Colombia cuenta con 124 municipios que no tienen sitios adecuados para la disposición final de residuos. Esto, para Greenpeace, es un síntoma de la gravedad de la contaminación ambiental provocada por el plástico, en especial los de un solo uso, como pitillos, desechables o botellas, que corresponden al 56 % de lo que se consume.
Además, según narra Silvia Gómez, director de la organización en el país, en las playas y costas de Colombia, sobre todo en Bolívar, Chocó y Magdalena, donde no hay manejo de residuos, la contaminación es más preocupante.
Esa realidad llevó a la organización a aumentar las alertas y, desde hoy, impulsará una campaña para que el Ministerio de Ambiente empiece a generar políticas públicas que permitan controlar su uso y mitigar los impactos.
La campaña
La iniciativa, llamada “Grita bien fuerte: Colombia mejor sin plástico”, busca recolectar 80 mil firmas para presentarle al Ministerio esta petición, que incluye, además de implementar un plan de residuos, la eliminación de plásticos de un solo uso y visitar empresas para que asuman su responsabilidad en cuanto a los empaques en los que entregan los productos que oferta.
Aunque hay que recordar que Colombia ha avanzado en el control del uso de bolsas, poniéndoles impuestos para desincentivar su uso, vigente desde el año pasado.
“Colombia, al igual que en otras partes del mundo, está sufriendo gravemente la contaminación plástica. Debemos sumarnos a la vanguardia y ser parte del grupo de países que están liderando el cambio”, resalta Gómez.
Esta es la realidad
En promedio, cada colombiano consume alrededor de 24 kilos de plástico al año, según datos de la Industria en 2017, lo que refleja un exceso, “deberíamos volver a los termos para el agua, el tinto o cualquier bebida”, agrega Gómez.
Citando las cifras del informe del año pasado, destaca que el país consume, al menos, 1.250.000 toneladas. Teniendo en cuenta estas cifras y el impulso que iniciará Greenpeace para que se adopten políticas públicas en ese sentido, el exministro de Ambiente Manuel Rodríguez detalló que “cualquier esfuerzo que se realice para controlar y reducir el uso excesivo del plástico es muy necesario”.
Además, de acuerdo con Rodríguez, el país tiene un rezago en cuanto al control del uso de este material, y cita como ejemplos a Irlanda, Francia y Canadá, donde se controla. Con esto coincide la directora de Greenpeace, quien resalta que Colombia se puede guiar en las políticas de Chile. “Al 2050 las toneladas de plásticos superarían las toneladas de peces en los océanos, así de brutal es el tema”, dijo en ese momento la senadora Isabel Allende, promotora de la iniciativa en ese país.
Labor de todos
“Es un compromiso que debe ser asumido por todos, autoridades, empresas y ciudadanos, debemos llevar adelante este cambio cultural. Impulsar la migración hacia una reducción radical de plásticos de un solo uso”, agrega Gómez.
Otro esfuerzo en ese sentido es el proyecto de ley del representante a la Cámara liberal Juan Carlos Losada, radicado la semana pasada, con el que busca que a partir de 2030 se prohíba la fabricación venta y distribución de “plásticos de un solo uso”. Según el proyecto, entre 1950 y 2015, el mundo produjo 8.300 millones de toneladas de plástico, equivalentes al peso de 822 mil Torres Eiffel.
Aquí vale aclarar que, desde 2013 hasta la fecha, por el Congreso han pasado cuatro iniciativas que buscan regular el uso y producción de plástico de un solo uso (pitillos, por ejemplo), pero ninguna ha prosperado.
Ahora, para reflexionar lo que representa este fenómeno, Gómez y Rodríguez dejan esta cifra que debería retumbar en la mente antes de aceptar un pitillo: dura un minuto en fabricarse y tarda, por lo menos, 200 años en degradarse. Piénselo.
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millón de botellas de plástico se compran cada minuto en el mundo: Greenpeace.