaron a Gustavo Petro a la Presidencia, oficina en la que en este 2023 tiene su último reto en el cargo: gestionar la contienda regional del próximo 29 de octubre.
Por estos días Vega no es noticia por su gestión en la Registraduría. Su nombre está en el centro de atención porque resultó mencionado en el caso Zuluaga por un presunto comportamiento que habría tenido en sus tiempos como magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE), corporación que, incluso, llegó a presidir.
Vega fue magistrado del CNE entre 2014 y 2018, periodo en el que esa corporación tuvo que investigar las denuncias por la posible financiación de Odebrecht a las campañas a la Presidencia de 2014. Si bien el fantasma de la constructora brasileña tocó los hilos de los proyectos políticos del exmandatario Juan Manuel Santos y del de Zuluaga, solo este último caso escaló en los estamentos judiciales a un nivel que tiene a Zuluaga a punto de ser imputado por la Fiscalía.
El ahora registrador llegó a ejercer como presidente del CNE para el periodo comprendido entre 2016 y 2018, cuando a ese despacho llegó un documento de la Fiscalía en el que le alertaban sobre que la Procuraduría de Panamá había reseñado la posible destinación de recursos de Odebrecht para la campaña presidencial de Zuluaga. ¿El problema? Que la legislación colombiana cataloga como un delito la financiación de extranjeros a las campañas políticas.
A ese asiento en el CNE, uno de los estamentos políticos más poderosos del país porque tiene la capacidad de definir a quién se investiga (y a quién no) por cuestiones electorales, Vega llegó con la nominación del Partido de la U gracias a una matemática política que siempre ha existido y que ha dejado a varios beneficiados en la historia política del país: son las mismas colectividades las que nominan a los magistrados. Mejor dicho: los partidos ponen a los togados que decidirán en el futuro qué procesos abrir.
Zuluaga mencionó a Vega en los audios del testigo clave de su caso, Daniel García Arizabaleta, material que está en poder de la Fiscalía. En esos folios se menciona que Vega habría influido dentro del CNE para que no prosperara la investigación contra Zuluaga. García Arizabaleta, quien habría sido el contacto de la campaña de Zuluaga con la constructora, también mencionó al actual defensor del pueblo, Carlos Camarago, quien para entonces también era magistrado gracias a la nominación del Partido Conservador.
Tanto Vega como Camargo votaron a favor del archivo del proceso, lo que en ese momento permitió pasar la página del capítulo de Lava Jato en Colombia, que tocó los altos mandos de varios sectores políticos en Latinoamérica, como el del presidente de Brasil, Lula da Silva.
Vega sostiene que sus actuaciones “como magistrado siempre estuvieron bajo el marco de la Ley, atendiendo las pruebas de cada expediente y con respeto por la autonomía e independencia de cada uno de sus miembros, como también de las decisiones colegiadas del Consejo Nacional Electoral”, negando a raja tabla la acusación que le hace García Arizabaleta.
Fue esa corporación la que tuvo que investigar el caso Odebrecht, en el que están los folios de la presunta financiación de la constructora a la campaña de Zuluaga, a lo que Vega responde que “las manifestaciones y señalamientos que se me hacen en dicha grabación no son ciertos. No existió pacto o compromiso alguno sobre las decisiones que se discutían en el interior de la corporación”.
Vega en la Registraduría: el voto electrónico y los votos del Pacto
Alexander Vega fue elegido por la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional como registrador nacional en reemplazo de Juan Carlos Galindo tras destacarse en un amplio concurso de méritos. Su periodo en ese despacho dura cuatro años y termina este 2023.
Desde ese despacho, con el lema de “la Registraduría del Siglo XXI”, se trazó la titánica tarea de transformar el Código Electoral, un objetivo que apenas consiguió en junio de este año después de que en 2022 el Congreso le tumbara el articulado que abrió paso al voto electrónico y obligó a los partidos a tener listas paritarias y cremallera para las elecciones en las corporaciones políticas. Si bien es un mecanismo que facilita la participación política de las mujeres, también es una forma de discriminación positiva.
De cuenta de esa misma norma, la Registraduría deberá adjudicar un contrato que sobrepasa los 206 mil millones de pesos para comprar nuevos softwares de voto electrónico que tendrán que ser distribuidos por todo el territorio nacional para que los votantes elijan si votan en un tarjetón físico o a través de recursos tecnológicos.
En las elecciones legislativas de 2022 que antecedieron la contienda presidencial, Alexander Vega quedó en medio de la polémica de los votos que le aparecieron al Pacto Histórico entre el preconteo y el conteo oficial de esa contienda del 13 de marzo, sufragios que permitieron consolidar a la coalición de Gustavo Petro como mayoría en el Congreso. En total, a Vega se le habían perdido 1’026.000 votos, una cantidad de tarjetones capaz de determinar un alcalde o alcaldesa en una ciudad como Bogotá.
Antes de llegar a algunos de los cargos más poderosos del control a la clase política colombiana, Vega se desempeñó como director ejecutivo para Colombia de Transparencia Electoral, también fue presidente de la Comisión Nacional de Encuestas y coordinador de Asuntos Electorales de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Su primer cargo público fue el de personero de Chía, rol al que llegó siendo un joven inexperto en política quien con el tiempo se convirtió en uno de los protagonistas de las discordias electorales de este 2023.